miércoles, 28 de febrero de 2018

Lectura crítica: "Vive como puedas"


Los libros son siempre una válvula de escape que sirven a los lectores para evadirse, olvidar durante unos minutos (u horas, según el tiempo que se pase leyendo) los problemas terrenales del día a día y pensar en los problemas, o alegrías, o vivencias, o aventuras de otras personas, por norma general ficticias, con las que empatizamos casi sin darnos cuenta. Leer es huir de este mundo, ya sea el metro, la sala de espera de un ambulatorio, la cama de uno mismo o ajena, o la cabina de un avión, para adentrarse en otros que pueden ser tan parecidos al nuestro como distantes y diferentes de lo que estamos acostumbrados. Yo al menos leo para intentar descubrir nuevos mundos, sentimientos semejantes a los míos y que a veces no sé describir o nombrar, reírme, llorar, aprender. Leo para ser libre ya que solo leyendo uno desarrolla una de las capacidades más necesarias en el mundo, hoy más que nunca, como es la crítica; solo viviendo de manera crítica se puede conocer, se puede avanzar y se puede intentar mejorar las cosas que nos rodean.

Con “Vive como puedas” lo que he buscado, después de varias lecturas largas, profundas, intensas y ante todo enriquecedoras, ha sido desconectar de todo un poco y reírme. Y es lo que he conseguido. La risa es de las reacciones del cuerpo más saludables, más espontáneas y ante todo más necesarias. Y no es la primera vez que me pasa con una novela de Joaquí Berges, autor que por cierto descubrí hace unos meses al pararme a leer la sinopsis de otra de sus novelas que encontré en mi librería de segunda mano de cabecera; de hecho esta novela de la que hablo ahora fue la que me llevó el viernes pasado a comprar esta otra y leerla en un abrir y cerrar de ojos, ya que apenas son trescientas páginas con un estilo sencillo y desenfadado que han hecho de su lectura un gran entretenimiento.

Es muy difícil que un libro llegue al punto de hacerme reír, pero “Vive como puedas” lo ha conseguido. Pero no es solo que en varias ocasiones y gracias a su protagonista, Luis un ingeniero de mediana edad en plena crisis personal, sentimental y laboral, haya reído a carcajada limpia, sino que durante la mayor parte de la lectura de esta novela en mi cara se dibujaba una sonrisa que duraba páginas y páginas. Esto es de agradecer. Como también lo es el hecho de que la novela no solo tenga una vis cómica muy importante, sino que en muchos momentos también se vuelve seria para hacer al lector chocar con la cruda realidad de la vida, que suele mezclar siempre momentos de éxtasis con los de la más profunda y negra depresión.

Pero no hay que quedarse simplemente con que “Vive como puedas” es una novela cómica, entretenida y que genera risa fácil. Para nada. De hecho creo que aunque de manera exagerada, deformando ligeramente la realidad y caricaturizando hasta el extremo la verosimilitud, Berges logra crear una historia con la que mucha gente puede sentirse identificada, total o parcialmente (aquellos que lo hagan totalmente deberían contactar con un profesional que les pudiera explicar su caso, o directamente con Hollywood para hacer una gran comedia sobre su vida). La trama de la novela es aparentemente sencilla pero al tratar de la vida misma también alberga una complejidad sutil que solo en algunos monólogos interiores del protagonista se deja ver.

Para explicar un poco de qué va “Vive como puedas” hay que empezar por decir que toda la trama gira en torno a Luis, a quien ya he presentado antes, y su propia vida. Berges, mezclando en la narración la primera persona (a modo de diario escrito por el protagonista por las noches) y la tercera (de manera tradicional como narrador omnisciente) logra plasmar los avatares, penurias, desgracias, vivencias alocadas, y en definitiva el día a día de este ingeniero cuarentón sumido en una gran crisis que afecta a todos los ámbitos de su vida. Luis es ese personaje entrañable al que se le coge cariño y por el que se siente cierta pena a partes iguales. Un hombre al que su primo le roba la mujer, que se vuelve a casar con una vegetariana naturista extremista, que tiene un hijo pequeño con amigos robots invisibles y que hace preguntas hasta el extremo complicadas, una hijastra que bien podría ser filosofa, que tiene un amigo que es homosexual sin que él lo sepa, que tiene un futuro yerno con doble vida y una madre que le pide que todos los días anote su presión arterial y lleva un Excel con todos esos datos, como digo un hombre así es una delicia de personaje.

