No sé por qué pero
siempre me pasa que cuando un escritor me gusta mucho tardo mucho tiempo en
volver a alguno de sus libros. A veces pienso que debería leerme todos los
libros de un autor que me guste mucho del tirón; pero luego pienso que si hago
eso y por ejemplo dicho escritor está muerto no tendré más que leer suyo y por
tanto perderé una buena oportunidad. Por eso quizá he tardado tanto en volver a
leer una obra de Graham Greene. Digo tanto, cuando solo han pasado unos cuantos
meses desde el último libro suyo que me leí. Para mí ha sido mucho tiempo, ya
que desde que descubrí a este escritor inglés gracias a un regalo de cumpleaños
que me hicieron unos amigos ha pasado a ser uno de mis escritores preferidos,
al que siempre leo en inglés porque es bastante fácil de leer a pesar de que
sus libros no son recientes, y al que me une en cierto modo una macabra
coincidencia y es que murió el mismo día que yo nací. También puede que deje
pasar tanto tiempo entre un libro suyo y otro debido a que cada vez que voy a
comprar algún libro de Greene nunca termino por decidirme por ninguno y termino
por dejarlo para más adelante.
El libro del que
voy a hablar en esta ocasión es “The
human factor” o como reza su traducción al español “El factor humano”. Como la gran
mayoría de las novelas más conocidas de Graham Greene, este libro trata sobre
el espionaje británico y sus protagonistas son espías clásicos que descifran
mensajes codificados y encriptan nuevos, son enviados a países exóticos a
obtener información y deben lidiar con topos y dobles agentes. Vamos podría
decir en pocas palabras que esta es una típica novela de espías al más puro
estilo británico, que en este género los ingleses son los grandes maestros
mundiales con autores como John Le Carré, Frederick Forsyth, o el propio Graham
Greene (todos ellos además trabajaron en algún momento de sus vida como agentes
del MI6, el Servicio Secreto Británico).
La trama principal
de “The human factor” es la
existencia en un departamento del MI6 de un topo. Dicho departamento está
compuesto por tres agentes propiamente dichos: nuestro protagonista Carter, su
compañero de sección, Davis, y el supervisor de ambos Carson (nótese que todos
los personajes de la novela aparecen nombrados en la misma, salvo dos de ellos,
por sus apellidos). Como un topo es algo indeseable en cualquier servicio
secreto que se precie, los responsables de más algo grado decide investigar y
hacer indagaciones. Así el doctor Percival pone su ojo de pescador en Davis,
decidido, sin dudas ni titubeos; y así se lo hace saber al jefe Heargraves y el
responsable de seguridad del departamento el coronel Daintry. Sin embargo nada
es lo que parece porque casi desde el principio de la novela el lector intuye
que Davis no es el topo y su muerte, o asesinato enmascarado muy sutilmente por
una toxina que enmascara una muerte provocada como natural, sólo causa
malestar, dudas y sobre todo errores.
Esta es la trama
principal de “The human factor”,
sin embargo me falta hablar un poco del protagonista principal de la novela,
Castle, un veterano miembro del MI6 que en su día trabajó sobre el terreno en
Sudáfrica en la época final del Apartheid, donde tuvo que lidiar con
organizaciones oficiales del gobierno surafricano lideradas por Muller, un
africano blanco lleno de prejuicios y muy racista que hizo la vida imposible a
Castle debido a que éste se enamoró de una mujer africana, Sarah. Esta otra
historia, que pertenece al pasado de nuestros protagonistas, siempre está
presente en la novela, mediante medidos flash backs que afianzan la
personalidad de Castle y hacen que el lector coja cariño a este espía de doble
atormentado por sus sentimientos.
Pero esto no es
más que una parte de la trama oficial de “The
human factor”. Sin embargo, como en casi todas las novelas de Graham
Greene que me he leído hay mucho más allá de la trama formal podríamos decir.
