jueves, 10 de diciembre de 2015

Cinco y acción: "El Puente de los Espías"

Reconozco que voy bastante al cine. También es verdad que voy menos de lo que me gustaría, pero soy un joven parado sin experiencia al que le piden las empresas experiencia para poder comenzar a trabajar, y no puedo permitirme ir a ver todas las películas que de verdad me atraen de la cartelera. Aún así voy bastante el cine. Sin embargo llevaba mucho tiempo, probablemente desde antes del verano, sin ir al cine y salir de él con tan buenas sensaciones en el cuerpo y tan buen sabor de boca después de disfrutar de la película. La última vez que me pasó eso fue con “Nuestro último verano en Escocia”, película de la que ya hablé en este blog. Sin embargo esta película de cine casi independiente, poco o nada tiene que ver con la película de la que hoy me toca hablar y que lleva la firma de dos de las más grandes figuras del cine actual, y también de las últimas décadas, de Hollywood: Steven Spielberg y Tom Hanks. Sólo con el nombre de estos dos verdaderos personajes debería bastar para ir a ver una película, pero hay mucho más.

Creo que a nadie se le puede escapar de qué va “El Puente de los Espías” simplemente leyendo el título. Está bastante claro que la película trata de una madre coraje maltratada por su pareja, un borracho empedernido que  la deja embarazada constantemente y que un día con apenas treinta años se ve con cuatro hijos malviviendo en un tugurio maloliente en el Bronx de Nueva York y teniendo que vender su cuerpo en un club nocturno donde hombres babosos intentan llevársela a la cama. Perdón, pero creo que me estoy confundiendo... No. Obviamente la película de la que hablo hoy no trata de esto. Esta cinta de Spielberg es una película de espías. Este género, el cine de espionaje, sobre todo centrado en la guerra fría, parece no pasar nunca de moda, pero últimamente había entrado casi en barrena y se había quedado en la cuneta del cine de segunda categoría. Sin embargo con esta película Spielberg vuelve a poner a este género en la cima, haciendo que esta cinta (sé que lo que voy a decir me tachará de exagerado, pero es lo que pienso) pase a ser un clásico de este género.

La trama o argumento de “El Puente de los Espías” tampoco es demasiado complejo. De hecho la historia que se cuenta en la película está basada en hechos reales. El hilo conductor de la película es la tensión política, diplomática y militar existente entre los EE.UU. y la URSS durante los años cincuenta y principio de los sesenta, es decir: la Guerra Fría. La cinta comienza con la detención de un espía soviético, Rudolf Abel, en territorio norteamericano y su posterior juicio. Para que este juicio parezca legal y en el que se cumplen todas las leyes sin violar ningún derecho, el gobierno americano designa al abogado James Donovan, interpretado por Tom Hanks, y que a la postre es el protagonista principal de la película, para dar asistencia legal y defender al espía, que acepta porque lo considera su deber y su obligación, ya que todo ciudadano de los EE.UU., aunque no sea americano tiene derecho a un juicio con garantías.  Donovan es un hombre de principios y valores firmes que pese a la oposición de la opinión pública, de su familia y del bufete de abogados para el que trabaja defiende al espía soviético como si no fuera tal cosa.

Esta podría ser considerada como la primera parte de “El Puente de los Espías”. Ya que durante la segunda parte de la película entra en acción la parte soviética de la guerra fría, con la captura de un joven piloto americano que es capturado durante un vuelo de reconocimiento del territorio de la URSS. A partir de ese momento la película cobra un nuevo enfoque, ya que se plantea el intercambio de prisioneros: los soviéticos quieren recuperar a su espía, que por cierto no se ha quebrado en su lealtad al comunismo y no ha hablado; mientras que los americanos, casi por un acto de hombría y honor pretender recuperar a su piloto. Pero para complicar las cosas, ya que la vida no siempre sigue un guión sencillo y fácil de interpretar, aparece un tercer elemento que entrará en el canje: un joven estudiante americano capturado por la RDA en Berlín durante los días de construcción del muro más miserable y vergonzoso de la historia de la humanidad. Sin embargo las negociaciones para el intercambio deben ser secretas y fingidas como algo no político entre dos naciones que se odian a muerte, sino como algo más íntimo y personas. Y el encargado de llevar a cabo dicha negociación desde Berlín en nuestro querido abogado James Donovan (Tom Hanks). Hasta aquí voy a contar del argumento.