Aunque me quedo con Luis, todos los personajes de “Vive como puedas” aportan algo a esta desternillante comedia sobre la vida que todos llevamos. Todos y cada uno tienen caracteres que los hacen irrepetibles y entrañables y bastante personificables ya que no creo que haya mucha gente que lea esta novela y no piense que conoce a alguien que es como tal o cual personaje. Por eso esta novela es también un sutil fresco de la sociedad y sus problemas, de cómo nadie nos ha enseñado cómo debemos vivir y aun así todo el mundo nos da consejos para hacerlo, muchos de ellos contradictorios entre sí, dejando una única opción, opción que de hecho da título a la novela: vivir como se pueda. Porque solo viviendo a nuestra manera, tomándolo todo a broma, pero sabiendo que la vida va en serio y tiene buenos y malos momentos, y que el destino nos gasta bromas macabras que nos joden en muchas ocasiones, podremos intentar al menos ser felices.

Y es la felicidad lo que al final Luis busca en “Vive como puedas”, y es felicidad lo que Berges intenta transmitir en esta obra tan ligera y entretenida que uno acaba sintiendo pena por terminarla. Esta es una novela para desintoxicarse, de las que se leen rápido y de manera sencilla, que entretienen y mantienen la mente ocupada con cosas divertidas que nos hacen pasar minutos muy amenos; y por estas razones es una novela altamente recomendable. Pero al mismo tiempo toda esta ligereza, toda esta simpleza estilística narrativa y argumental, guardan un secreto y un mensaje que todos deberíamos guardarnos y aplicarnos. Ese mensaje es el de ser felices, el de vivir haciendo aquello que creamos que nos va a hacer felices, probando una y otra vez hasta que lo consigamos porque en el fondo, esta vida que vivimos como podemos acabará en algún momento y entonces ya nada se podrá hacer.

Caronte.

domingo, 25 de febrero de 2018

Lectura crítica: "Bajo cielos lejanos"


Si elegí esta novela para leer fue porque a mi madre Sarah Lark le encanta desde que empezó a leer la primera de las trilogías que se publicaron en castellano ambientadas en Nueva Zelanda y el mundo maorí. No soy yo muy dado a leer novela histórica en general, y menos aún si está ambientada lejos de Europa que es la zona que más conozco y que más me interesa en cuanto a literatura. Tampoco estoy acostumbrado a leer novela escrita por mujeres para mujeres principalmente, ya que siendo sinceros estas novelas están dirigidas mayoritariamente a un público femenino que busca historias de mujeres valientes, que sufren las injusticias de un mundo que siempre ha sido machista y que por desgracia en amplios sectores de la sociedad sigue siéndolo. Pero bueno, me dije que todo esto podía cambiar por una vez y me decidí por leer este nuevo libro de la escritora alemana afincada en la costa mediterránea española. Además, este libro tiene la ventaja de que no pertenece a ninguna de sus sagas ya empezadas y se puede leer perfectamente como un elemento independiente.

Bajo cielos lejanos” es una novela en la que presente y pasado se entrelazan para dar una historia dual protagonizada por dos mujeres: Stephanie y Marama; una alemana de raíces neozelandesas, la otra maorí pero arrancada de sus raíces por la fuerza. Stephanie es la protagonista de la historia del presente: es una periodista que trabaja en Hamburgo en la sección de sucesos de una revista y que decide emprender un viaje a Nueva Zelanda para intentar llenar de recuerdos los seis primeros años de su vida que quedaron vacíos supuestamente tras un accidente de tráfico en el que su padre murió; Marama por su parte es una hija de un jefe tribal maorí raptada o salvada de la muerte por una familia pakeha o blanca que la criaran primero como una más para luego ir haciéndola ver que no lo es. Marama y Stephanie resultan estar relacionadas por un diario misterioso que conforma a su vez la otra narración de esta novela, la ambientada en el siglo XIX en las guerras por la tierra entre colonos ingleses y nativos neozelandeses.

Debido a esta dualidad narrativa, de tiempos y espacios, “Bajo cielos lejanos” está dividida en varias partes en las que se van alternando la narración del presente, la de Stephanie y su búsqueda de su pasado, y la de Marama y su diario en la que ésta va contando su vida a lo largo de las décadas. Ambas mujeres son valientes, llenas de coraje y valor, y decididas a hacer de su vida algo intenso y relevante, siendo independientes y amando con todo el corazón. No resulta complicado para el lector pasar de una historia a otra, ya que ambas historias están bien delimitadas en la novela y además la propia estructura narrativa facilitan al lector la misión de saltar en el tiempo.

Como he señalado al principio, “Bajo cielos lejanos” es una novela principalmente dirigida a un público que busca identificarse con la historia de manera rápida y superficial; por esta razón creo que a la historia le faltan profundidad y desarrollo en sus personajes y en la propia trama. No encuentro creíble el inicio de la búsqueda de Stephanie de su pasado y el consiguiente viaje a Nueva Zelanda con la excusa de investigar unos asesinatos sensacionalistas ocurridos hace mucho tiempo en una ciudad perdida de dichas islas. Tampoco veo una conexión fuerte y bien fundamentada entre Stephnie y Marama. Me faltan explicaciones, me faltan argumentos y me faltan motivaciones para toda esta historia.

Los personajes de “Bajo cielos lejanos” son bastante planos a lo largo de la novela y a pesar de que puede haber algo de evolución en los mismos, muchos de sus sentimientos o motivaciones están muy forzados y por lo tanto son poco verosímiles; aunque soy consciente que muy probablemente al lector habituado a las novelas de Sarah Lark esta novela le llega al alma y le toque la fibra, cosa que no es difícil teniendo en cuenta que la novela está plagada de dudas, traiciones, maldades y desgracias varias que afectan tanto a la Stephanie del presente como a la Marama del pasado. Pero, aun así, sigo diciendo que muchos de estos efectos narrativos destinados a tocar y emocionar son bastante impostados y la mayoría ocurren sin mucho interés real en el desarrollo principal de la trama, que por otro lado creo que termina siendo un poco farragosa mezclando una historia del pasado con una del presente sin una conexión, desde mi punto de vista, inexistente.

Son reseñables los personajes masculinos de la novela. En “Bajo cielos lejanos” la presencia masculina tiene un sentido bipolar y sinceramente un tanto racista ya que de los cuatro que salen principalmente: Weru y Rick en el presente y Leonard y Tau en el pasado, dos son buenos y tienen muy buenas intenciones hacia las mujeres preotagonistas y dos son unos aprovechados que usan a esas mismas mujeres para sacar un beneficio personal. Y encima da la casualidad que los dos personajes masculinos buenos son blancos, mientras que los personajes masculinos malos son maoríes, cosa que, que yo sepa y es mi impresión, no es muy lógico y me chirría bastante. Como me chirría bastante las historias de amor que se entrelazan en la trama, que considero que no están muy logradas y que no me transmiten mucho.

El mayor punto positivo que le pongo a “Bajo cielos lejanos” es la recreación del mundo maorí, pero según lo que le he oído a mi madre de otras novelas de Sarah Lark, no es nuevo ni por tanto algo original en sus obras. La investigación en la historia maorí y en sus luchas tribales y contra el colono inglés están muy bien documentadas y las descripciones de lugares hace que incluso se puedan tomar parte de esta novela como buena guía de viajes con recomendaciones de sitios para visitar.

Para terminar y siendo objetivo he de decir que “Bajo cielos lejanos” es una novela que me ha dejado un poco frío e indiferente: primero porque no es una novela que haya supuesto ningún reto a la hora de leer, ya que se lee con mucha facilidad, la trama es muy lineal en ambas épocas y no tiene complicación narrativa alguna; y segundo porque no me termino de meter en la trama en ningún momento no sé si porque soy una roca de hielo sin sentimientos, porque estoy acostumbrado a novelas escritas por hombres o porque necesito novelas de corte algo más complejo tanto por tramas como por personajes. Lo que sé es que esta doble historia de mujeres que aman y toman decisiones buscando su libertad, sus orígenes y su independencia, me ha resultado floja. No obstante, creo que a quien le guste la novela histórica efectista y sentimental y los dramas familiares, encontrará en esta novela un libro entretenido.

Caronte.

martes, 20 de febrero de 2018

Lectura crítica: "Berta Isla"

Creo que con este libro me he vuelto a reecontrar con mi escritor en español favorito después de que su última novela me resultara más pesada de lo habitual y sobre todo menos interesante y adictiva que el resto de su obra. Javier Marías no me suele fallar, sobre todo con sus novelas de madurez, ya que con sus primeras obras no me dice nada, pero con la anterior a esta quedé bastante decepcionado, ya que esperaba con ganas poder leer algo reciente suyo; más aun teniendo en cuenta que empecé a leerle tardíamente, concretamente después de que ganara notoriedad al rechazar el Premio Nacional de Narrativa por “Los enamoramientos”. Sin embargo como he dicho esa penúltima novela no me gustó especialmente y la encontré más bien aburrida y sin interés real, ya que sus temas de siempre y su prosa se habían vuelto quizá demasiado impostados para resultar atractivas al lector. Desde luego a mí no me lo parecieron. Por eso esperaba con agua de mayo esta nueva novela de Marías tan aclamada por la crítica (cosa que al principio me hizo recelar).

Berta Isla” es una de esas novelas en las que la trama es algo secundario en favor de una prosa, un estilo y unas reflexiones tan elaboradas, perfectamente argumentadas y encajadas en las personalidades de los personajes que hacen que el lector se sumerja en ellas y quede hipnotizado. Y sin embargo y a diferencia de la mayoría de novelas de Marías, en este caso aunque la trama es un elemento secundario, es un secundario de lujo como se diría en el cine. En esta novela la trama sí es un elemento diferenciador y de enganche con el lector.

Rompiendo con lo que nos tiene acostumbrado Marías ha titulado esta novela con el nombre de su protagonista, Berta Isla, en vez de hacerlo con una cita de Shakespeare. Ese elemento diferenciador es el que continúa en toda la novela haciendo de “Berta Isla” una novela más de Marías y a la vez una novela única dentro de su obra. Al más puro estilo Marías esta novela se vuelve a centrar en unos ambientes, unos lugares y unos personajes (secundarios en este caso) muy familiares para el lector que sigue la obra de este eterno candidato al Nobel. Oxford vuelve a ser un elemento fundamental en la novela, su ambiente clasista, estirado, académico y melancólico. Aparecen en la novela y son elementos fundamentales en la trama Peter Wheeler y Bertram Tupra dos nombres que a los que llevamos ya años leyendo a Marías nos suenan bastante.

Y sin embargo a pesar de romper en parte sus tradiciones, Javier Marías sorprende al lector con una novela en la que vuelven a estar presentes temas de siempre en su obra. La imposibilidad de saber y conocer nada ya que todo se nos cuenta o todo lo leemos u oímos por terceras personas. La soledad que conlleva hacer lo que uno considera que por su honor está obligado a hacer. El paso del tiempo y el marchitamiento que ello conlleva. “Berta Isla” es una novela como todas las de Marías y a la vez muy diferente.

La trama principal de “Berta Isla” gira en torno a la protagonista y narradora de gran parte de la historia de las ausencias, y desaparición o casi desaparición o larga ausencia de su marido Tomás o Thomas o Tom Nevinson. Nevinson en reclutado, no sin usar todos los medios de los que tienen a mano, durante su último año en Oxford por los Servicios Secretos dado su grandísimo don de lenguas e imitación de acentos. En ese momento la relación que empezaba con Berta Isla y que tan bien pintaba empieza a enrarecerse. Tom tiene que engañar a su mujer diciéndole que hace cosas que no hace, o que no hace lo que hace, o que hace sin hacer, o simplemente guardando silencio con lo que Berta puede elucubrar cientos y cientos de opciones diferentes y teorías y justificaciones para tantas y tan largas ausencias.

Nunca se sabe a lo largo de toda la nove qué hace Tomás Nevinson, o qué deja de hacer, o qué no hace. Es Berta Isla la que nos va guiando a través de todas esas ausencias, a lo largo de 20 años de su vida en la que Tomás no es más que una sombra de sí mismo, no por no parecerse a la persona de la que se enamoró sino que como una sombre solo está cuando hay sol, siendo la vida de ambos una sucesión interminable de días nublados. “Berta Isla” es una novela sobre las ausencias y sobre cómo debemos vivir con ellas si es que somos capaces de asumirlas como algo normal no siendo normales o sin tener explicaciones de por qué se ha de ausentar uno teniendo una vida plena, o supuestamente plena.

En “Berta Isla” Javier Marías vuelve a ser ese escritor que me dejó totalmente boquiabierto y enamorado en la trilogía de “Tu rostro mañana”, libro con el cual esta novela tiene ciertas reminiscencias tanto temáticas, como argumentales, como de personajes. No voy a negar que la prosa y el estilo de Marías son a veces densos, pero es esa densidad, esa cierta musicalidad y ritmo, los que me hacen que al leer alguno de sus libros, y con este me ha pasado, me sienta mecido como en un barco en mitad de un océano o sumergido en las profundidades del mar dejándome llevar por la historia, sus personajes, sus reflexiones, sus desgracias, desdichas y pasiones.

Aunque Marías no ha querido reconocer “Berta Isla” como una novela de espías, y canónicamente no lo es, mucho tiene que ver este libro con las grandes novelas del género. Leyendo este libro a veces he tenido la sensación de que leía a John Le Carré, o quizá sería más conveniente decir a Graham Greene, por su alta carga reflexiva sobre ciertos asuntos profundos y de trascendencia vital. Clarísimas son las influencias de la novela anglosajona, y clarísimos los guiños a toda esa cultura de la que Marías es tan “fan”, por decirlo de alguna manera. Como buen traductor y profesor universitario, toda la novela está plagada de referencias al idioma inglés y a citas de autores en ese idioma (Dickens, Shakespeare, T.S. Eliot…); algo que los que solemos leer a Marías vemos casi como una tradición.

No quiero dejar pasar la oportunidad de señalar que “Berta Isla” además es una novela en la que Marías ha mezclado magistralmente la tercera persona al hablar directamente de la vida de Tomás Nevinson, con la primera cuando es Berta Isla la que narra las ausencias de su marido y su vida con y sin él y en el fondo con él siempre presente. Tampoco quiero dejar de mencionar a Peter Wheeler, ya que para mí es el mejor personaje que a día de hoy hay en la literatura en español, y del que si puedo este año en la Feria del Libro hablaré con Marías para ver si tiene pensado darle más voz en alguna novela, ya que para mí encarna a la perfección a ese personaje de novela de espías inglesa: misterioso, clasista, ambiguo, directo, claro, inteligente, irónico.

Para terminar y no enrollarme más solo diré que “Berta Isla” es para mí, y casi sin ninguna duda, la mejor de las novelas de Javier Marías. Y si no lo es al menos es de las que más me han llegado y entretenido. Además está exquisitamente escrita, la trama es muy atractiva y adictiva ya que siempre está envuelta en el misterio como todo aquello que no está claro o no se sabe o no se puede saber, y el personaje de Berta Isla es una delicia para cualquier lector, ya que termina uno empatizando con ella. Y por cierto ojo con las últimas ciento y pico páginas en las que todo empieza a dar giros que ya no se esperaban y resurgen nombres enterrados, o que se creían bajo tierra.

Caronte.

sábado, 10 de febrero de 2018

Lectura crítica: "Lituma en los Andes"

Tal y como pasa en la vida a veces con las decisiones que tomamos o las ilusiones que nos hacemos, con los libros pasa lo mismo. Hay veces que pido un libro, o me compro un libro de mi autor favorito, o uno de mis autores favoritos, o simplemente me compro ese libro que está en boca de todos y del que he leído críticas muy positivas y recomendaciones de autores a los que doy bastante credibilidad tanto por su trayectoria como por haberme servido anteriormente de inspiración para mis elecciones librescas, y resulta que dicho libro me decepciona sobremanera, no me engancha, no me llena o simplemente una vez terminado no me gusta y me deja tal y como estaba antes de comenzarlo. Siempre he dicho que con cada libro que uno lee, debemos cambiar tanto como lectores, como como personas. Eso debería ser la literatura: un medio para transformarse y evolucionar constantemente a nivel personal e intelectual. Pero como he dicho al principio, hay veces en la vida que uno elige mal, o simplemente queda defraudado al esperar, quizá demasiado, de algo o de alguien.

Tenía muchas ganas de volver a leer a Vargas-Llosa, y además hacerlo con, se supone, una de sus novelas más importantes y famosas: “Lituma en los Andes”. Esta es una novela que ganó el Premio Planeta de 1993, cosa que a priori en aquella época todavía implicaba algo de calidad literaria, ya que a día de hoy si leo un Planeta es casi por accidente o porque se lo den a uno de mis escritores de cabecera, cosa que no suele pasar porque éstos no son best-sellers. A pesar de que no suelo leer muchos premios literarios de editoriales, sí que quería volver a leer al Nobel Peruano ya que llevaba tiempo sin hacerlo y ya tenía algo de mono. Además, el de Lima es uno de mis escritores preferidos y hay varias de sus novelas de las que aún hoy tengo muy buen recuerdo.

