lunes, 18 de septiembre de 2017

Lectura crítica: "El francotirador paciente"

Cuando no sé realmente qué leer después de volver la última página de un libro suelo tirar de mis autores favoritos; solo cuando mi voluntad de descubrir nuevos escritores es más fuerte, termino por lanzarme a comprar, generalmente de segunda mano, libros de autores nuevos para mí. No ha sido este último el caso que me atañe hoy porque tras terminar mi último libro decidí pasarme, y aun teniendo libros por leer en mi casa, decidí acercarme por una de mis librerías de segunda mano de cabecera para ver qué podía encontrar entre sus atestadas estanterías con baldas combadas por el peso de la ingente cantidad de libros apiñados en ellas. Como siempre me costó bastante decidirme por un libro, es más estuve a punto de irme de la librería de vacío ligeramente decepcionado, pero al final como casi siempre suele pasar terminé por decidirme entre uno de los tres o cuatro libros que había preseleccionado para comprar. Y como no, fue un de uno de mis autores favoritos. En este caso no decidí por arriesgarme a descubrir un autor nuevo, ya que quería pasar un buen rato con alguien conocido.

El elegido fue Pérez-Reverte, escritor más que importante en nuestras letras, pero últimamente bastante criticado por sus artículos más que sinceros y acertados sobre la actualidad española, que más que criticados por su contenido lo son por las verdades que en ellos se plasman y por no ser comprendidos por una sociedad que hace tiempo perdió su capacidad crítica y de análisis objetivo de las cosas. Y el libro elegido fue “El francotirador paciente”, prácticamente su última novela publicada allá por el 2013. Esta novela sin embargo, para los que solo les suena Pérez-Reverte por su archiconocido Capitán Alatiste y sus novelas históricas de aventuras, es una vuelta de tuerca (o tour de force como dirían los más imbéciles intelectuales) en la bibliografía del académico y periodista, ya que nada tiene que ver con sus libros anteriores.

El francotirador paciente” es una novela ambientada en el presente, no en la época contemporánea sino en plena actualidad mundial, en pleno siglo XXI, en pleno corazón de la vida urbana y urbanita. De título sugerente, aunque quizá equivocador, ya que si alguien pretende saber de qué va la novela solo por dicho título muy probablemente se quede estupefacto al ir leyéndola y darse cuenta de que por ningún lado aparece ningún francotirador, y por tanto lo que a primera vista podría haberse creído como novela de guerra (como algunas de Pérez-Reverte), no es ni de lejos nada parecido. Para explicar el título quizá haya que irse al protagonista de la novela, cuyo pseudónimo es lo único que sabemos de él como nombre; dicho pseudónimo es Sniper (francotirador en inglés), nombre que al mismo tiempo sirve de firma para sus obras de arte callejero, o graffitis, que en definitiva es de lo que va esta novela.

No sé qué llevaría a Pérez-Reverte a escribir una novela tan alejada, aparentemente, de sus anteriores obras y libros, y escribir “El francotirador paciente”; lo que sí sé es que con este libro Reverte demuestra que es capaz no solo de recrear el Siglo de Oro español como nadie antes lo ha hecho, haciéndolo más que atractivo para los lectores del silgo XXI (y también del XX), sino que es capaz de volver al presente e introducir al lector en uno de los mundos más oscuros y desconocidos por ilegal como es el del arte urbano, arte callejero, o vandalismo, según quien observe las pintadas sobre fachadas, trenes, gasolineras, o edificios medio en ruinas.

Para centrarnos un poco más en la novela, “El francotirador paciente” trata de la búsqueda de Sniper, el siempre presente pero a la vez ausente y huidizo protagonista real de la historia, por parte de una especialista en arte callejero llamada Alejandra Varela, que al mismo tiempo es voz y parte de la trama, ya que Pérez-Reverte narra en primera persona la historia en la voz de una mujer activa, joven, con carácter y lesbiana (señalo este último aspecto no por nada en especial, sino porque creo que es de reseñar ya que es la primera vez que leo un libro en el que la principal voz femenina es abiertamente homosexual). Sin embargo lo que al principio no es más que una búsqueda profesional encargada por un prestigioso editor de libros de arte para quien trabaja Alejandra, quien también tiene un pseudónimo que es LEX, se va demostrando que es mucho más que un simple trabajo. Así la persecución guiada por los grafitis y los retos que va proponiendo Sniper a lo largo de varias ciudades de Europa (principalmente Italia), se convierte en algo más: una búsqueda personal azuzada por el recuerdo, el amor y quizá también el resentimiento hacia una persona que lucha cínicamente contra un sistema podrido. No puedo dejar de mentar aquí también un aspecto de la novela que se añade a esta trama principal, y es que no sólo LEX persigue a Sniper, sino que también hay unos matones a sueldo de un gran empresario cuyo hijo muere haciendo uno de los retos propuestos por Sinper para desafiar al sistema.

Con estos ingredientes “El francotirador paciente” es una muy entretenida novela en la que hay tantas aventuras, tanto suspense, y tantas sorpresas como en las más típicas novela revertianas. Podría decir que este libro es el menos revertiano, pero al mismo tiempo el que más realmente tiene de Pérez-Reverte y de su ironía mordaz y socarrona que tanto plasma en sus artículos y que tan mal se comprende en las redes sociales debido fundamentalmente, creo yo, a la falta de comprensión lectora, a la falta de educación en pensamiento y visión crítica de la vida, y sobre todo a la falta de sentido del humor. No faltan en las páginas de esta novela frases y comentarios, en varios personajes pero quizá sobre todo en Sniper, que recuerdan a Pérez-Reverte, contra el sistema preestablecido y aceptado sin más, sin crítica y sin juicio de opinión. Muy mordaces son sobre todo los comentarios que en varios momentos se vierten contra el mundo del arte, y también aquellos que dejan ver la hipocresía general de la sociedad y su falta de juicio y crítica, como ya he dicho.

Para terminar, creo que “El francotirador paciente” es quizá una buena novela para empezar a descubrir a Arturo Pérez-Reverte, ya que como casi todas sus novelas, esta se lee de manera rápida y sencilla, y gracias a un argumento bastante atractivo y contemporáneo que siempre está de moda (ya que parece inspirado en el Bansky inglés) el lector que quiera sumergirse en el mundo literario de Reverte encontrará un libro sumamente entretenido, con momento de humor e ironía, pero también más serios, con las siempre permanentes reflexiones que Reverte deja caer como si nada y hacen que el lector también reflexione de manera compleja sobre temas actuales que aunque latentes siempre están presentes. No es la obra cumple de Pérez-Reverte, pero como digo este libro contiene todo lo que la literatura de Reverte significa, y por ello mismo me ha gustado bastante y me ha sorprendido gratamente.


Caronte.