La moral y la ética, los sentimientos y las creencias personales juegan un
papel fundamental en la historia. Así cada uno de los personajes que aparecen
en la novela tiene sus propias características personales, sus matices en
algunos casos muy sutiles y su forma de ser y pensar. Castle en un marido
ejemplar, que ama a su mujer Sarah por encima de todo, y que no dudó en
arriesgar su carrera en el servicio secreto para sacarla de Sudáfrica, y que
también ama al hijo de ésta, Sam, asumiéndolo como propio aunque no sea así;
Davis por su parte, más joven que Castle es un desastre de espía, sin orden ni
control, adicto a la bebida y propenso a levantar sospechas, como de hecho
hace; el doctor Percival es un ser sin moral alguna, al que le importa más una
trucha asalmonada y la pesca que la vida de una persona inocente; todo lo
contrario que el agente de seguridad Daintry, un hombre separado con una hija
con la que apenas tiene relación y cuya soledad le pesa como una losa de
hormigón en sus hombros, que respeta su trabajo y quiere hacerlo bien
cumpliendo las leyes, aunque para eso tenga que traicionar algún que otro
sentimiento afectivo hacia alguna persona; Heargraves por su parte es el
venerable jefe de espías que delega sus decisiones y que por su veteranía
prefiere saber lo menos posible para que nada le importune. También podría
hablar de Sarah, o Sam, o del agente Muller, o de algunos otros personajes
mucho más secundarios, pero sinceramente creo que es mucho mejor que cada uno
los descubra por su cuenta y los juzgue de manera individual.
No lo he dicho
pero “The human factor” no es
del todo una historia de ficción pura y dura. Aunque nunca lo reconoció en
vida, muchos críticos de la obra de Graham Greene están de acuerdo sin el
mínimo rescoldo de dudas que la historia que se narra en las páginas de este
libro está basada en la vida de Kim Philby, el más famoso, célebre y a la vez
odiado espía británico que trabajó durante varias décadas como agente doble del
KGB ruso infiltrado en el MI6. De hecho por esta razón me decidí por este libro
antes que por otros de Greene. Castle y Philby, si bien son de carácter muy
diferente, sí que comparten muchas cosas, entre otras el hecho de ser dobles
agentes del KGB en el MI6. Sin embargo les separa un elemento fundamental y es
que mientras el protagonista de esta novela, Castle, no cree en el comunismo
(como tampoco en ninguna otra ideología, fe o creencia), Philby sí que lo hacía
y cuando desertó a la URSS lo hizo sin problema de conciencia. Por otro lado
está el asunto sentimental que Greene incorpora a la trama de esta novela y que
da a la trama un carácter mucho más personal e íntimo, incorporando las dudas y
miedos de Castle por perder a Sarah.
Quiero también
comentar el estilo que emplea Graham Greene en “The human factor”. El lector se encontrará con una novela de
espías en la que predominan los diálogos; diálogos que Greene domina como un
verdadero experto y puedo decir que estos diálogos, en todas sus novelas, son
lo mejor de sus libros. La novela se lee con facilidad, es ágil, directa y
concisa, es decir, a diferencia de otras novelas de este escritor en esta no
hay digresiones moralistas demasiado profundas, sino que con una sencillez
asombrosa mediante los diálogos entre los diferentes personajes Greene
incorpora poco a poco sus temas predilectos como son la religión (tratada muy
someramente en este libro), el alcohol,
la soledad y las creencias personales que llevan al ser humano a actuar de una
manera u otra. Las descripciones son las justas y necesarias para ambientar
alguna escena y nada más. Greene va a la acción estrictamente y todas las
frases del libro tienen sentido y significado, ninguna está simplemente por
estar.
Para terminar ya,
solo quiero apuntar que “The human
factor” ha sido una de las mejores lecturas que últimamente me he
echado a la cara, si se puede decir así. Greene de momento no me ha defraudado
con ninguna de sus novelas, que por cierto están llenas de realismo y son
perfectamente verosímiles. Además esta novela, a pesar de ser ficción, en parte
está basada en uno de los personajes más controvertidos de la historia del
Reino Unido y de los servicios de inteligencia, y por tanto es perfecta para
introducirse en las novelas de espías en las que no solo el lector se sumerge
en una trama de secretos y sombras, sino también de dilemas morales y decisiones
que implican vidas humanas.
Caronte.