Esta vez la elección de esta
novela ha venido motivada por fiarme de la editorial que la publica y no por
nada más. De hecho, hace ya un tiempo que mis lecturas no se guían por las
sinopsis de las contraportadas ni por resúmenes ni nada por el estilo. Voy más
a por títulos o autores que me han llamado la atención sin pararme mucho a
pensar de qué va a tratar el libro que voy a leer. Esto puede ser una gran
ventaja porque te ahorras las ideas preconcebidas, pero también es un peligro
sobre todo si te dejas llevar demasiado y empiezas a leer una novela pensando
que es novela, y cuando empiezas te das cuenta que de novela no tiene nada y es
una autobiografía camuflada de narrativa personal o auto ficción. Y es que este
género tan extendido últimamente está muy lejos de interesarme lo más mínimo, y
si alguna vez me he acercado a alguna obra de ese carácter ha sido por dejarme
llevar demasiado por críticas.
Cada persona tiene una relación
diferente con la literatura y busca respuestas distintas. La relación que se
crea entre un lector y la literatura es única e intransferible. No existen dos
lectores iguales, ni tan siquiera parecidos. Por ello hay libros para todos,
géneros, autores, historias y formas de narrar y contar. Y cada persona buscará
y leerá y disfrutará de aquello que le conmueve, emociona y llena. La loca
de la puerta de al lado es un libro escrito por Alda Marini en el que la
escritora italiana, casi olvidada incluso en su propio país debido a su
enfermedad mental, narra su vida y cómo tuvo que lidiar siempre, desde que era
joven con un mundo que su trastorno mental le hacía ver de manera diferente a
como alguien “normal” lo vería.
Con un estilo tan personal como
lírico y onírico, lleno de imágenes sugerentes, hermosas y poéticas, Alda
Merini narra en La loca de la puerta de al lado diferentes episodios de
su vida divididos en cuatro secciones: amor, secuestro, familia y dolor, en las
que reflexiona en pequeños fragmentos, no siempre conexos, sobre esos temas que
marcaron su vida, sus éxitos y fracasos, sus alegrías y penurias, sus momentos
de tormento y sus momentos de pasión.
El problema que he tenido con La
loca de la puerta de al lado es que sinceramente, más allá de haber disfrutado
de un estilo muy personal y poético, poco más me ha interesado. Con todo el
respeto del mundo tanto a la autora italiana, una de las grandes olvidadas de
la literatura transalpina, como a la editorial, a la que respeto profundamente
porque me ha dado ya varias lecturas soberbias, en esta ocasión la auto ficción
o directamente la autobiografía quizá novelada me ha dejado no solo indiferente
sino frío y totalmente desinteresado. No encuentro puntos en común con una autora
cuya vida, siendo trágica y dramática y estando llena de dificultades y
prejuicios negativos en una época donde a los locos se los internaba sin
posibilidad casi de redención, poco me aporta o con la que en poco o nada puedo
sentirme identificado.
Mi poca conexión con La loca
de la puerta de al lado no impide que reconozca que es un libro valiente y
desgarrador en el que Marini se expuso a carne viva dejando en su escritura
todos sus miedos, rencores, esperanzas y traumas. Y esto siempre es difícil.
Tengo la impresión que pocos libros autobiográficos son tan sinceros como este;
en pocos libros de auto ficción, tan de moda ahora mismo, sus autores, centros
ególatras de la narración, se desnudas con tanta verdad como lo hizo Merini en
esta obra casi nacida de sus entrañas, casi una parte más de ella misma, de su
conciencia, de su alma.
Pero aún así me he aburrido
porque no me interesa saber de la vida de autores que nunca he seguido o
admirado o leído previamente. De hecho, es que me importa poco o nada la vida
de nadie real. Yo en la literatura busco historias diferentes, nuevas, llenas
de imaginación e inventiva, que me trasladen física y sensorialmente a otros
mundos que sean como este, a otras latitudes, a otros ambientes que no suelo
frecuentar, que me expongan sentimentalmente y reten mi intelecto con dilemas
morales que giren alrededor de los más profundos temas que siempre han
preocupado al ser humano. La loca de la puerta de al lado no ha cumplido
con ninguna de esas premisas que busco en un libro. Insisto en que lo único que
podría salvar es el estilo, verdaderamente bello y lleno de imágenes creadas
por una escritora probablemente excepcional pero tocada con una mente distinta
y poco o nada comprendida.
Caronte.
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