miércoles, 16 de junio de 2021

Océano África

 

África… Solo nombrar el continente negro, la cuna del hombre, me hace estremecer. Amo África desde hace años y nunca la he pisado. Pero quiero. Es uno de mis mayores sueños: viajar por África y no solo por esos paisajes constantemente retratados en películas y documentales, sino por todo el continente, conociendo sus pueblos, etnias, culturas y tradiciones milenarias. Pero claro, quizá todo sea una ilusión creada a través del cine, los documentales y la literatura, y la primera vez que pise África, si es que piso el continente negro alguna vez, me lleve tal decepción que destierre su nombre y leyenda a los confines de mi olvido. No creo que pase. Siento que necesito visitar África, oler a sudor, no ducharme a diario, llenarme de polvo, temer al mosquito de la malaria y acojonarme con los ruidos de la noche acampado en mitad de una reserva natural rodeado de vida salvaje. Por esto llevaba tiempo queriendo leer este libro, mitad crónica de viaje mitad crónica periodística, de un reportero al que sigo desde hace tiempo: Xavier Aldekoa.

Xavier Aldekoa es corresponsal en África del diario catalán La Vanguardia. Lleva años recorriendo el continente negro cubriendo todo tipo de desgracias, que es el único tipo de noticias que produce esa vasta y multiétnica región de la tierra. Océano África es una recopilación de viajes y experiencias por multitud de países del continente, recorridos como antaño: valiéndose de la gente, sin exigir tratos de valor por su trabajo de periodistas, y arriesgando su vida también por ello, ya que así cómo alguien anónimo podría recorrer África más o menos sin problemas (y siempre teniendo en cuenta que un blanco resulta llamativo siempre), un periodista no puede pasar desapercibido: lleva demasiado equipo valioso (cámaras de vídeo y de fotografía, carretes, tarjetas de memoria, móviles, ipads, objetivos…) que le hacen objetivo de personas corrompidas por las circunstancias de la vida.

Para los que la literatura de viajes en un género de una trascendencia e importancia capitales sabemos que en España el gran referente de este tipo de literatura fue Javier Reverte (aunque antes autores como Delibes o Cela, grandes nombres de las letras españolas, ya hicieran libros de viajes). Quien piense que Aldekoa tiene algo que ver con Reverte se equivoca. Nada tiene que ver Océano África con los libros sobre áfrica escritos por Javier Reverte. Pero poco importa. Aldekoa no es Reverte y tampoco pretende serlo. Así como Reverte en sus libros solo pretende contar sus viajes y de hecho viaja para contar; Aldekoa viaja también por gusto y para contar al mundo qué pasa en África predominando su faceta de reportero que la de escritor.

Mediante capítulos de muy diversa extensión Xavier Aldekoa conforma en Océano África un mosaico casi completo de toda la geografía africana ya que a lo largo de sus casi trescientas páginas recorre más de una docena de países contando tanto sus experiencias personales como los conflictos que va a cubrir y relatar para La Vanguardia. Quizá a veces es más reportero que cronista de viajes, pero no es un impedimento para que la lectura del libro sea amena, interesante y evocadora, porque también hay mucho de crónica viajera y de cómo Aldekoa y sus compañeros, cuando va acompañado, se las ven y se las desean para moverse por un continente donde la amabilidad desinteresada y el chantaje violento conviven en casi total normalidad.

Leer sobre la realidad de África siempre es incómodo porque todos los males que sufre el continente salvaje vienen derivados de su pasado colonial donde los europeos (al menos nuestros antepasados) dejamos una sociedad desgarrada y al descolonizar dividimos los países como nos convino sin tener en cuenta la historia propia de cada región, etnia, tribu o clan. Océano África es un libro en el que Xavier Aldekoa nos muestra no solo el presente del continente, sino también el origen objetivo (aunque sin entrar en detalles históricos relevantes ni profundos) de muchos de las desgracias que siguen destrozando África. Aunque también haya pequeñas pizcas de esperanza en algunos países, aunque suele corresponder con esos territorios que poco o nada tienen que ofrecer a países y multinacionales occidentales.

África bien podría llamarse el Continente Olvidado, pues una vez los europeos dejamos esquilmados los países y regiones a su suerte a mediados del siglo XX nos olvidamos completamente de sus problemas relegando al olvido y la oscuridad de la memoria que el origen de muchos de ellos fue nuestra presencia. Océano África nos habla de conflictos tribales, del alza del islamismo radical en secuestros, atentados y terror; de la explotación sin fin de sus recursos por parte de empresas multinacionales que no solo expolian a los africanos, sino que destrozan la magnífica y pura naturaleza africana; de hambrunas causadas por guerras y por sequía cada vez más radicales por el efecto del cambio climático; de campos de refugiados desbordados; de niños muriendo pudiendo salvarse con apenas un gesto mínimo europeo u occidental; de las enormes desigualdades generadas y perpetuadas por la corrupción de las élites africanas que hace que en apenas un kilómetro se pase de un rascacielos de lujo a la chabola más miserable e insalubre. Es duro leer sobre todo esto, pero también muy necesario, como nos hace saber Xavier Aldekoa cuando, de manera más íntima que periodística, nos habla de la impotencia que siente al ver ciertas cosas.

Si comparo (y no debería porque ya se sabe que las comparaciones son odiosas) Océano África con los libros de Javier Reverte sobre el gran continente salvaje, obviamente no habría punto de comparación en cuanto a libro de viajes. Sin embargo, este libro de Aldekoa, su primero, además, no es simplemente un libro de crónicas periodísticas camufladas de literatura de viajes, es también un viaje diferente por África: no hay safaris, ni acampadas bajo las estrellas, ni navegaciones por lagos y ríos caudalosos africanos. Pero está África y los africanos en cada una de las páginas de este libro y con eso me basta, porque además está bien contado, de manera simple y sencilla, sin datos excesivos que nos lleven a distraernos de lo que Aldekoa quiere mostrarnos y enseñarnos de la tierra que le tiene robado el corazón y el alma.

Caronte.

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