miércoles, 22 de enero de 2020

The man within


No puedo, ni quiero, negar mi predilección por Graham Greene y su obra. Ya son bastantes los años que llevo leyendo sus libros, aunque llevaba una buena temporada sin leer nada nuevo suyo (nuevo en el sentido de alguna novela que no hubiera leído hasta el momento, porque sí es cierto que he hecho alguna relectura en los últimos meses). Esta vez he vuelto a sus orígenes, a su primera novela publicada, a su tercer libro escrito. En lugar de ir a alguna de sus célebres y admiradas novelas he decidido hacer eso que muchas veces los lectores aficionados a algún escritor no nos atrevemos a hacer: leer su primera novela y ser testigos de su “primera vez” ante los lectores. Después de haber leído de Greene prácticamente todas sus novelas importantes (sin desmerecer ninguna) el haber decidido leer esta me da cierta emoción por haberme sumergido en las primeras páginas públicas de quien para mí es una referencia de las letras anglosajonas y uno de los mejores escritores ingleses de todos los tiempos.

The man within” fue la primera novela publicada de Graham Greene allá por el año 1929 cuando el escritor inglés contaba únicamente con 25 años. No obstante, la edición que he leído (en inglés) es una revisión posterior del texto original hecha por el propio Greene en la que, en una pequeña nota al inicio, indica los ligeros cambios hechos y el porqué de los mismos. Cualquiera que tenga predilección por un autor puede imaginarse lo que se siente al tener entre las manos y leer las primeras páginas escritas por nuestro autor preferido.

La trama de la novela es bastante sencilla: el protagonista, Andrews, un contrabandista principiante traiciona a sus compañeros de delitos y huye de la banda refugiándose en una casa bastante aislada donde una joven, Elisabeth, vive sola tras la muerte del hombre mayor con el que vivía. “The man within” es en el fondo la historia de una huida hacia adelante pero no tras una traición sino por culpa de haber vivido una vida de la que uno termina arrepintiéndose y sintiéndose extranjero en su propio destino.

Quien haya leído alguna de las obras maestras de Greene sabe que alrededor de su obra orbitan una serie de temas que se repiten de una u otra manera en la mayor parte de sus novelas: la fe, las dudas sobre la muerte, la identidad de uno mismo, el amor sensual y que lleva a la perdición, el alcoholismo… En “The man within” aunque más veladas aún por un afán de querer contar con estilo y lirismo realista una buena historia se muestra el germen de esos principales temas de la obra de Greene. Así, Andrews es un joven atormentado por una infancia marcada por la figura oscura y autoritaria de su padre al que al mismo tiempo quiere parecerse y repudia con toda su alma y que busca sin rumbo su lugar en el mundo luchando contra sí mismo constantemente.

A pesar de la juventud que se nota en la prosa y en el estilo de Greene en esta novela, “The man within” se lee con facilidad en inglés y se ve que el joven escritor que se convertirá en uno de los grandes de la narrativa inglesa apunta maneras. La manera de presentar a los personajes de manera difuminada al principio para terminar haciendo una disección psicológica. Andrews es un joven atormentado por su pasado, que quiere y no quiere al mismo tiempo parecerse a su padre, al que odia y quiere a la vez. Vive asediado por la cobardía y constantemente su mente le martillea con esa ida: cobarde, cobarde, cobarde. Pero aparece Elizabeth y todo da un vuelco a pesar de la frialdad inicial para acabar en una amor idealizado y casi perfecto.

Leyendo “The man within” he sentido muchas cosas, pero sobre todo resalta ese sentimiento de injusticia permanente ante los desamparados, esa falta de calidez humana que a veces tenemos las personas y que nos hace ser seres antisociales que solo miran por ellos mismos sin un ápice de compañía. También sentí cierta ternura por Andrews y Elizabeth y miedo de que su historia, plagada de tensión sexual, acabara como no se merecía acabar. Pero claro, el drama también se masca en cada página, a cada instante, a cada duda, miedo, sueño, palabra o acto. Drama personificado en el tercer protagonista de la historia, un ser neblinoso (nunca mejor dicho tras una de las primeras escenas de la novela) llamado Carlyon que termina siendo la personificación de todos los temores de Andrews.

Es una verdadera pena que en español las novelas de Graham Greene dejaran de editarse hace años y sea muy complicado a día de hoy encontrar algún ejemplar en librerías que no sean de segunda mano. Y aunque se reeditaran cada cierto tiempo, muy probablemente “The man within” no sería de las más editadas simplemente por no ser de las más conocidas o celebradas al ser la primera de ellas en la que aún la maestría narrativa Greene no estaba en su mayor esplendor a pesar de que las bases ya se ven por toda la novela.

El aire misterioso que recorre de principio a fin “The man within”, acentuado por el maravilloso uso que hace Greene de las descripciones de la naturaleza y el ambiente, así como la estructura sencilla ubicando cada una de las tres partes en las que se divide la narración en tres ambientes diferentes bien diferenciados, hacen de esta novela una deliciosa lectura, de digestión lenta y final dramático que lleva al lector a replantearse absolutamente toda la narración y la propia trama. Con este libro Greene no solo se presentó al mundo literario, sino que dejó escrito muy claramente que daría guerra tejiendo historias que dejarían marca en los lectores. Lectura muy recomendable para una tarde de domingo de invierno gris, fría y lluviosa que se saborea mejor quizá con una taza caliente de té.