Pero “El Puente de los Espías” no es simplemente una película más de espionaje. Va más allá. Esta película es cine de verdad. Cine en mayúsculas. Cine de ese del que sales totalmente pletórico y lleno de ilusión y de ganas de volver a ver inmediatamente sabiendo que seguramente debido a la intensidad de la acción y la trama ha habido matices que se te han escapado. Ni que decir tiene que la historia del último medio siglo del cine tiene entre los más altos nombres célebres el de Steven Spielberg, y eso será por algo. Como norma general a mí las películas de Spielberg me entusiasman y entre mis favoritas hay varias que llevan su firma desde detrás de las cámaras, y por ello es quizá que no sea totalmente objetivo en esta crítica. Pero las cosas son como son y esta última película del Rey Midas de Hollywood es de las mejores que ha hecho últimamente. Durante las más de dos horas de metraje de la película en ningún momento sentí que la cinta se me estaba haciendo pesada, aburrida o poco interesante. Se me pasó volado el tiempo, como pocas veces me ha pasado en el cine. En ningún momento decae la intensidad de la película.

Desde el primer fotograma de “El Puente de los Espías” se demuestra porqué Spielberg es quién es en Hollywood. Los primeros minutos de la película son espectaculares. Apenas sin diálogos Spielberg cuenta una historia y mete al espectador en la trama y en tensión y pone las primeras piedras para mantener enganchados a los espectadores hasta el último segundo de metraje. Pero no sólo es Spielberg quien consigue hacer de esta película la joya que yo ya la considero. Tom Hanks está soberbio en su papel de abogado idealista y firme en su ética y moral más personal. Es cierto que hay pocas cosas que Hanks haga mal, o papeles en los que tenga una actuación mediocre, pero en este en particular aporta al personaje una seriedad y una credibilidad que pocos actores hubieran conseguido en su lugar; aparte de que llena la pantalla cuando está en ella. Pero tampoco son solamente Hanks y Spielberg quienes conforman esta película ya que a esta pareja de monstruos del cine se suma otros dos personajes no menos celebres y celebrados, como son los hermanos Cohen.

Joel y Ethan Cohen no sólo se han encargado del guión de “El Puente de los Espías”, sino que han logrado que una película de un género tan concreto como el espionaje, con tantas normas, reglas y tradiciones, parezca otra cosa muy distinta, casi una novela de John Le Carré o Graham Greene, haciendo que algunos diálogos sean verdaderas obras maestras del cine. Diálogos llenos de dobles intenciones, de profundidad y de mensajes morales y éticos que parecen sacados directamente de algún archivo secreto de la Guerra Fría. Pero no es así, ya que todo es inventado. Muy poco o nada se sabe de las negociaciones que llevó a cabo Donovan para intercambiar al espía Rudolf Abel por el joven capitán y piloto de avión de reconocimiento, por ello el guión de esta película es para enmarcar. Probablemente no estarán nominados a ningún premio ya que últimamente parece que Hollywood se ha cansado un poco de Spielberg y de todo lo que toca, pero desde mi punto de vista, no solo el guió sino la película entera serían merecedores de algún que otro premio.

