No recuerdo muy bien qué me llamó
la atención de esta novela y, sin embargo, me hice con ella en mi librería
preferida de segunda mano, aquella que me ha descubierto muchos autores desde
aquella primera tarde que la pisé hace ya muchos años. De Jorge Carrión apenas
conocía nada de su obra, simplemente le oí presentar en el telediario hace no
muchas semanas su última novela: una narración híbrida e inclasificable que simplemente
por el hecho de mezclar géneros ya me llamó la atención. El título sí que despertó
curiosidad, porque además en la librería no solo estaba esta novela de Jorge
Carrión sino las otras dos con las que forma trilogía (no argumental, sino temática).
Por eso creo que decidí a leerla y a adentrarme en un mundo literario nuevo
que, en el fondo, siempre es un reto y una aventura, y como lector me considero
aventurero y buscador de nuevos horizontes.
Intentar clasificar Los
muertos dentro de algún género literario puede ser misión imposible porque
creo que no encajaría en ninguno de ellos. Si nos centramos en su trama y
argumento pues podríamos decir que es una novela de ciencia ficción fantástica,
pero aún así esta descripción se nos quedaría muy corta ya que la forma en que
está narrada nos hace ver que lo que tenemos entre manos y estamos leyendo va
más allá de lo tradicional y convencional, de algo prestablecido y clásico. No
se puede describir el argumento de esta novela sin decir que en el fondo lo que
en ella se narra no es más que la descripción detallada de lo que sería una
serie de televisión, dividida en dos temporadas, y un par de artículos periodísticos
o incluso universitarios sobre la misma.
Jorge Carrión va más allá de la
literatura en Los muertos. Incluso me atrevo a decir que sobrepasa la metaliteratura
para hacer una obra de arte narrativa, una joya muy bien engarzada, tallada y
pulida, para que brille por todas sus caras y termine por deslumbrar al lector.
Forma y fondo se dan la mano para conformar un conjunto narrativo de primer
nivel y que no se suele ver muy a menudo en el panorama literario español. En
el fondo, esta es una novela muy arriesgada principalmente por cómo se presenta
la historia al lector: una primera parte en la que se plasma en papel el guion
y el desarrollo de una serie de televisión (pero que el lector no sabe que es
una serie de televisión hasta que llega a la segunda sección de la novela); una
segunda sección en forma de artículo en el que se desgrana la temporada y el
fenómeno que supuso el estreno en televisión; una tercera igual que la primera
en la que se desarrolla la segunda temporada de la serie; y una última sección
en la que, también a modo de artículo, se hace una análisis del origen y las
influencias de la serie y sus creadores.
A medida que fui leyendo la
novela y atisbando por dónde me quería llevar su autor fui disfrutando más y más
de Los muertos. Parte además de una premisa muy interesante y es la mezcla
de la ficción con la realidad, el intercambio de géneros y el hacer pasar por
mero ensayo lo que es uno de los ejercicios de ficción narrativa más originales
que he leído nunca. Pero es que esta novela no es para pararse en los detalles,
ni en su argumento, ni en su estructura: esta novela está para disfrutarla como
un todo y para dejarse llevar por el inmenso poder que tiene la buena literatura,
que no es otra que la que no solo te lleva a otra dimensión (la literaria) sino
que, incluso, te hace dudar de la realidad tangible que nos rodea y llegar a
hacerte la pregunta: ¿cuándo y en qué plataforma han emitido la serie Los
muertos y por qué yo no la he visto ni me he dado cuenta de ella?
Sorprende y ayuda al contraste en
todo el libro los dos registros que Jorge Carrión emplea en la narración. Así,
si en las dos partes principales de Los muertos, aquellas en las que se
narra la propia trama de lo que es la serie homónima, el registro es muy
cinematográfico y visual, con frases cortas que simplemente sirven para ubicar
la escena y avanzar la acción sin florituras, en las otras dos secciones del
libro, lo que se supone artículos y ensayos sobre la propia serie, Carrión
emplea un estilo mucho más académico y divulgador. Y todo sin perder el norte,
sin dejar de tener claro que el objetivo que busca es tener al lector
permanentemente en activo para involucrarle en la novela y la narración.
No exagero si digo que la lectura
de Los muertos ha sido de las mejores experiencias lectoras que he
tenido en mucho tiempo. Por diferente. Por retadora. Por fresca. Por tremendamente
original. Poco se conoce a Jorge Carrión para lo que merecería ser conocido, y
poco se habla de una novela como esta que deja al lector con cara de idiota,
pero sabiendo, una vez ha terminado la lectura, que ha leído algo importante,
bueno, grande. Un librazo en toda regla con una mezcla de literatura y ficción
desbordante, toques bestiales de metaliteratura en los que se pregunta y se reflexiona
sobre el arte, la creación y los límites de la propia ficción, y una estructura
que es imposible que deje indiferente a nadie.
Caronte.
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