Estreno las lecturas
de 2020 con Sándor Márai: escritor húngaro casi olvidado en el mundo literario
europeo por causas que se me escapan. Desde que descubrí a Márai casi por
casualidad en una librería de segunda mano y compré “El último encuentro”, una de las novelas más importantes de
cuantas se han escrito sobre la amistad con mayúsculas, no he dejado de leer a
este autor húngaro que se quitó la vida con un tiro en la cabeza allá por 1989.
Es cierto que no siempre he acertado con sus novelas y tuve una pequeña crisis
en sus lecturas después de leer “Los
rebeldes”. Sin embargo, volví a leerle hace un año y algo ya y me
renganché de nuevo a sus libros disfrutando de cada una de sus frases y
palabras escritas, sabiendo que cada libro suyo es una pequeña joya oculta
entre las baldas de librerías de primera o segunda mano, y que no mucha gente
sabe de su existencia cosa que debería remediarse porque sin duda es uno de los
grandes de las letras europeas a pesar de su ostracismo aún a día de hoy.
Este año lo he
comenzado leyendo “La mujer justa”
una novela sobre las relaciones amorosas y por tanto sobre el amor y el
desamor. Tres son los protagonistas de esta historia que se desarrolla en Budapest
en el periodo que va entre los años previos al estallido de la IIGM y la misma liberación
de la ciudad por los comunistas. Por estos tres protagonistas se divide la
novela en tres partes, cada una de las cuales narrada por uno de ellos en la
que cuenta su historia y la visión del triángulo amoroso que vivieron y que les
llevó a cambiar su vida por completo teniendo que enfrentarse a sus sentimientos
y abriendo los ojos a una realidad cambiante que modificaría la forma de vivir
y relacionarse de toda clase social en todo el continente.
Los tres
protagonistas de “La mujer justa”
son Maritka, Peter y Judit. Peter es un noble burgués industrial húngaro que
vive acomodadamente en una de las mejores zonas de Budapest y con acceso a las
altas esferas de la sociedad; de personalidad fría y distante dada por unos
estereotipos y principios burgueses en descomposición. Maritka, de origen
burgués también y de carácter caliente y pasional, es la primera mujer de Peter
y la primera que interviene en la novela contando su parte de la verdad del
triángulo amoroso que se completa con Judit. Y por último está Judit, mujer
joven y de origen muy humilde (llega a narrarse que vivió en su tierna infancia
con su familia en un agujero en el suelo) que entra en el triángulo amoroso al
empezar a trabajar en la casa familiar de Peter como limpiadora. Los tres
personajes de esta novela no son lo que aparentan y las mujeres quizá menos
aún.
Con un estilo
detallista y realista con el que Márai nos transporta a una época extinta a la
fuerza y debido a la guerra y a un Budapest del que solo quedan sombras pasadas
y ecos melancólicos de lo que llegó a ser “La
mujer justa” desgrana una relación amorosa vivida desde tres puntos de
vista diferentes y con sensibilidades muy distintas unas de otras. El amor
verdadero, el amor como rutina y estatus y el amor como herramienta para
manipular forman parte de una misma moneda (en este caso con tres caras). Pero
es que no existe un único amor en el mundo, por suerte o desgracia todo hay que
decirlo. Y aunque el título de la novela hace referencia a una reflexión que se
hace en sus páginas sobre que para cada persona hay un hombre o, en este caso,
una mujer justa pocas veces se logra dar con esa persona.
Márai sabe enganchar
al lector tejiendo una trama que poco a poco va enredándose y haciéndose más
intensa y al mismo tiempo, con una prosa bastante pulida, no hace un retrato
muy real de cómo era la vida burguesa de la alta sociedad en Budapest antes de
que la guerra arrasara con todo. “La
mujer justa” sirve a la vez como reflexión profunda sobre el amor y las
relaciones sociales de una época hace mucho apagada, y como retrato de una
sociedad decadente que en el fondo sabe que está acabando, pero se aferra a lo
que siempre ha sido y no se resigna a dejar de ser.
“La mujer justa” podría ser
perfectamente tratada también como fresco histórico costumbrista del asedio de
Budapest al final de la IIGM. En la parte narrada por Judit, la última del
libro, se narra cómo fue ese asedio y la posterior liberación de la ciudad por
parte del ejército rojo ruso. Y es quizá esta parte, que no me esperaba
encontrar, la que al final más interesante me ha parecido. Siempre me ha
interesado mucho la historia y sobre todo esa parte de la historia que tiene a
la Segunda Guerra Mundial como centro o influencia. Márai se sirve de la voz de
Judit, la más inteligente de los personajes de esta novela (inteligente y quizá
manipuladora), para mostrar el aterrador escenario que fue Budapest durante su
asedio y el erial de ruinas en que quedó cuando quedó liberada de los nazis. Es
en esta última parte de la novela también cuando Márai plasma las más acertadas
reflexiones sobre el cambio de mundo que se produjo tras las bombas.
Todas las veces que
he terminado de leer algún libro de Márai me pregunto por qué cayó en el olvido
dentro de la literatura europea siendo sus novelas de tan alto nivel literario.
“La mujer justa” es una novela
extensa es verdad, que tiene algunos pasajes pesados de leer pero que es un
ejemplo perfecto de novela realista centroeuropeo al nivel de Thomas Mann o
Stefan Zweig. Además, pocos autores de la época han sabido plasmar con tanto
sosiego el fin de la edad dorada de la burguesía y la clase alta social como
Márai, y pocos han dado papeles tan relevantes y potentes a protagonistas
femeninas. Animo a cualquier lector a descubrir a Sándor Márai y a juzgar por
su cuenta a un escritor que merecería mucha más relevancia de la que tiene en
el panorama literario y que gracias a la editorial Salamandra está volviendo a
ser editado en español.
Caronte.
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