viernes, 26 de abril de 2019

Lectura crítica: "City"


Siempre tengo los mismos problemas a la hora de elegir libro cuando voy a mi librería de segunda mano de referencia. Me termino bloqueando y mi cerebro pocas veces es arriesgado. Sin embargo, la última vez que estuve en esta librería terminé por decidirme por un libro cuya sinopsis está escrita por el propio autor; autor que ya había leído en dos ocasiones anteriores tras las que acabé encantado e ilusionado con la propia literatura y la capacidad de crear mundos mágicos, únicos y maravillosos. Nunca hay que dar por asegurado lo que una vez fue porque a veces las decepciones vienen por ese camino. Es increíble como Alessandro Baricco, un escritor italiano que descubrí con una fábula preciosa, “Seda”, puede concebir historias tan dispares y diametralmente opuestas, y cómo su estilo puede variar tanto de un libro a otro. La literatura es así: unas veces se tiene la suficiente inspiración para crear una obra única, y otras esta inspiración falla por muchas ganas que se tengan y se crea una obra sin alma.

City” es una novela larga que durante la mayor parte de la misma se me ha hecho muy pesada y aburrida. Empecé con ganas su lectura tras leer la propia definición que Alessandro Baricco hace del libro, que me atrajo ya que la pintaba como una historia mágica de nuevo en la que la realidad quedaba desdibujada en un mundo imaginario desbordante. Por desgracia la realidad de la novela es muy diferente y tras su lectura no puedo más que decir que he quedado más que decepcionado, desilusionado.

La trama está como dividida en tres secciones todas interconectadas: una historia de ficción narrada por una de las protagonistas; un relato de boxeo escuchado por radio (o elemento parecido); y la propia historia principal. Parece complejo, pero no lo es; “City” está bien estructurada en capítulos más o menos largos sin título en los que el estilo es muy diferente en cada una de las secciones. Para mí la única decente es la historia del oeste, ese western mágico que Baricco se invente y que sí que me ha recordado a sus otras novelas. Por lo demás: la de boxeo me ha aburrido soberanamente; y la principal, que va hilando todo, me parece insulsa, sin gracia, en definitiva: bastante aburrida.

Tengo la impresión que Baricco en “City” pretende imitar el estilo de Paul Auster. De hecho, en muchas ocasiones me resultaba bastante claro y evidente el intento de copia. El problema es que si se intenta copiar algo porque se admira hay que al menos hacerlo bien, con fundamento, y en esta ocasión Baricco no lo consigue. Esta novela parece una copia barata de cualquier novela moderna de Auster, con un mundo que parece calcado de la realidad, pero con imágenes a veces futuristas, a veces de un pasado bastante lejano, otras anacrónicas y generalmente como si fuera un espejo: muestra lo que somos sin ser lo que somos.

No quiero ser malo con Alessandro Baricco cuando en dos novelas me ha demostrado ser un escritor excepcional, con una imaginación desbordante y un estilo de escritura que atrapa al lector llevándole a mundos imaginarios mágicos. Pero con “City” no encuentro ni esa imaginación ni ese estilo. De hecho, si en lugar de haber descubierto a este autor italiano con “Seda” y continuar con “Océano mar”, hubiera comenzado con este libro, lo más probable es que nunca más le hubiera leído. Suena un tanto radical, pero la verdad es que la novela es tediosa, aburrida y muy pesada. Solo mejora hacia el final.

Ni tan siquiera los personajes son salvables. De hecho, podríamos hablar de que solo hay dos personajes en “City”, un crio superdotado y una mujer. El crío además tiene dos amigos invisibles, uno de los cuales es mudo (puramente mundo Auster, pero mal imitado). La maraña de personajes secundarios que rodean a los principales también es muy del imaginario del escritor neoyorquino, pero sin su gracia habitual y su credibilidad. Son copias baratas, lo repito. Y no es por querer desmerecer a Baricco, pero para mí esta novela es un fraude total. De hecho, sería casi para pedirle al autor algún tipo de indemnización por la desilusión generada, la pérdida de tiempo y el aburrimiento causado.

Si tengo que recomendar algo relacionado con “City” es que para descubrir el mundo literario de Baricco es mejor empezar por cualquiera de sus novelas anteriores y que he mencionado en esta reseña, y ante todo no leer esta a no ser que se esté dispuesto a llevarse un gran chasco. Me da bastante apuro tener que escribir sobre un libro en estos términos, pero es que la decepción es real, ya que me esperaba disfrutar leyendo y sin embargo, lo que he conseguido es frustrarme convenciéndome de que tenía que terminar el libro para verlo en su conjunto y poder admirarlo. Nada más lejos de la realidad, me alegré sobremanera al acabarlo ya que implicaba no tener que volver a tener que abrirlo. No sé si volveré a internarme en la literatura de Alessandro Baricco.

