Llevaba tiempo sin leer a Greene
y en Cracovia, en una librería americana, encontré que tenían en oferta libros
de la edición roja de Penguin Vintage, y entre ellos muchos libros de Greene:
me hice con tres, entre ellos The Ministry of Fear, novela que llevaba
mucho tiempo queriendo leer por ese título tan orwelliano y distópico. Y es
que, sin saber el argumento de la novela, ver este título tan poco Graham
Greene me llamó mucho la atención. Greene es un autor puramente de ficción,
pero ficción realista, de la que podría haber ocurrido en las recónditas
sombras de la realidad. Y sin embargo este título, título que hace referencia a
un lugar, un organismo que en la propia novela apenas sale mencionado dos veces
si no recuerdo mal. Un título encaminado a sugestionar al lector desde antes
incluso de empezar a leer.
Todo empieza por una tarta. Una
tarta rifada con truco a quien adivinara el peso exacto de la misma en una
feria organizada por una asociación que representa a las naciones libres en el
Londres de pleno bombardeo alemán (o Blitz). Una confusión a la hora de
detectar e identificar a un hombre le lleva a ganar la tarta tras un encuentro
misterioso con una vidente y desde ese momento será objetivo de una
organización subversiva que pretende debilitar al Reino Unido en la IIGM. The
Ministry of Fear es una de las novelas menos conocidas de Greene y, sin
embargo, me ha parecido de sus mejores novelas de espías y probablemente de las
más puras.
Usando el miedo como telón de
fondo, Greene urde una trama donde el protagonista constantemente está huyendo
hacia adelante, escapando de unos enemigos que no es capaz de reconocer y
encontrándose en situaciones que es incapaz de explicarse de manera lógica y
racional. The Ministry of Fear es un thriller clásico además, donde la
muerte, la violencia y la tensión ante lo imprevisto y desconocido recorren la
novela de principio a fin, y donde cada personaje nuevo que aparece puede
resultar no ser lo que aparentemente puede parecer.
Graham Greene fue un escritor que
vivió lleno de preocupaciones existenciales y acuciado por ciertas reflexiones
sobre la vida que quedaron marcadas en prácticamente todas sus novelas. The
Ministry of Fear no iba a ser menos y en esta ocasión Greene presenta a un
personaje a quien el recuerdo de un acto pasado, un acto de compasión y amor, de
un acto encaminado a evitar un sufrimiento grande que lo único que generó fue
una muerte y un peso enorme y eterno en su conciencia. Es ese acto pasado, por
el que pagó su precio correspondiente y que por tanto a ojos de la sociedad
quedó como pecado expiado, sigue muy presente en la vida del protagonista de la
novela y durante toda ella el lector verá cómo aquel acto determina muchas de
las cosas que ocurren y, sobre todo, la manipulación psicológica a la que el
protagonista se verá sometido.
Pese a que el título
involuntariamente, y guiado por mi subconsciente, me decía que iba a
encontrarme con una novela diferente, la verdad es que The Ministry of Fear
sí que ha terminado siendo una novela que no esperaba, aunque no lo haya sido
en el sentido que mi cabeza creía esperar. Que el título pueda indicar casi sin
dudas que este libro esconde en sus páginas una novela distópica no es más que
sugestión del lector que está acostumbrado a novelas y series de televisión muy
orwellianas. Pero esta novela es radicalmente opuesta a una distopía y la
ambientación durante el Blitz de Londres no hace más que acrecentar su sentido
histórico y realista. Greene supo que con ese título tan sugestivo llamaría la
atención y así es, pero una vez dentro de la novela da al lector algo que no
espera pero que se disfruta de principio a fin.
The Ministry of Fear es
una novela para aquellos que ya conocen de sobra a Graham Greene, pero también
puede ser una buena opción para aquellos lectores que estén empezando a
descubrirle ya que en ella se mezcla tanto el espionaje, género del que Greene
es maestro indiscutible, como la reflexión psicológica y filosófica profunda,
con personajes de doble lectura y una trama que avanza a un ritmo frenético
dando una lectura amena, adictiva y activa. No voy a estas alturas de la
lectura a engañar a nadie negando que Greene es uno de mis escritores
anglosajones preferidos, porque de hecho es de esos autores refugio de los que
ya he hablado en otras ocasiones, a los que vuelvo siempre con ganas sabiendo
que leeré en terreno conocido sintiéndome cómodo.
Caronte.
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