No puedo decir nada más. Soy incapaz de plasmar en palabras escritas las emociones que sentí mientras veía “El Puente de los Espías” y tras terminar la película. Sólo sé que es una película que recordaré durante bastante tiempo. No tengo el carnet de visionario, pero creo que con esta cinta Spielberg ha conseguido crear una verdadera joya, sino obra maestra, del cine de espías. Hay muchos momentos dignos de mención en la película, sobre todo un relativo al muro de Berlín y a los asesinatos que se producían en sus inmediaciones, siempre en el lado comunista. Pese al tono positivo general de la película, ya que la historia acaba bien, esta película no es tan benévola con los EE.UU. como una se hubiera imaginado, sino que deja un poso de incomprensión y de amargura por una época de la historia muy necia y sinsentido como la Guerra Fría. Sólo puedo añadir que todo aquel que quiera disfrutar en el cine debe de ir a ver esta película, sin duda alguna, ya que se encontrará con cine del bueno, y añado algo más: los tráiler de la película engañan. Y por cierto señor Spielberg, no se retire nunca por favor.

Caronte.

jueves, 3 de diciembre de 2015

Cinco y acción: "Spectre"

Por desgracia he tardado mucho más tiempo en ir al cine a ver la última entrega de la saga de James Bond del que me gustaría. Por unas cosas u otras al final también he tenido que ir solo a verla cuando tenía pensado ir acompañado por un compañero de la universidad, bueno ya de universidad no porque hemos acabado ambos. Lo que no puede ser no puede ser y no se puede estar uno lamentando toda la vida. Además es algo que suele pasar cuando se planea con mucho tiempo un plan que cuando llega el momento siempre termina fastidiándose y el plan que parecía tan ilusionante al final se va por el retrete. Pero bueno, fui solo al cine, como la mayoría de las veces en el último año. No es que sea una actividad agradable, lo de ir solo digo ya que el cine sí que me gusta, pero es lo que hay. Me tengo que aguantar y envidiar a las parejas que van juntas al cine, o a los grupos de amigos. Aunque si uno lo piensa lo mejor es ir solo ya que así no hay discusión posible sobre qué ver (en el fondo esto es una excusa lamentable para ver algo positivo en ir solo al cine, lo sé, pero qué le voy a hacer).

Desde hace un par de entregas las saga del agente secreto más famoso de la historia del cine, sino el único, tienen un nivel que no se veía desde los inicios de la saga, cuando un jovencísimo y seductor Sean Connery se revolcaba en cada película con las mujeres más sexis del momento. La nueva entrega de la saga de James Bond se llama “Spectre”, nombre de una organización multinacional e internacional, que no es lo mismo aunque pueda parecerlo, encargada de sembrar el mal y el caos en todo el mundo para conseguir hacerse con el poder desde la sombra y manejar los hilos de las principales economías del mundo, controlando gobiernos y poniendo y quitando dictadores a placer. Cualquiera puede imaginarse ya cual es la trama de la película. Sin embargo hay mucho más en esta nueva entrega de James Bond.

Spectre” además de ser una película típica del Agente 007 en la que Bond debe intentar acabar con esta maligna organización criminal y su líder supremo, intentando dar con ella en las sombras de la clandestinidad, siguiendo pistas, recibiendo palizas por parte de los miembros de la organización y sufriendo mil y una perrerías por medio mundo, desde México DF, hasta el desierto marroquí, pasando por Roma, y cómo no por la siempre gris y húmeda Londres. Esta nueva entrega de la saga de James Bond retoma el hilo más personal sobre la vida de 007 que se inició en la entrega anterior, “Skyfall”, con misterio y suspense en todo lo relativo al pasado de James. Sin embargo, así como en la película anterior esta parte más personal y humana del agente con licencia para matar se sigue bien y engancha al espectador con una espectacular escena final en la casa familiar de Bond en pleno prado escocés; en esta película ese hilo se va diluyendo entre tanto afán por hacer una película grandiosa con efectos especiales nunca vistos, y una gran fotografía que sinceramente pienso que pretende más hacer publicidad de las ciudades que salen en la película que dar una estética elevada a la historia y la trama.

