En el último año todos hemos vivido algo que nunca antes habíamos experimentado y que ni imaginábamos que podríamos llegar a vivir: una pandemia global, desolación, soledad, encierro obligatorio en nuestras casas, una paralización absoluta de la vida. Pero como todas las situaciones extremas esta también conlleva cosas positivas. De una manera u otra todos hemos aprendido cosas, todos hemos cambiado. A mí la pandemia me trajo momentos de inspiración y desesperación, de tensa espera y resignación, de creación y de nulidad. Pero he aprendido algo de italiano, lo justo quizá para poder comprender textos medianamente complejos con bastante soltura, y eso me ha llevado a poder adentrarme en una cultura hermana, mediterránea, tan cercana a la española que a veces hasta da miedo ver las similitudes existentes. Y me ha traído todo un universo narrativo que, poco a poco, ya iba descubriendo en español pero que ahora puedo hacerlo en su idioma original.
Gracias en parte a este último año me he podido acercar a un librito como “La retornada” de una autora italiana que ha cobrado mucha relevancia en su país recientemente y gracias en gran parte a esta novela. Narrada en primera persona y con un estilo muy delicado, emotivo y sensorial nos cuenta la historia de una niña de trece años, cuyo nombre nunca sale mencionado, que vuelve con su familia biológica después de que la familia que la ha criado decidiera devolverla. Un planteamiento tan duro como suena.
“La retornada” (que en italiano se tituló “L’arminuta” palabra en dialecto italiano que quiere decir justo eso: la retornada) es una novela sobre la relación madre hija y en este caso, madres, ya que la narradora una vez desengañada, una vez enfrentada a una realidad dolorosa, incomprensible y sin respuestas, se ve desarraigada. Pero claro, cómo nos sentiríamos nosotros si un día cualquiera nos damos cuenta de que quien hemos considerado nuestra madre resulta no serlo y no solo eso, sino que nos devuelve a nuestra verdadera madre a la que después de 13 años tampoco somos capaces de considerar como tal. Obviamente es un dilema y un shock absoluto difícil de digerir. No seríamos nadie ni en nuestro pasado ni en nuestro presente.
El tema de las relaciones materno filiales no es nuevo en la literatura, de hecho, es probablemente uno de los temas más tratados a lo largo de la historia de la literatura. Sin embargo, en “La retornada” Donatella di Pietrantonio lo enfoca desde un ángulo diferente, nuevo para mí, original y duro, partiendo de una premisa desgarradora: la devolución de un hijo al que has criado desde bebé (los motivos de la devolución aparecen en la novela, hacia el final, pero no los puedo incluir aquí). Al final, la mayor relación personal que todos tenemos en nuestra vida, desgracias prematuras aparte, es con nuestros padres. Es con ellos con los que más años convivimos directa o indirectamente, sin elegirlos, además, de manera ‘impuesta’. Manejar esa relación sin manual de instrucciones nunca es sencillo y es por ello, por esa infinita variedad de maneras de relación con ellos que existe que la literatura es la más potente de las herramientas que tiene el ser humano para explorarlas.
He dicho ya, aunque de pasada, que “La retornada” es una novela escrita de manera muy sensorial. Y es que Donatella di Pietrantonio apela con su forma de escribir a los sentidos del lector presentando como raíz de nuestros recuerdos de siempre imágenes, sonidos, susurros, olores, ruidos, caricias, patadas, carreras, palabras, sabores, sensaciones, sentimientos. Porque al final nuestros recuerdos no se componen de escenas completas, no son secuencias de cine o escenografías teatrales, sino retazos que nos llevan a una época concreta o nos traen al presente a alguien que solo habita ya en nuestros recuerdos, en nuestra memoria.
“La retornada” trata además un tema que no es exclusivo de las relaciones padres/hijos, sino de cualquier relación personal donde haya un sentimiento puro y sincero. Y es el desengaña, la traición a la confianza depositada en alguien. Así, la narradora y protagonista de esta historia al enfrentarse a sus dos madres, la que durante trece años la ha criado y que ella consideraba la verdadera, así como la verdadera con la que vuelve, se enfrenta a que su vida, su confianza ha quedado destruida, devastada por la verdad. Una verdad que la hace madurar a marchas forzadas, que la lleva a sentirse doblemente huérfana, buscando al mismo tiempo unas respuestas a unas preguntas que en el fondo creo que no quiere responder. La retornada y su madre biológica, así como la que la ha criado, son tres seres extraños entre sí, con la confianza o quebrada o inexistente e imposible de construir o reconstruir.
La verdad es que “La retornada” me ha resultado una muy grata sorpresa, tanto por contenido como por haber sido capaz de leer una segunda novela ya en italiano, con un nivel léxico y gramatical un tanto más complejo que la primera que leí hace unas semanas. Me siento orgulloso de haber sido capaz de adentrarme en el mundo literario italiano en versión original y abrirme nuevos horizontes. Estoy seguro que voy a leerme las otras novelas escritas por esta escritora, y recomiendo encarecidamente que leáis esta novelita tan exquisitamente bien escrita y tan desgarradora a nivel sentimental (en España la ha editado Ediciones Duomo).
Caronte.
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