Una de las tareas más complicadas para un lector, al menos para mí, es elegir la lectura o lecturas que nos acompañarán durante nuestras vacaciones (que no el verano, que es mucho más largo y no hay problema de elección ya que en mi caso no es más que una prolongación del periodo ordinario del resto del año). En años anteriores lo que he hecho durante la semana de vacaciones que suelo irme a la playa a desconectar de todo y de todos (salvo de la lectura) ha sido llevarme algún libro para releer, actividad de la que no soy muy asiduo por eso de que releer algo ya leído me hace perder tiempo de leer algo que nunca ha pasado por mis ojos. Sin embargo, este año he decidido arriesgar algo más llevándome no solo una novela que llevaba en mi pila de pendientes muchos meses ya (casi un año diría yo) sino a un autor al que nunca había leído. Y solo me llevé un libro sabiendo que por su extensión y siendo en inglés no me daría tiempo a leer mucho más, asumiendo además el riesgo de que no me gustara y me quedara sin lectura vacacional.
La canción del cielo (título en inglés Birdsong, que cada cual saque sus conclusiones sobre la interpretación del título para su traducción) es una novela de amor y guerra, de luchas personales y superación, de muerte y vida, de salvación y condena. Con el trasfondo de la primera guerra mundial, esa guerra de trincheras, frío, barro, agua embalsada, terrenos pantanosos, bosques neblinosos y túneles hacia las profundidades de la tierra donde espiar al enemigo y tenderle trampas o caer sepultado en trampas contrarias; con este trasfondo Sebastian Faulks elabora una historia de amor y familia a lo largo del tiempo.
Siempre me han gustado las novelas históricas, o más que históricas, aquellas que tienen un trasfondo real, bien documentado, que hace que la historia principal cobre fuerza y matices de verosimilitud extrema. La canción del cielo no es una novela sobre la primera guerra mundial y al mismo tiempo es la mejor novela sobre la primera guerra mundial que me he leído. Faulks consigue que el trasfondo histórico en el que se desarrolla la historia principal de amor, traición, dudas, lealtades y miedos realce la intensidad de los sentimientos de los personajes y su destino. Pocas novelas he leído tan gráficas a la hora de describir los horrores de la guerra, los olores y sonidos, los silencios, la camaradería y el mismo tiempo el egoísmo individual de quien quiere salvarse a toda costa y volver a la vida de antes.
A lo largo de su medio millar de páginas, La canción del cielo narra la historia familiar de un soldado británico que combatió con heroísmo en la primera guerra mundial dividiendo la historia en tres épocas diferentes: 1910, cuando llega por primera vez a Francia para hacer negocios con un empresario textil francés de cuya, mucho más joven, mujer queda locamente enamorado y con la que se fuga; 1916-1918, época de guerra, de trinchera y de túnel en la que las relaciones entre los diferentes soldados, sus vínculos y sus vidas personales, sus sueños y sus deseos más carnales cobran protagonismo; 1978, época en la que Faulks introduce una especie de excusa para narrar las otras dos épocas y en la que nos presenta a la nieta del protagonista que intenta entender su presente rebuscando en el pasado familiar que desconoce.
Creo que no exagero si digo que La canción del cielo es una novela soberbia y muy bien escrita, cosa que me ha sorprendido para bien, que mezcla amor y guerra, probablemente dos de las cosas que más locuras llevan a hacer al ser humano. Con un ritmo constante en la narración y una manera de contar que hace que el lector no se sienta pesado en ningún momento sabiendo que tiene entre las manos una novela extensa, Faulks consigue atrapar al lector desde los primeros compases de la novela haciéndola, sino idónea, sí muy interesante para leer en la playa, a la sombra de una sombrilla y contrastar nuestro particular paisaje de entorno de lectura con las imágenes de pueblos franceses asediados y campos de labranza convertidos en barrizales y cementerios improvisados donde los restos humanos se esparcen como semillas de agricultor.
Pero ha habido una cosa que no he terminado de entender ni de comprender su por qué. No logro discernir qué parte juega en La canción del cielo todo lo relativo a 1978 y la nieta del protagonista. Esta parte encaja muy forzadamente introduciendo una subtrama muy alejada de la principal ambientada en la guerra. Se me escapa la intención de Faulks al introducir, sin necesidad realmente porque la historia sin esta parte “actual” sigue bien armada y construida, todo lo relativo a la nieta del protagonista. Creo que o bien debería haber dado un poco más de relevancia a esta parte o bien eliminarla, porque sinceramente no aporta nada.
Quitando esto último que he dicho, La canción del cielo ha sido todo un descubrimiento como novela y Sebastian Faulks se me ha revelado como un grandísimo escritor con una delicadeza increíble a la hora de narrar. Fui con cierto temor a mis vacaciones, no por las vacaciones en sí mismas, sino por que no me fuera a gustar este libro que me llevé. Al final, no solo lo disfruté inmensamente, sino que creo que no pude elegir mejor la novela que me ha acompañado este año hasta Fuerteventura. Creo que volveré a Faulks, quizá no pronto, porque tengo multitud de lecturas pendientes (cruz de los lectores irredentos y compulsivos), pero sí sé que volveré a leer alguna de sus novelas a pesar de que en España no sea demasiado conocido.
Caronte.
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