¿Que tenía muchísimas ganas de leer
este libro? Sí. ¿Qué tenía las mismas o incluso más ganas de leer por primera
vez a Ryszard Kapuściński? Pues también. Desde que por primera vez leí a Javier
Reverte hace años con su El sueño de África, el continente negó se me metió en
la sangre infectándome con su mal sin ni siquiera haberlo pisado nunca. Por
esta razón leo sobre África y sueño con ir algún día a contemplar su naturaleza
sin límites y llena de soberbia, la soberbia que da el saberse única y
legendaria. Porque de leyenda es todo lo que rodea al continente africano donde
belleza, penuria y guerras se dan constantemente la mano creando un universo
paralelo al que vivimos aquellos que no habitamos el desierto, las sabanas, la
jungla, las montañas o las costas africanas. Es cierto que hasta el momento he
leído principalmente o libros de viajes o de crónicas sobre África, aún no me
he adentrado lo suficiente en su narrativa y literatura, pero prometo que pronto
eso también lo iré solucionando.
Ébano es un libro que
recoge unos 30 años de crónicas periodísticas políticas y socioculturales sobre
todo el continente africano escritas por este inmenso, curioso y tenaz
periodista polaco, que como muchos otros antes, al llegar a África enfermó de
su mal y no se pudo quitar el agobiante calor, los olores penetrantes y los
paisajes extremos del continente de su alma. No hay ficción en ninguna de las
páginas de este libro, tampoco es necesario que la haya, porque en parte África
es tan irreal a veces, tan diferente a lo que un “occidental” (odio estas
palabras manidas y vacías que solo sirven para clasificar de manera clasista al
mundo) está acostumbrado que la realidad supera a la posible ficción que las
gentes de África, sus costumbres y sus paisajes pueden generar.
Ryszard Kapuściński fue un
maestro indiscutible del periodismo de crónicas, de esos viejos periodistas que
se lanzaban a vivir las experiencias de lo que querían escribir por su cuenta y
riesgo, haciendo amigos y enemigos, aliados y rivales, viajando, llenándose de
polvo, pasando hambre y miedo, arriesgando su propia integridad física para
poder contar de primera mano lo que pasaba en África durante los años en los
cuales el continente estaba más convulso y más cambios se produjeron en el
mismo. Ébano es un libro esencial para entender cómo fue el despertar de África
en el siglo XX, cómo pasó de ser un continente colonizado a ser un continente “libre”,
y lo pongo entre comillas porque mientras haya guerra, hambre y enfermedad crónica,
África nunca será libre del todo, seguirá tiranizada por la pobreza y la desidia
del resto del mundo que mira con impasibilidad lo que sucede más allá de sus paisajes.
Aunque no es un libro de viajes,
porque en absoluto en las páginas de Ébano se recomienda, ni se describe
más allá de lo necesario, experiencias o paisajes idílicos, sí que es cierto
que gracias a la manera de contar que tiene Kapuściński se generan en el lector
ganas de visitar África, mezclarse con sus gentes, recorrer sus polvorientos
caminos y dormir al raso de su inmenso e infinito cielo. Pero donde se centra
el periodista polaco es en narrarnos cómo un continente empieza a despertar y
pasa de estar oprimido por blancos europeos a estarlo por negros corruptos que
esquilman, odian y guerrean constantemente.
Etnias, clanes, tribus, familias,
guerras, hambre, muerte, sangre, dictadores, crueldad, animales salvajes,
mercenarios, secuestros, robos, enfermedades, religiones, ritos, creencias,
supersticiones, hechiceros, niños guerreros, mujeres fuertes, hombres corruptos…
Ébano muestra absolutamente todas las facetas que han contribuido a conformar
la imagen, entre idealizada y realista de un continente eterna y permanentemente
atizado por guerras y males que son casi endémicos en África.
Con los textos que en Ébano
se recogen los lectores podemos viajar de la mano de Ryszard Kapuściński por la
historia más reciente de África, y aunque las crónicas en este libro recogidas
abarquen hasta los 90 más o menos, podemos extrapolar sus lecciones hasta el
día de hoy, porque a pesar de que ahora África está más calmada que hace varias
décadas, ya no hay tantos golpes de estado, ni revoluciones, ni guerras en
diferentes puntos, el hambre, la enfermedad, el olvido por parte del resto de
la comunidad internacional (salvo China, que está siendo el país más
inteligente geoestratégicamente hablando) y el odio permanente entre etnias y
pueblos que deben convivir en un mimo país cuyas fronteras fueron trazadas por
europeos, todo eso sigue presente en mayor o menor medida por todo África.
Leer Ébano me ha hecho darme
cuenta de lo necesario que es tener un buen periodismo, crítico, resolutivo,
con profesionales que vayan al centro de la noticia y la cuenten no desde el
oficialismo de los ministerios y palacios presidenciales, sino desde la calle y
el polvo del camino, hablando con la gente que es la verdadera protagonista de
las decisiones que unos pocos toman en sillones y salones decorados profusa y
ricamente. Además, este libro me reafirma en la necesitad que tenemos de la
literatura en todas sus formas y géneros, en el poder de la palabra, de la
capacidad inmensa de conmover y emocionar, de mostrar la realidad. Tras su lectura
puedo afirmar que es uno de los libros fundamentales para poder entender el
presente de África y todo aquel que tenga el gusanillo dentro por este
continente debería hacerse con él y leerlo.
Caronte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario