jueves, 9 de enero de 2020

La mujer justa


Estreno las lecturas de 2020 con Sándor Márai: escritor húngaro casi olvidado en el mundo literario europeo por causas que se me escapan. Desde que descubrí a Márai casi por casualidad en una librería de segunda mano y compré “El último encuentro”, una de las novelas más importantes de cuantas se han escrito sobre la amistad con mayúsculas, no he dejado de leer a este autor húngaro que se quitó la vida con un tiro en la cabeza allá por 1989. Es cierto que no siempre he acertado con sus novelas y tuve una pequeña crisis en sus lecturas después de leer “Los rebeldes”. Sin embargo, volví a leerle hace un año y algo ya y me renganché de nuevo a sus libros disfrutando de cada una de sus frases y palabras escritas, sabiendo que cada libro suyo es una pequeña joya oculta entre las baldas de librerías de primera o segunda mano, y que no mucha gente sabe de su existencia cosa que debería remediarse porque sin duda es uno de los grandes de las letras europeas a pesar de su ostracismo aún a día de hoy.

Este año lo he comenzado leyendo “La mujer justa” una novela sobre las relaciones amorosas y por tanto sobre el amor y el desamor. Tres son los protagonistas de esta historia que se desarrolla en Budapest en el periodo que va entre los años previos al estallido de la IIGM y la misma liberación de la ciudad por los comunistas. Por estos tres protagonistas se divide la novela en tres partes, cada una de las cuales narrada por uno de ellos en la que cuenta su historia y la visión del triángulo amoroso que vivieron y que les llevó a cambiar su vida por completo teniendo que enfrentarse a sus sentimientos y abriendo los ojos a una realidad cambiante que modificaría la forma de vivir y relacionarse de toda clase social en todo el continente.

Los tres protagonistas de “La mujer justa” son Maritka, Peter y Judit. Peter es un noble burgués industrial húngaro que vive acomodadamente en una de las mejores zonas de Budapest y con acceso a las altas esferas de la sociedad; de personalidad fría y distante dada por unos estereotipos y principios burgueses en descomposición. Maritka, de origen burgués también y de carácter caliente y pasional, es la primera mujer de Peter y la primera que interviene en la novela contando su parte de la verdad del triángulo amoroso que se completa con Judit. Y por último está Judit, mujer joven y de origen muy humilde (llega a narrarse que vivió en su tierna infancia con su familia en un agujero en el suelo) que entra en el triángulo amoroso al empezar a trabajar en la casa familiar de Peter como limpiadora. Los tres personajes de esta novela no son lo que aparentan y las mujeres quizá menos aún.

Con un estilo detallista y realista con el que Márai nos transporta a una época extinta a la fuerza y debido a la guerra y a un Budapest del que solo quedan sombras pasadas y ecos melancólicos de lo que llegó a ser “La mujer justa” desgrana una relación amorosa vivida desde tres puntos de vista diferentes y con sensibilidades muy distintas unas de otras. El amor verdadero, el amor como rutina y estatus y el amor como herramienta para manipular forman parte de una misma moneda (en este caso con tres caras). Pero es que no existe un único amor en el mundo, por suerte o desgracia todo hay que decirlo. Y aunque el título de la novela hace referencia a una reflexión que se hace en sus páginas sobre que para cada persona hay un hombre o, en este caso, una mujer justa pocas veces se logra dar con esa persona.

Márai sabe enganchar al lector tejiendo una trama que poco a poco va enredándose y haciéndose más intensa y al mismo tiempo, con una prosa bastante pulida, no hace un retrato muy real de cómo era la vida burguesa de la alta sociedad en Budapest antes de que la guerra arrasara con todo. “La mujer justa” sirve a la vez como reflexión profunda sobre el amor y las relaciones sociales de una época hace mucho apagada, y como retrato de una sociedad decadente que en el fondo sabe que está acabando, pero se aferra a lo que siempre ha sido y no se resigna a dejar de ser.

La mujer justa” podría ser perfectamente tratada también como fresco histórico costumbrista del asedio de Budapest al final de la IIGM. En la parte narrada por Judit, la última del libro, se narra cómo fue ese asedio y la posterior liberación de la ciudad por parte del ejército rojo ruso. Y es quizá esta parte, que no me esperaba encontrar, la que al final más interesante me ha parecido. Siempre me ha interesado mucho la historia y sobre todo esa parte de la historia que tiene a la Segunda Guerra Mundial como centro o influencia. Márai se sirve de la voz de Judit, la más inteligente de los personajes de esta novela (inteligente y quizá manipuladora), para mostrar el aterrador escenario que fue Budapest durante su asedio y el erial de ruinas en que quedó cuando quedó liberada de los nazis. Es en esta última parte de la novela también cuando Márai plasma las más acertadas reflexiones sobre el cambio de mundo que se produjo tras las bombas.

Todas las veces que he terminado de leer algún libro de Márai me pregunto por qué cayó en el olvido dentro de la literatura europea siendo sus novelas de tan alto nivel literario. “La mujer justa” es una novela extensa es verdad, que tiene algunos pasajes pesados de leer pero que es un ejemplo perfecto de novela realista centroeuropeo al nivel de Thomas Mann o Stefan Zweig. Además, pocos autores de la época han sabido plasmar con tanto sosiego el fin de la edad dorada de la burguesía y la clase alta social como Márai, y pocos han dado papeles tan relevantes y potentes a protagonistas femeninas. Animo a cualquier lector a descubrir a Sándor Márai y a juzgar por su cuenta a un escritor que merecería mucha más relevancia de la que tiene en el panorama literario y que gracias a la editorial Salamandra está volviendo a ser editado en español.

Caronte.

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