No puedo decir que “Spectre” supere a su hermana mayor “Skyfall”. Para mí la tercera entrega de la saga de James encarnada por Daniel Craig es y probablemente será la mejor de todas las que he visto, y aquí he de confesar que Craig no es que me llamara mucho la atención cuando se enfundó el smoking para hacer de 007: siempre he sido más de Pierce Brosnan. Esta última película de James Bond se queda casi en un quiero y no puedo: pretende imitar e intentar superar a la anterior y desde mi punto de vista fracasa en el intento de manera estrepitosa. Sam Mendes, el director de esta última entrega de la saga, intenta repetir el éxito de la anterior, que también dirigió él, pero se queda corto. En ningún momento esta película engancha de la manera tan intensa que lo hacía la anterior. Parece como si en esta ocasión se hubiera intentado rizar el rizo y además de meter una trama clásica de Bond entrelazarla con la trama de la vida personal y el pasado del agente secreto. No consigue su objetivo.

Es cierto, y no puedo negarlo, que “Spectre” es puro entretenimiento y puro Agente 007. Pero poco más. Tampoco voy a decir que la película se haga larga ni mucho menos. Ahí Mendes sí consigue lo que cualquier director debería conseguir, y es mantener la tensión en el espectador y las ganas de ver la película hasta el final ver qué pasa. Es espectacular la primera escena de la película, la que abre la cinta y va justo antes de los míticos créditos de inicio acompañados de la canción de la película, cuyos primeros casi diez minutos parecen rodados en único plano secuencia espectacular. Yo tengo mis dudas de que sea un plano secuencia, pero lo parece y la verdad es que es impresionante. Como impresionante también es una persecución en deportivos por las calles de Roma y el Vaticano, con la Basílica de San Pedro de testiga muda. Pero poco más.

Quiero hablar ahora de otros aspectos de “Spectre”. Por ejemplo, se dio mucho bombo y platillo a la participación de Mónica Bellucci en la película como una nueva chica Bond. Parece que cada vez se vende más barato ser una chica Bond, ya que la Bellucci apenas tiene unas diez frases, y creo que estoy exagerando y sale en total durante diez minutos en una película de dos horas y media. Más chica Bond es Lea Seydoux que terminará por ser un punto flaco de nuestro imperturbable y siempre serio Daniel Craig, haciéndole más humano de lo que ningún agente 007 lo haya sido nunca. Me voy ahora con el malo de esta entrega, interpretado por Christoph Waltz, probablemente el actor que mejor interpreta a personajes de moral más bien baja, por no decir nula; sin embargo en esta película no tiene su mejor actuación y el malo malísimo al que interpreta y que por tanto desea con todas sus fuerzas matar a James Bond no es ni de lejos el mejor malo que haya visto esta saga. Daniel Craig está en su línea, aunque parece cansado. El nuevo M, Ralph Finnes, es tan sobrio como efectivo en su papel y a pesar de que la sombre de Judi Dench es muy alargada, ha empezado con muy buen pie.

Como digo, todo esto debería de hacer de “Spectre” una gran película de James Bond. Pero por desgracia debido a que la entrega anterior para mí es de lo mejor del cine de acción e intriga de espionaje que ha dado el cine, esta película queda algo deslucida. Quizá si se hubiera decidido por dejar atrás ya el pasado personal de Bond y haberse centrado más en la trama típica el resultado hubiera sido otro y mi opinión también. De resultas de todo esto queda una película que entretiene, que se pasa volada ya que en ningún momento sentí que la película se hiciera demasiado larga, que tiene todo lo que se espera de una película de James Bond, pero que se queda corta si la comparamos con la entrega anterior. Espero que para la próxima película de la saga, que será la número 25, y para celebrar estas bodas de plata, el espectáculo que se pueda ver en la gran pantalla haga honor a la ocasión y se nos brinde a los aficionados al agente 007 una película épica y memorable, de esas que tras muchos años se siguen recordando. De todas maneras recomiendo la película ya que permite pasar un muy buen rato, pero creo que los fans de la saga se verán un poco defraudados, al menos si piensas como yo respecto a “Skyfall”. Lo bueno de haber salido relativamente descontento con esta película es que esperaré el estreno de la siguiente con muchas más ganas.

Caronte.