En el año en el
que se conmemora el final de la Segunda Guerra Mundial, voy yo y decido leer
sobre la otra gran guerra del siglo pasado: la Primera. La mayor parte de la
gente sabe qué causó la IIGM, quiénes fueron sus protagonistas y cuáles fueron
sus eventos principales. El cine y la televisión han contribuido largamente a
este hecho, así como centenares de biografías y libros sobre batallas y
política durante esos años. Sin embargo poco o nada se sabe de la Primera
Guerra Mundial, o como yo a veces la llamo la última guerra convencional, la
última guerra en la que se usó caballería y se combatió en su mayoría hombre a
hombre oliendo el sudor del enemigo, o rival en contienda, hincando bayoneta y
lanzando granadas a las trincheras contrarias para evitar que desde esas mismas
trincheras lanzaran a la propia una granada que acabara con tu vida. El libro
que he terminado de leer hace unos días trata precisamente de la Gran Guerra,
narrada desde el punto de vista de alguien que estuvo en el barro del frente,
moviéndose entre la lluvia de balas y granadas.
“Sin novedad en el frente”, del
escritor alemán Erich Maria Remarque, es un relato totalmente desgarrador del
día a día de la IGM. La novela, narrada en primera persona, describe con
nitidez y claridad la cotidianeidad del frente de guerra durante este
conflicto: tanto los momentos de ofensiva en los que el lector lee impávido
como los jóvenes reclutas de 19 y 20 años se arman de todo el valor posible
para atacar al enemigo e intentar sobrevivir a la experiencia; como los
momentos menos bélicos, en los que los soldados están en la retaguardia
esperando a ser llamados al frente para actuar, momentos de algo más de
distensión y de reflexiones sobre la guerra, la vida antes del conflicto y la
vida que será después de la batalla y la vuelta de la paz. Remarque, con un estilo
sobrio, sin rodeos y con frases cortas y concisas realiza un retrato veraz de
lo que es la guerra: odio, miedo, muerte, sinsentido, absurdo.
En las apenas
doscientas cincuenta páginas de “Sin
novedad en el frente” el lector presencia los horrores más ocultos de
la guerra, esas cosas que no suelen salir nunca en libros de historia, porque
en el fondo lo que representan son las pequeñas historias personales de los
cientos de miles de combatientes que lucharon durante los cuatro años que duró
aquél conflicto bélico de escala mundial y que se desarrolló en tierras
europeas casi por completo. La supervivencia diaria de gente sencilla que
simplemente porque un día en esferas políticas que a un humilde cartero de pueblo,
un maestro de escuela, un granjero que se gana la vida dejándose el aliento de
sol a sol en el campo, o de jóvenes que tendrían toda la vida por delante si la
guerra no se la arrebatara de sopetón, les quedan totalmente alejadas de sus
preocupaciones cobran en esta novela una importancia capital, ya que es el eje
alrededor del que gira toda la historia.
“Sin novedad en el frente” es ante
todo una novela antimilitarista en la que Remarque, a través de sus propias
experiencias como soldado durante este conflicto, muestra como decisiones de
políticos y militares que están a miles de millas de los frentes de batalla
toman decisiones que condicionan la vida de millones de personas, no ya de los
simples soldados, sino también de países, y hasta continentes, enteros. Muchos
son los momentos en la lectura de esta novela en la que he tenido que levantar
momentáneamente la vista para asimilar lo que acababa de leer para comprender
en toda su magnitud la dureza, crueldad y absurdez de la guerra. Hay pasajes de
la novela de una dureza sobrecogedora en los que la muerte y su aceptación, así
como el miedo que se siente cuando llega, son los verdaderos protagonistas.
Sangre, miembros mutilados, cuerpos que se arrastran por el suelo como pueden
buscando seguir con vida unos segundos más aunque el destino sea el mismo, disparos
que desgarran piel y destrozan huesos, granadas que acaban instantáneamente con
toda esperanza, largas agonías de jóvenes que no deberían estar agonizando sino
disfrutando de su vida con sus novias o con muchachas de su edad, aprendiendo
en una escuela y formándose para tener un futuro, futuro que también muere en
el campo de batalla.
Pero en esta
novela también hay hueco para relatos menos trágicos y tensos. En “Sin novedad en el frente” no todo
es frente de guerra, muerte y miedo. Remarque no solo decidió incorporar en
este libro los momentos del día a día en el frente propiamente dicho, sino todo
lo que envuelve la guerra: cuarteles, hospitales de campaña, días de permiso.
Así, cuando el protagonista y sus compañeros no están intentando evitar ser
atravesados por una bayoneta, gaseados inclementemente o alcanzados por una
granada, una esquirla de metralla, sus conversaciones versan sobre su pasado, sus
recuerdos anteriores a la guerra, y también sobre cómo será su vida una vez
vuelvan a sus casas. Son quizá estos últimos pensamientos, los de futuro, los
que más llegan a conmover al lector ya que están cargados de melancolía y
falsas esperanzas. Todos los personajes de la novela sueñan con que acabe la
guerra para volver a sus casas, pero al mismo tiempo saben que nada será como
antes del conflicto. Muchos podrán sobrevivir a las balas, con más o menos
heridas, pero todos habrán sucumbido a la Guerra. Ninguno, salvo el narrador de
la novela, volverá a su casa. Todos poco a poco se irán muriendo, con más o
menos agonía, con más o menos sufrimiento, pero todos presas del pánico, el
miedo y el horror.
Es muy probable
que quienes suelen declarar guerras e iniciarlas debieran leer esta novela para,
sino cambiar de idea si pensarse dos veces que sus decisiones tomadas desde
calientes salones rodeados de asesores diplomáticos, tienen consecuencias en la
vida de millones de personas que ven como su presente queda totalmente
comprometido a una causa que en muchas ocasiones les es ajena y su futuro en
muchos casos es eliminado en un abrir y cerrar de ojos. Remarque en “Sin novedad en el frente” plasma
esta realidad de la guerra, no la épica de las grandes batallas por ideales
supremos de libertad y justicia universal. Las guerras son guerras y en ellas
el horror es la única realidad, el coraje el único pasaporte que permite
avanzar y el miedo el alimento diario. Creo que nadie que después de leer esta
novela puede declararse pro-bélico, nadie en su sano juicio después de leer los
horrores de la sinrazón humana puede decir que una guerra es algo necesario en
algunas ocasiones. Las guerras lo único que generan es muerte, horror y
desesperanza, y nunca traen nada nuevo. Las guerras solo se llevan cosas, entre
ellas miles de vidas de personas ajenas en muchas ocasiones a las razones que originaron
la guerra.
Quiénes se animen
con esta novela, que se lee muy fácilmente por el estilo claro y nada rebuscado
de Remarque, se encontraran con un relato conmovedor y en muchas ocasiones duro
y desgarrador de lo que fue la Gran Guerra y todo lo que originó. Es posible
que “Sin novedad en el frente”
pueda resultar una novela dura y sin interés alguno, sin embargo creo que es
todo lo contrario. Esta obra es fundamental para aquellos que creemos que las
guerras nunca deben ser el primer recurso a la hora de resolver ningún
conflicto, y nos demuestra a todos que las guerras no las hacen los generales
desde despachos, sino los soldados en el campo de batalla donde mueren, sufren
y mueren llenos de miedo y terror.
Caronte.