Soy un apasionado de las historias sencillas, aparentemente simples, donde gente normal y corriente son los protagonistas de una historia sin estridencias ni extravagancias. Por esto Ignacio Martínez de Pisón me paree un autor soberbio que es capaz de conjugar un realismo familiar perfecto con un estilo que conjuga drama y humor a la perfección. Hace tiempo leí que Martínez de Pisón es así como un Galdós de nuestro tiempo y, sin haber leído a Galdós y sólo guiándome por lo que estudié del gran genio canario de las letras, tengo la impresión que Martínez de Pisón sí que podría ser considerado como esa reencarnación del autor canario con un siglo de diferencia en cuanto a la época en la que se ambientan sus novelas. Por eso también es un gusto cuando doy con algún libro de Pisón que no he leído y puedo hacerme con él en alguna de las librerías de segunda mano que suelo frecuentar.
Derecho natural es la historia de una familia disfuncional, rara, deshecha o mal formada desde sus inicios, que va poco a poco sobreviviendo gracias a un vínculo invisible e indivisible como es la sangre y el parentesco pero que en el fondo no avanza en el tiempo más que con rencores, pullas, odios, desprecios y silencios. Y todo contado a través de un narrador que no es otro que el hijo mayor de la familia: Ángel, quién será el encargado de hablarnos de su infancia, sus hermanos, su padre y su madre a lo largo de casi 20 años entre finales del franquismo (más o menos desde el atentado contra Carrero Blanco) hasta un epílogo en los años 90, tras haber recorrido el Madrid y la Barcelona de la transición y los 80.
Antes de pertenecer a cualquier otro género, Derecho natural es una novela que yo encuadro en lo que llamo realismo familiar que es donde Ignacio Martínez de Pisón más cómodo se encuentra siempre narrando. En esta novela se nos presenta una familia llena de conflictos donde la relación entre los progenitores es pésima: donde el padre aparece y desaparece constantemente siguiendo unos sueños que no siempre comprenden el cuidar de su familia, y que incluso considera un estorbo la existencia de dicha familia; donde la madre no termina de encontrar un hueco y siempre se siente agraviada por la ausencia de su marido; donde el hermano pequeño resulta ser un jovenzuelo ladrón, donde las hermanas falsas gemelas son usadas como moneda de cambio para luchar familiares enconadas.
Derecho natural es todo lo anterior y algo más. Porque Ignacio Martínez de Pisón siempre da importancia a la época en sus libros, a la época y a dónde están narradas sus historias. En este caso Madrid y Barcelona conforman una pareja de ambientes casi antitética. Por un lado, tenemos la Barcelona familiar, donde se desarrolla la vida permanente de la familia, una Barcelona en continuo cambio; por otro lado, está el Madrid consolidado que sirve como vía de escape y excusa para “huir” tanto al hijo mayor y narrador de la novela, que va a la capital a estudiar y empezar a trabajar luego, como del padre que es dónde termina ganándose la vida en garitos de mala muerte y dudosa reputación haciendo imitaciones de Demi Russos.
Pero no nos podemos quedar sólo en los sitios donde se desarrolla Derecho natural, porque en el fondo esta novela es todo un retrato de una época a través de personajes normales y corrientes que podríamos ser nosotros mismos, o nuestros tíos, abuelos, padres, vecinos, amigos. Sin querer ser un cronista histórico, y sin ser esta novela histórica, Martínez de Pisón nos cuenta cómo fueros los últimos años de Franco, la llegada de la democracia con las primeras elecciones municipales libres, el referéndum de la constitución, el golpe de estado de 1981, los años de la movida en Madrid, los estragos de la heroína… Y todo con ligereza, sin entrar en detalle, simplemente como acompañamiento ambientador de la historia principal que narra. Y esto es lo que hace que sea el reflejo de una época y de cualquier familia normal y corriente.
Llevo ya años leyendo a Martínez de Pisón, y a pesar de que siempre plantea el mismo tipo de novela entre histórica, social y familiar, cada uno de sus libros es una pequeña obra de arte de la literatura. Derecho natural es un libro magnífico, escrito con gusto y sabiendo combinar en su justa medida dosis de humor, naturalidad, hechos históricos y drama familiar. Por esto este libro funciona también; bueno, por esto y porque se lee con una fluidez digna de estudio que pocos escritores consiguen en novelas tan complejas y tan puramente narrativas.
Derecho natural es una novela para leer sentado cómodamente en un sillón con un café o té al lado y pasar una buena tarde o mañana de lectura dejándose llevar por la maestría de Ignacio Martínez de Pisón, autor que para mí en unos años será reconocido con el Cervantes o el Princesa de Asturias, ya que sus novelas no solo son un ejercicio brillante de escritura y literatura sino que conforman un fresco magnífico de toda una época: esos años en los que se terminó de conformar lo que a día de hoy constituye el grueso de nuestra sociedad y que nos definen como tal. Desde luego es una novela muy buena.
Caronte.
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