Caronte.


viernes, 5 de abril de 2019

Lectura crítica: "Un mal nombre"


Hace unos meses me propuse leer una de las sagas de novelas que más había dado que hablar en los últimos años, tanto por la propia calidad literaria de los libros, como por el misterio que rodeaba a su autora: Elena Ferrante. Hoy continúo la saga con el segundo libro de la misma volviendo a viajar (metafóricamente) a Nápoles y a meterme en la vida de las dos jóvenes protagonistas de este segundo libro en el que se narra su adolescencia y los vitales cambios que en ella se producirán y que harán que sus vidas dejen de ser las que fueron y empiecen a ser las que serán. A pesar de haber llegado tarde a esta saga, ya tengo la impresión de que va a ser uno de los ejercicios lectores más importantes que voy a tener durante este año y quizá el siguiente; porque no quiero agotar esta saga de golpe; quiero disfrutarla poco a poco, libro a libro, dejando su tiempo entre partes para que la historia repose y deje huella.

Así como el primer volumen de la saga de las Dos Amigas se centraba en la infancia y pre adolescencia acabando con la boda de Lila teniendo tan solo 16 años con Stefano Carracci, “Un mal nombre” continúa desde ese preciso momento y narra toda la evolución de ese matrimonio, así como la vida de Lenú atrapada entre su familia, su barrio de Nápoles y su voluntad de volar lejos de allí y realmente empezar a ser Elena Greco, sin compararse con nadie y no teniendo a nadie por lastre o rémora.

Un mal nombre” retoma, obviamente, a todos los personajes de la novela predecesora de la que es total continuación. Esto es probablemente es mayor problema que tiene la lectura de esta novela, y por consiguiente de toda la saga, ya que hay infinidad de personajes y familias, todas con nombres parecidos (en el fondo todos los nombres italianos se parecen, sobre todo los más típicos); y no solo ya sus nombres sino sus diminutivos, y también las relaciones que se establecen entre ellos, etc. Menos mal que al principio del libro se glosan todos los personajes de la novela divididos por familias y profesiones (cuales gremios medievales) así como unas pequeñas notas de cómo quedaron cada uno en la novela anterior. Gracias a esto quien lea este segundo libro tiempo después del primero (mi propio caso) puede retomar todo con tranquilidad.

Cuando empecé con esta segundo novela tuve la misma impresión que con la primera: me costó un poco entrar en la dinámica de la narración y en el ritmo de la misma. Pero una vez que me acoplé al ritmo narrativo de la novela, “Un mal nombre” pasó a ser una delicia de lectura. Elena Ferrante crea una atmósfera en la que el lector pasa a ser un personaje más del barrio y a ir de la mano, de forma invisible, de Lenú, la narradora y en el fondo protagonista de esta preciosa historia de amistad perdurable y verdadera.

Si en el primer volumen de la saga Lila y Lenù ya mostraban caracteres muy diferentes, casi me atrevería a decir opuestos, en “Un mal nombre” esta diferencia se va haciendo cada vez mayor, distanciando a las dos amigas poco a poco. Una distancia quizá creada por la arrogancia y la envidia, mutua, que van haciendo que las dos amigas se quieran y necesiten al mismo tiempo que saben que deben separarse para no hacerse daño del todo. Y ese es el proceso que se sigue en el libro, acentuado por los amores de juventud que hacen que todos los sentimientos afloren y estén a ras de piel.

Porque “Un mal nombre” es una novela plagada de sentimientos cosa que la hace humana. De hecho y sin exagerar puedo decir que es la más humana y cercana de cuantas novelas me he leído en los últimos años, algo que creo que justifica absolutamente el completo éxito que ha tenido esta saga. No es difícil que alguien al leer estos libros, tanto el primero como este segundo, se sienta identificado y se vea reflejado en alguno de los personajes que la plagan; y no solo eso, sino que vea muchas acciones y sentimientos que haya hecho alguna vez en su vida. Porque a pesar de que está ambientada en los años sesenta y Nápoles, esta novela es tan contemporánea como la vida misma, porque en el fondo no va de otra cosa.

La vida a tumba abierta es lo que narra Elena Ferrante en su saga y en “Un mal nombre” la crudeza se hace más palpable. Los sentimientos se intensifican y se hacen duros, las palabras se afilan para intentar hacer daño, las envidias generan odios y frustraciones, los personajes empiezan a actuar por impulsos que no siempre llevan a buenos resultados. Pero siempre hay espacio para la esperanza. Lila y Lenù son dos chicas fuertes, determinadas, valientes y toman sus propias decisiones en un mundo machista del que intentan huir. Su amistad en este segundo volumen acaba un poco dañada, pero en el fondo ambas jóvenes se quieren sinceramente, con todo el corazón, creando una amistad verdadera que yo como lector envidio.

El año pasado cuando empecé con el primer libro de la saga no pensé que me fuera a enganchar tanto. Tras leer “Un mal nombre” confirmo las sensaciones que ya me dio el primer libro y me reafirmo en la voluntad de leer los dos restantes; eso sí, dando tiempo al tiempo, dejando reposar esta bellísima y compleja historia de amistad y sobre la vida, no ya por no saturarme sino para no acabar tan pronto de disfrutar de la narrativa y el estilo de Elena Ferrante ni para despedirme tan rápidamente de Lila y Lenù.

Caronte.