Lituma en los Andes” es una novela que yo clasifico como policiaca ya que tiene un trasfondo en el que Lituma, el personaje principal, un sargento de la Guardia Civil peruana es enviado a los Andes a investigar una serie de desapariciones misteriosas en una región donde se está construyendo una carretera y donde además actúa el grupo terrorista Sendero Luminoso. Sin embargo, hablar solamente de esta trama es no decir toda la verdad sobre esta novela, ya que en ella subyacen también otras dos tramas más que al final terminan convergiendo en el epílogo de la novela. Una de esas otras tramas es la historia de amor entre el ayudante de Lituma y una bailarina de la que se enamora y por la que termina matando a uno de sus amantes tras lo cual tiene que huir con ella. La tercera trama no es más que la historia, casi como relatos breves intercalados en la novela, de las diferentes personas que desaparecen.

Aparentemente con el planteamiento que acabo de hacer, “Lituma en los Andes” tiene todo lo que podría esperarse de una buena novela, o al menos si no buena con potencial para serlo. No obstante, y a pesar de que el libro, como no podía ser menos tratándose de Vargas Llosa, está muy bien escrito y estructurado con ciertas originalidades narrativas propias de la literatura iberoamericana, a mí la trama no me ha terminado de enganchar, de hecho, el libro me ha decepcionado bastante. Lo digo sin tapujos ni pelos en la lengua ya que con esta crítica no pretendo que nadie no se sea el libro, sino dar mi opinión de la manera más sincera posible. Tengo la impresión que Vargas Llosa escribió este libro por escribirlo, para salir al paso de un premio literario de prestigio (en su día, ahora ya no al menos desde mi punto de vista) y ganarlo, quitándose así quizá una espinita que tuviera clavada. Pero no todo vale.

No es un secreto que Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez estuvieron muchos años enemistados. Fueron rivales literarios de muy alta calidad, pero también se mezclaron a veces temas políticos que terminaron por enfangar esa sana rivalidad profesional que no hacía otra cosa que enriquecer al mundo literario iberoamericano. Pero desde mi punto de vista tengo la convicción de que no había solo un tema político en la enemistad pública de ambos escritores, sino que también había mucha envidia en esa acritud, por lo menos por parte del peruano. ¿Por qué digo esto? Porque creo que de aquí viene el problema que tiene “Lituma en los Andes” para no haberme terminado de enganchar. Creo que Vargas Llosa quiso ganar el Planeta con una gran novela de realismo mágico, y se pasó de frenada ya que para mí esta novela no tiene nada de realismo mágico, sino simplemente de realismo sin más. Los elementos que pueden ser considerados como mágicos no son más que la propia mitología andina y por tanto realismo o costumbrismo simple y llano.

No voy a negar que “Lituma en los Andes” sí tiene algo que me ha gustado bastante y es su estructura. Cada uno de los capítulos se divide a su vez en tres partes diferentes en las que se desarrolla una de las tramas: las narraciones independientes, la investigación de Lituma y la historia de amor del ayudante del guardia civil. Pero es en la parte en la que Tomasito, el ayudante de Lituma, le va contando en sus ratos libres y casi como entretenimiento en medio de un ambiente hostil en los Andes, como fue su historia de amor con Mercedes ya que se mezcla en los diálogos presente y pasado sin transición haciendo que el lector al principio se sienta desconcertado y un poco perdido hasta que se acostumbra, cosa que a mí siempre me gusta encontrar en una novela. Esto es para mí lo más reseñable de la novela y lo que más se acerca a esa narrativa del boom iberoamericano que rompió cánones. Podría decir también que el lenguaje muy autóctono que Vargas Llosa emplea en la novela en lugar de pintoresco y colorido, terminó por resultarme cargantes y hasta incomprensible por la cantidad de palabras términos locales que usa.

A pesar de lo dicho y de que a mí “Lituma en los Andes” me haya dejado frío e indiferente, ya que siento que no haberla leído no hubiera generado ninguna lacra en mi cultura literaria, no voy a desanimar a nadie sino más bien al contrario animo a la gente que quiera describir esta novela que la lea y saque sus propias conclusiones. Advierto de todos modos que quizá ésta sea la peor novela de Vargas Llosa que me he leído hasta la fecha. Lo dicho hasta ahora no va a hacer que quiera seguir leyendo a este autor, sobre todo un par de novelas que todavía tengo pendientes y que pertenecen a su época dorada, cuando su ego aún no le jugaba malas pasadas y tenía una mente brillante para crear historias y narrar la realidad histórica novelándola magistralmente.

Caronte.