Cada vez tengo más claro que los libros y la literatura deben servir para conmover, para hacer visible lo que suele no serlo, para ponernos frente a aquellos que solemos evitar y no confrontar. Pocas suelen ser las ocasiones en que me adentro en obras de autoficción en las que lo que se narra no tiene nada de inventiva sino de pura y simple realidad y vida del escritor que decide abrirse en canal y plasmar como mejor sabe hacer sus miedos, inseguridades, traumas, dramas, pérdidas y alegrías. Si lo hago esta vez es porque este libro es de esos libros que oyes recomendar y del que lees opiniones que suelen siempre coincidir en lo bueno que es. Pero yo añadiría una cosa a todas esas reseñas y críticas, y es que este libro es necesario en tres ámbitos: primero para su autor, segundo para la sociedad colombiana y, tercero, para cualquier persona que quiera acercarse a lo que ha sido el conflicto armado que ha asolado Colombia durante la segunda mitad del siglo XX y los primeros años de este siglo XXI que nos toca vivir.
El olvido que seremos es la biografía novelada del padre de Héctor Abad Faciolince llamado como su hijo. Médico de formación y profesor universitario de profesión, Héctor Abad, fue asesinado en Colombia en los años ochenta por gente, probablemente poderosa, que decidió que era un personaje incómodo cuya manera de pensar y sus acciones encaminadas a liberar a la gente más desfavorecida de la tiranía y la dictadura de la insalubridad y la pobreza eran un peligro para el statu quo. Este motivo, tan absurdo, tan hiriente, tan miserable como excusa, fue el detonante de la pistola que metió un par de balas en la cabeza del doctor Héctor Abad.
Faciolince en este libro decide hacer un retrato de su padre, de los recuerdos que de él tiene, de cómo era, cómo actuaba, cómo quería que la sociedad. El olvido que seremos es una magnífica carta de amor, fidelidad, recuerdo, orgullo, honra y admiración de un hijo hacia un padre. Y esto es algo que se nota. Faciolince no escatima en descripciones de escenas familiares, íntimas, personales, para intentar ser lo más fiel posible a sus recuerdos de su padre. Obviamente la óptica de la narración tiene que dejar a un lado la objetividad para centrarse en el plano emocional y de recuerdos que un hijo puede tener de su padre, más si cabe cuando este padre es tan cariñoso, afectuoso, y atento con él.
Lo que podría terminar siendo un empalagoso y ñoño retrato familiar es un libro lleno de ternura y amor. Ternura y amor que Faciolince es capaz de hacer salir de las páginas de El olvido que seremos para que el lector las sienta como propias y pueda decirse que forma parte de la familia Abad. Pero no es solo amor y ternura lo que este libro rezuma y transmite; también hay rabia: la misma rabia que el lector siente al leer cómo por la intolerancia, por mantener un statu quo injusto y desigual en una sociedad tremendamente desequilibrada entre ricos y pobres, se mata a aquellas personas que solo intentan cambiar las cosas a mejor, para que aquellos que siempre lo han pasado mal puedan salir de su situación de pobreza y exclusión para vivir dignamente en libertad.
El olvido que seremos no es solamente el retrato del doctor Héctor Abad, sino de toda una sociedad, la colombiana, que ha vivido durante décadas una violencia endémica y enquistada en lo más profundo de la misma y que está costando dejar atrás aún a día de hoy. Faciolince consigue hacer de lo particular e íntimo de su familia, de su padre, una generalización de lo que se ha vivido en Colombia durante muchos años, y especialmente de los cruentos años del plomo que fueron los ochenta, donde día sí día también eran asesinados hombres y mujeres que luchaban por una sociedad libre, justa, igualitaria.
Dije al principio que hay libros necesarios que nos muestran parte de la realidad que se nos suele ocultar o que intentamos evitar a cualquier coste. El olvido que seremos es un libro necesario porque plasma de manera cierta y verídica, real, lo que fue el día a día de un país, Colombia, desangrado por muchos costados a costa de violencias intolerables y rabiosas que pretendían seguir manteniendo al pueblo sometido eternamente aceptando su realidad sin poder si quiera intentar cambiarla. El doctor Héctor Abad es un ejemplo particular de las decenas de muertos que los diferentes conflictos armados en Colombia y la imposibilidad e ineptitud para resolverlos mediante el diálogo y la lógica dejaron en su camino durante el último medio siglo.
Héctor Abad Faciolince ha conseguido aunar en El olvido que seremos sus fantasmas personales derivados del asesinato de su amado y respetado padre con la historia misma reciente de Colombia en un libro necesario que transmite tanta rabia como ternura paterno-filial. Recientemente además se ha estrenado una adaptación cinematográfica de este libro que quizá, entre lectura y lectura, me anime a ver para ver cómo se lleva a la pantalla el compendio de emociones y sentimientos que contiene este libro tan sencillo de leer y tan directo al corazón de los lectores.
Caronte.
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