Caronte.

jueves, 9 de enero de 2020

La mujer justa


Estreno las lecturas de 2020 con Sándor Márai: escritor húngaro casi olvidado en el mundo literario europeo por causas que se me escapan. Desde que descubrí a Márai casi por casualidad en una librería de segunda mano y compré “El último encuentro”, una de las novelas más importantes de cuantas se han escrito sobre la amistad con mayúsculas, no he dejado de leer a este autor húngaro que se quitó la vida con un tiro en la cabeza allá por 1989. Es cierto que no siempre he acertado con sus novelas y tuve una pequeña crisis en sus lecturas después de leer “Los rebeldes”. Sin embargo, volví a leerle hace un año y algo ya y me renganché de nuevo a sus libros disfrutando de cada una de sus frases y palabras escritas, sabiendo que cada libro suyo es una pequeña joya oculta entre las baldas de librerías de primera o segunda mano, y que no mucha gente sabe de su existencia cosa que debería remediarse porque sin duda es uno de los grandes de las letras europeas a pesar de su ostracismo aún a día de hoy.

Este año lo he comenzado leyendo “La mujer justa” una novela sobre las relaciones amorosas y por tanto sobre el amor y el desamor. Tres son los protagonistas de esta historia que se desarrolla en Budapest en el periodo que va entre los años previos al estallido de la IIGM y la misma liberación de la ciudad por los comunistas. Por estos tres protagonistas se divide la novela en tres partes, cada una de las cuales narrada por uno de ellos en la que cuenta su historia y la visión del triángulo amoroso que vivieron y que les llevó a cambiar su vida por completo teniendo que enfrentarse a sus sentimientos y abriendo los ojos a una realidad cambiante que modificaría la forma de vivir y relacionarse de toda clase social en todo el continente.

Los tres protagonistas de “La mujer justa” son Maritka, Peter y Judit. Peter es un noble burgués industrial húngaro que vive acomodadamente en una de las mejores zonas de Budapest y con acceso a las altas esferas de la sociedad; de personalidad fría y distante dada por unos estereotipos y principios burgueses en descomposición. Maritka, de origen burgués también y de carácter caliente y pasional, es la primera mujer de Peter y la primera que interviene en la novela contando su parte de la verdad del triángulo amoroso que se completa con Judit. Y por último está Judit, mujer joven y de origen muy humilde (llega a narrarse que vivió en su tierna infancia con su familia en un agujero en el suelo) que entra en el triángulo amoroso al empezar a trabajar en la casa familiar de Peter como limpiadora. Los tres personajes de esta novela no son lo que aparentan y las mujeres quizá menos aún.

Con un estilo detallista y realista con el que Márai nos transporta a una época extinta a la fuerza y debido a la guerra y a un Budapest del que solo quedan sombras pasadas y ecos melancólicos de lo que llegó a ser “La mujer justa” desgrana una relación amorosa vivida desde tres puntos de vista diferentes y con sensibilidades muy distintas unas de otras. El amor verdadero, el amor como rutina y estatus y el amor como herramienta para manipular forman parte de una misma moneda (en este caso con tres caras). Pero es que no existe un único amor en el mundo, por suerte o desgracia todo hay que decirlo. Y aunque el título de la novela hace referencia a una reflexión que se hace en sus páginas sobre que para cada persona hay un hombre o, en este caso, una mujer justa pocas veces se logra dar con esa persona.

Márai sabe enganchar al lector tejiendo una trama que poco a poco va enredándose y haciéndose más intensa y al mismo tiempo, con una prosa bastante pulida, no hace un retrato muy real de cómo era la vida burguesa de la alta sociedad en Budapest antes de que la guerra arrasara con todo. “La mujer justa” sirve a la vez como reflexión profunda sobre el amor y las relaciones sociales de una época hace mucho apagada, y como retrato de una sociedad decadente que en el fondo sabe que está acabando, pero se aferra a lo que siempre ha sido y no se resigna a dejar de ser.

La mujer justa” podría ser perfectamente tratada también como fresco histórico costumbrista del asedio de Budapest al final de la IIGM. En la parte narrada por Judit, la última del libro, se narra cómo fue ese asedio y la posterior liberación de la ciudad por parte del ejército rojo ruso. Y es quizá esta parte, que no me esperaba encontrar, la que al final más interesante me ha parecido. Siempre me ha interesado mucho la historia y sobre todo esa parte de la historia que tiene a la Segunda Guerra Mundial como centro o influencia. Márai se sirve de la voz de Judit, la más inteligente de los personajes de esta novela (inteligente y quizá manipuladora), para mostrar el aterrador escenario que fue Budapest durante su asedio y el erial de ruinas en que quedó cuando quedó liberada de los nazis. Es en esta última parte de la novela también cuando Márai plasma las más acertadas reflexiones sobre el cambio de mundo que se produjo tras las bombas.

Todas las veces que he terminado de leer algún libro de Márai me pregunto por qué cayó en el olvido dentro de la literatura europea siendo sus novelas de tan alto nivel literario. “La mujer justa” es una novela extensa es verdad, que tiene algunos pasajes pesados de leer pero que es un ejemplo perfecto de novela realista centroeuropeo al nivel de Thomas Mann o Stefan Zweig. Además, pocos autores de la época han sabido plasmar con tanto sosiego el fin de la edad dorada de la burguesía y la clase alta social como Márai, y pocos han dado papeles tan relevantes y potentes a protagonistas femeninas. Animo a cualquier lector a descubrir a Sándor Márai y a juzgar por su cuenta a un escritor que merecería mucha más relevancia de la que tiene en el panorama literario y que gracias a la editorial Salamandra está volviendo a ser editado en español.

Caronte.