Hacía muchos años que no leía
nada de Cormac McCarthy y esta novela llevaba ya en mi punto de mira mucho
tiempo hasta que la encontré de segunda mano en una librería en el barrio
barcelonés de Gràcia. Esto fue en junio del año pasado y desde entonces ha
estado esperando su momento de ser leída pacientemente en la pila de libros
pendientes. La espera, aunque larga, ha merecido la pena ya que me he
reencontrado con unas sensaciones que ya tuve al leer la primera de las novelas
que conforman la trilogía de La frontera del enigmático escritor norteamericano
que publica con cuenta gotas pero que cuando lo hace logra aunar a crítica y
público. De hecho, y esto es una casualidad de última hora, ayer 8 de marzo se
anunció que McCarthy publicará en otoño dos novelas tras 16 años de su última
obra publicada, lo que sin duda constituirá todo un hito literario.
The crossing es la segunda
entrega de una trilogía ambientada en el oeste americano, en terreno de
frontera entre EE.UU. y México durante la primera mitad del siglo XX. Pese a
pertenecer a una trilogía, ni personajes ni trama tienen que ver nada en
absoluto con su antecesora All the pretty horses, y por tanto se pueden
leer por separado como novelas independientes. (No pasa lo mismo con la tercera
entrega de la trilogía – libro que aún no he leído pero que ya está en mi punto
de mira – en la que los personajes principales son los de cada una de las otras
dos novelas.)
Aunque con personajes diferentes
a la primera novela de la trilogía, The crossing sigue el ambiente
creado en esa primera entrega para traernos una historia de maduración
personal, de paso de la juventud a la madurez en un entorno hostil y fronterizo
(no solo físico entre las fronteras de dos países eternamente condenados a
entenderse y a compartir espacios, sino también psicológico entre el bien y el mal,
lo moral y lo indecente). Siguiendo los pasos de un joven vaquero y a ratos
también con él los de su hermano pequeño, que pierden a su familia y su vida
“tranquila” a manos de la violencia extrema de la frontera, el lector se
adentra en un mundo árido, seco, brusco y sin contemplaciones, donde la vida es
casi un accidente y donde vivir implica más bien sobrevivir.
Cormac McCarthy además es un
autor ya clásico de la literatura norteamericana, del western incluso. Y como
clásico bebe también mucho de los autores clásicos de la literatura. Así, The
crossing tiene aires de novela cervantina, donde el viaje del héroe (o
protagonista) se alterna con historias de terceros personajes que van
cruzándose en su camino conformando su madurar y su aprendizaje del mundo y de
la vida de otros. De hecho, para mí, esos incisos en la novela, donde el hilo
narrativo salta por los aires de manera premeditada son de lo mejor del libro.
Como buena novela de frontera los
personajes que van salpicando la narración también se encuentran en esa
frontera espectral que conforma los caracteres de aquellos que viven situaciones
donde la vida va más de sobrevivir que de dejarse llevar. Las condiciones extremas
de una región seca, árida, cálida y fría, arisca conforman el cómo son esos hombres
y mujeres: salvajes, bruscos, broncos, brutales… En The crossing McCarthy
retrata rápidamente a los personajes y le lector es capaz de saber de inmediato
ante qué tipo de hombre (o mujer) se encuentra.
También el uso del lenguaje es
fundamental en esta novela. The crossing muestra ese mestizaje de frontera
donde el inglés y el español se mezclan por igual a un lado y al otro de esa línea
imaginaria que suelen ser todas las fronteras del planeta. Líneas trazadas por
tiranos, reyes, diplomáticos, dictadores, poderosos o por el mismísimo dinero.
Los diálogos están trufados de partes enteras habladas en español, o mezcladas
entre español e inglés, dando a la narración esa veracidad y realismo que
muchas veces se echa en falta cuando se lee. Por otra parte, saliéndose de los diálogos,
que McCarthy hace prácticamente esquemáticos y lacónicos, las descripciones del
paisaje, de los viajes a caballo y de las situaciones más atroces y brutales
transmiten cierta ansiedad y angustia al lector, convirtiendo la lectura no
solo en un viaje sino en una manera de adentrarse en el alma de los personajes.
The crossing no es una
novela ligera de esas de playa en verano donde la atención a la lectura es
secundaria y no pasa nada por no prestar atención durante un puñado de páginas,
sino que es una novela en la que hay que poner toda la atención, no tanto por
la trama sino por todo lo que cuenta de manera directa e indirecta. Pero esto
es lo que me suele gustar de las novelas: que sean retadoras y que me planteen dilemas
morales a la hora de determinar bondades y maldades en los personajes. En la
obra de McCarthy, tan escasa en comparación con otros novelistas, todo libro es
una joya y así hay que valorarlo y disfrutarlo: como algo único, poco habitual
y extraño.
Caronte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario