miércoles, 10 de agosto de 2022

La ciudad de los vivos

Los que amamos la literatura somos muchos y en un mundo editorial trufado semanalmente de novedades y lanzamientos estrella y novelas del mes, del año, de la década y del siglo, muchas veces es complicado realmente encontrar esos libros que hacen que sigamos amando la literatura como desde ese primer día en que terminamos de leer el libro que nos convirtió definitivamente en lectores empedernidos. No es sencillo, sin embargo, dar con uno de esos libros que nos reafirmen en nuestra confianza en la literatura como poder transformador de las personas y la sociedad. A veces simplemente pasa que un libro, proclamado como libro del año, lo cumple y tras su lectura te quedas diciendo “¿qué acabo de leer?” anonadado e intentando asimilar lo que el autor te ha contado en un buen puñado de páginas. Asombra la rotundidad con la que este libro ha puesto de acuerdo a lectores, editores, libreros y críticos; no suele pasar.

La ciudad de los vivos es la reconstrucción minuciosa de un terrible, brutal e inhumano asesinato en Roma en el año 2016, cuando dos hombres de unos 30 años mataron cruelmente e infligiendo una tortura y un sufrimiento poco común a un chaval de unos 20 años asestándole puñaladas, cortes y martillazos. Nicola Lagioia se obsesionó con un crimen sangriento y cruel, que conmocionó a toda Italia y que durante meses fue carne de tertuliar televisadas, crónica negra en prensa y morbo en redes sociales con infinidad de mensajes y comentarios y vídeos y publicaciones al respecto. De esa obsesión ha salido un libro brutal, soberbio y que actúa como un puñetazo en el mentón del lector para despertarlo ante una realidad que ni la más negra o terrorífica de las novelas es capaz de igualar.

No hay dudas de que el asesinato de Luca Varani a manos de Marco Prato y Manuel Foffo fue un acto terrorífico y La ciudad de los vivos lo atestigua gracias a la labor de documentación y recolección de documentación y testimonios de personas involucradas en aquel suceso de Lagioia. Pero, lo que más pavor me causa, lo que más me turba es que todo lo que en las páginas de este libro se narra es la más pura y tangible de las realidades. Ni la más imaginativa y perversa de las novelas negras que haya leído hasta el momento llevan a un asesinato así, quizá también porque aparentemente, y que se haya podido saber tras investigaciones policiales y judiciales de este caso, no hubo ningún móvil aparente para que Prato y Foffo acabaran con la vida de Varani.

Se podría llegar a pensar si más de 450 páginas no es un poco excesivo para contar un asesinato. Es lógico, quizá solo el asesinato no daría para tanto, pero como toda historia basada en una obsesión en esta Lagioia también nos habla del entorno social en el que todo este suceso tuvo lugar. Roma es un elemento esencial en La ciudad de los vivos, de hecho, da título al libro. La decadencia de una ciudad vendida al turismo, donde nada funciona, donde todo el mundo va a su bola y a su libre albedrio porque nadie desde el poder hacer nada por arreglarlo, donde la corrupción política, moral, ética, cultura y social impregnan todos los rincones, y donde las ruinas del antiguo Imperio Romano no son más que la materialización macabra e irónica de la ruina interior que vive la capital de Italia.

En La ciudad de los vivos conviven una crítica feroz a la sociedad actual que ha hecho que los jóvenes no tengan un futuro hacia el que orientarse, con una definición de la toxicidad de las relaciones que la juventud entabla con su alrededor, tanto sentimentales como de amistad, donde la soledad, la desubicación personal, la represión de uno mismo, la homofobia (porque es de homofobia dentro y fuera del colectivo lgtbi), las drogas y el alcohol como ejes vertebradores del ocio juvenil y la escasez de dinero en un mundo donde todo gira en torno a tenerlo en grandes cantidades para creerse libre marcan a las personas. Este libro no es simplemente la crónica de un asesinato, su concepción, su ejecución y sus consecuencias posteriores, sino que se convierte en un espejo macabro en el que leer lo que somos como sociedad (y, aunque Roma sea la ciudad donde se centra todo, cualquier capital o gran ciudad del mundo pueden verse reflejadas en ella de una u otra manera).

La homofobia aún instaurada en la sociedad está en el corazón de esta historia. Una homofobia interna y externa, desde uno mismo a la sociedad, que hace que las personas teman y se nieguen a ser quienes son. Prato, Foffo y Varani eran homosexuales, el primero abiertamente, los otros dos se lo negaban permanentemente engañándose a ellos mismo y cayendo en pozos de perdición personales por vivir permanentemente una doble vida embustera. La ciudad de los vivos muestra como tanto la sociedad como nosotros mismos (ya que nosotros somos parte indisoluble de la sociedad) condicionan y generan acciones, sentimientos y odios cruzados que nos destruyen. Miedo da además reconocer en las páginas de este libro verdades como puños y ver cómo nos dirigimos a la ruina existencia casi sin frenos.

Quien empiece La ciudad de los vivos no lo va a soltar. Y no lo hará porque desde el primer momento subyuga, desde la primera página el lector se va a ver arrastrado por una mezcla de morbo, repulsión, odio y voluntad de saber y comprender el porqué de un asesinato de este calibre y magnitud. Pero como buen espejo que es de la sociedad que nos está tocando vivir, como pantalla en la que el lector va a ver los vicios y las pocas virtudes de una sociedad sin rumbo que exige y exige sin pararse a pensar en cuales son los debes y obligaciones para con ellos mismo y para con la sociedad, tampoco es fácil enfrentarla con total sinceridad, porque cada lector, todos a fin de cuenta vamos con ideas preconcebidas sobre cada uno de los temas que aquí se tratan. Lean y disfruten.

Caronte.