Los Premios Nobel siempre me han
generado mucho respeto. Creo que ser digno de una distinción como la sueca
presupone ya cierto nivel, cierta categoría, en el mundo de la literatura. Pero
que un autor tenga el Nobel no es sinónimo de que su obra deba gustar. Vargas
Llosa, Cela, García Márquez, Saramago, son autores a cuya obra vuelvo
constantemente porque me hacen sentir par lectora y reconfortarme con historias
sobre temas universales contadas con estilos llenos de matices. Sin embargo,
Böll, Golding o Grass se me hicieron pesados de leer (por no querer decir
infumables). Pero los premios literarios de cierto prestigio son así y nadie
puede hacer nada para que eso cambie. La aclamación de crítica y público rara
vez coinciden, por eso cuando lo hacen las sensaciones son soberbias. Poder
conectar con un Nobel, para mí, es una sensación extraña, que me acerca a un
nivel de lecturas alto, con cierto prestigio (puede que suene pretencioso, pero
es así). Mientras que cuando leo un Nobel y me quedo indiferente y frío algo se
rompe y retrocede en mi mundo literario.
Un lugar llamado Antaño
fue una de las primeras novelas publicadas por la reciente (2018) Nobel Polaca
Olga Tokarczuk allá por 1996, aunque no haya sido hasta hace bien poco que se
haya editado y publicado en España (al albur de la concesión del Nobel
supongo). Que comprara y leyera esta novela, que ni de lejos estaba en mi lista
mental de libros y escritoras que descubrir, es culpa de un amigo editor que
una mañana mientras paseábamos por la Feria del Libro Viejo y de Ocasión de
Madrid, y viendo esta novela en uno de los puestos, me dijo que me comprara el
libro que probablemente me iba a gustar. Bueno, lo de gustar lo podría
entrecomillar porque no es que me haya disgustado sino, que simplemente me ha
dejado bastante igual la lectura de una novela que venden como llena de un
realismo mágico a la europea, pero con la que yo no he logrado conectar en
ningún momento.
Es un poco indignante que en el
propio resumen del libro que se hace en la contraportada se hable de Un
lugar llamado Antaño como una novela de realismo mágico. Me parece un
insulto que se intente encuadrar este libro en una corriente de la que García
Márquez fue uno de sus principales valedores y cuyas novelas sí están
impregnadas de un realismo mágico que deja al lector en la frontera de un mundo
imaginario pero real. Tokarczuk narra la vida en un pueblo mediano polaco de
sus habitantes: sus relaciones personales, sus envidias, rencores, rencillas y
perdones… Pero de realismo mágico no veo nada de nada… Que simplemente porque
el pueblo donde se desarrolla la acción no exista y porque en toda la novela se
usen recursos literarios que deforman la realidad que, comúnmente, un lector
entiende como verídica, empleando trucos bastante manidos ya no debería ser
suficiente como para tratar esta novela dentro del realismo mágico.
Para mi el realismo mágico
implica una deformación de la realidad donde lo fantástico e improbable se
entremezclan con lo real y tangible para conformar una unidad narrativa casi
perfecta en la que la ficción sirve para explicar y entender mejor el mundo en
el que vivimos. Un lugar llamado Antaño es una novela que roza el realismo
costumbrista, más el que el mágico. No hay una deformación suficiente de la
realidad y se exponen hechos en lugares y condiciones que bien se pueden
identificar con cualquier pueblito polaco que haya vivido el siglo XX con sus
dos guerras mundiales y su dictadura comunista bajo el yugo asfixiante de la
URSS. En esto no veo yo mucho realismo mágico y, sin embargo, he estado toda la
novela buscando paralelismos con aquellos autores y novelas del realismo mágico
como yo lo entiendo y poco he encontrado, por no decir nada…
No voy a quitar méritos a una
novelista como Tokarczuk, que supongo que tiene su público y que por algo
recibió el Premio Nobel hace un par de años. Tampoco quiero que parezca que Un
lugar llamado Antaño es una pésima novela, porque no lo es para nada. Solo
quiero dejar claro que aquello que se vende como una novela llena de fantasía
para contar el terror del día a día de una sociedad y un pueblo prototípico y
representativo de un todo, dejando a un lado la frialdad que a veces puede
tener el costumbrismo. Como novela realista costumbrista estamos, aunque una novela
notable en el que su coral de personajes conforma una partitura narrativa digna
de mención. Pero pese a esto tengo que decir que no he llegado a conectar con
la novela, ni con la trama, ni con el ritmo.
Como dije al principio, no haber
llegado a conectar con Un lugar llamado Antaño, con esta novela de la
novela Tokarczuk me hace sentir mal. Y no sé el motivo real para ello. En el
fondo debería sentirme orgulloso de ser capaz de leer a un nobel y
cuestionarle, pero también tengo la sensación de haber fracasado como lector no
sabiendo valorar lo que he leído. Pero cuando uno no conecta con algo no
conecta y pocas más vueltas se le puede dar al asunto. Siento si esta reseña
desanima a alguien a leer esta novela o a acercase a la escasa obra publicada
en español de Olga Tokarczuk, pero me dije en su momento que intentaría siempre
escribir sobre lo que leo sin medias tintas y sin dejarme nada en el tintero
por decir.
Caronte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario