Los libros son
siempre una válvula de escape que sirven a los lectores para evadirse, olvidar
durante unos minutos (u horas, según el tiempo que se pase leyendo) los
problemas terrenales del día a día y pensar en los problemas, o alegrías, o
vivencias, o aventuras de otras personas, por norma general ficticias, con las
que empatizamos casi sin darnos cuenta. Leer es huir de este mundo, ya sea el
metro, la sala de espera de un ambulatorio, la cama de uno mismo o ajena, o la
cabina de un avión, para adentrarse en otros que pueden ser tan parecidos al
nuestro como distantes y diferentes de lo que estamos acostumbrados. Yo al
menos leo para intentar descubrir nuevos mundos, sentimientos semejantes a los
míos y que a veces no sé describir o nombrar, reírme, llorar, aprender. Leo
para ser libre ya que solo leyendo uno desarrolla una de las capacidades más
necesarias en el mundo, hoy más que nunca, como es la crítica; solo viviendo de
manera crítica se puede conocer, se puede avanzar y se puede intentar mejorar
las cosas que nos rodean.
Con “Vive como puedas” lo que he
buscado, después de varias lecturas largas, profundas, intensas y ante todo
enriquecedoras, ha sido desconectar de todo un poco y reírme. Y es lo que he
conseguido. La risa es de las reacciones del cuerpo más saludables, más espontáneas
y ante todo más necesarias. Y no es la primera vez que me pasa con una novela
de Joaquí Berges, autor que por cierto descubrí hace unos meses al pararme a
leer la sinopsis de otra de sus novelas que encontré en mi librería de segunda
mano de cabecera; de hecho esta novela de la que hablo ahora fue la que me
llevó el viernes pasado a comprar esta otra y leerla en un abrir y cerrar de
ojos, ya que apenas son trescientas páginas con un estilo sencillo y
desenfadado que han hecho de su lectura un gran entretenimiento.
Es muy difícil que
un libro llegue al punto de hacerme reír, pero “Vive como puedas” lo ha conseguido. Pero no es solo que en
varias ocasiones y gracias a su protagonista, Luis un ingeniero de mediana edad
en plena crisis personal, sentimental y laboral, haya reído a carcajada limpia,
sino que durante la mayor parte de la lectura de esta novela en mi cara se
dibujaba una sonrisa que duraba páginas y páginas. Esto es de agradecer. Como también
lo es el hecho de que la novela no solo tenga una vis cómica muy importante,
sino que en muchos momentos también se vuelve seria para hacer al lector chocar
con la cruda realidad de la vida, que suele mezclar siempre momentos de éxtasis
con los de la más profunda y negra depresión.
Pero no hay que
quedarse simplemente con que “Vive
como puedas” es una novela cómica, entretenida y que genera risa fácil.
Para nada. De hecho creo que aunque de manera exagerada, deformando ligeramente
la realidad y caricaturizando hasta el extremo la verosimilitud, Berges logra
crear una historia con la que mucha gente puede sentirse identificada, total o
parcialmente (aquellos que lo hagan totalmente deberían contactar con un
profesional que les pudiera explicar su caso, o directamente con Hollywood para
hacer una gran comedia sobre su vida). La trama de la novela es aparentemente
sencilla pero al tratar de la vida misma también alberga una complejidad sutil
que solo en algunos monólogos interiores del protagonista se deja ver.
Para explicar un
poco de qué va “Vive como puedas”
hay que empezar por decir que toda la trama gira en torno a Luis, a quien ya he
presentado antes, y su propia vida. Berges, mezclando en la narración la
primera persona (a modo de diario escrito por el protagonista por las noches) y
la tercera (de manera tradicional como narrador omnisciente) logra plasmar los
avatares, penurias, desgracias, vivencias alocadas, y en definitiva el día a
día de este ingeniero cuarentón sumido en una gran crisis que afecta a todos
los ámbitos de su vida. Luis es ese personaje entrañable al que se le coge
cariño y por el que se siente cierta pena a partes iguales. Un hombre al que su
primo le roba la mujer, que se vuelve a casar con una vegetariana naturista extremista,
que tiene un hijo pequeño con amigos robots invisibles y que hace preguntas
hasta el extremo complicadas, una hijastra que bien podría ser filosofa, que
tiene un amigo que es homosexual sin que él lo sepa, que tiene un futuro yerno
con doble vida y una madre que le pide que todos los días anote su presión arterial
y lleva un Excel con todos esos datos, como digo un hombre así es una delicia
de personaje.
Aunque me quedo
con Luis, todos los personajes de “Vive
como puedas” aportan algo a esta desternillante comedia sobre la vida
que todos llevamos. Todos y cada uno tienen caracteres que los hacen
irrepetibles y entrañables y bastante personificables ya que no creo que haya
mucha gente que lea esta novela y no piense que conoce a alguien que es como tal
o cual personaje. Por eso esta novela es también un sutil fresco de la sociedad
y sus problemas, de cómo nadie nos ha enseñado cómo debemos vivir y aun así
todo el mundo nos da consejos para hacerlo, muchos de ellos contradictorios
entre sí, dejando una única opción, opción que de hecho da título a la novela:
vivir como se pueda. Porque solo viviendo a nuestra manera, tomándolo todo a
broma, pero sabiendo que la vida va en serio y tiene buenos y malos momentos, y
que el destino nos gasta bromas macabras que nos joden en muchas ocasiones,
podremos intentar al menos ser felices.
Y es la felicidad
lo que al final Luis busca en “Vive
como puedas”, y es felicidad lo que Berges intenta transmitir en esta
obra tan ligera y entretenida que uno acaba sintiendo pena por terminarla. Esta
es una novela para desintoxicarse, de las que se leen rápido y de manera
sencilla, que entretienen y mantienen la mente ocupada con cosas divertidas que
nos hacen pasar minutos muy amenos; y por estas razones es una novela altamente
recomendable. Pero al mismo tiempo toda esta ligereza, toda esta simpleza estilística
narrativa y argumental, guardan un secreto y un mensaje que todos deberíamos
guardarnos y aplicarnos. Ese mensaje es el de ser felices, el de vivir haciendo
aquello que creamos que nos va a hacer felices, probando una y otra vez hasta
que lo consigamos porque en el fondo, esta vida que vivimos como podemos
acabará en algún momento y entonces ya nada se podrá hacer.
Caronte.