Leer a Julia
Navarro es siempre un placer, no ya por las historias que regala en sus libros,
sino también por cómo éstos están escritos. Pero claro la formación como
periodista se nota en todas y cada una de las frases de cualquiera de sus
novelas, con frases que aunque puedan ser largar y estructuralmente muy
difíciles de construir dicen lo que tiene que decir sin apuntar nada más, pero
tampoco nada menos. Llevaba mucho tiempo sin leer nada de esta grandísima
escritora que sintió la llamada de la narración algo más tarde de lo que podría
considerarse habitual en la profesión de escritor. A veces es mucho mejor dejar
que la vocación de contar y narrar, de ficcionar el mundo, venga cuando tiene
que venir, sin forzarla y sin presionar para que salga, porque si no es posible
que el resultado resulte artificial.
En Julia Navarro
no pasa esto último y todas las novelas suyas que me he leído hasta la fecha me
han resultado fantásticas. El único pero que siempre le he puesto a esta
escritora ha sido que se ciñera única y exclusivamente al género de la novela
histórica. Pero su última novela, “Historia
de un canalla” se aleja totalmente de este género tan comercial y tan
de moda hoy en día en el mundo editorial y que Julia Navarro había terminado
por dominar a la perfección creando novelas que rozan la perfección del género.
La nueva criatura de esta escritora madrileña nada tiene que ver con sus
anteriores novelas; es un cambio radical de tercio, no ya solo para ella que me
imagino que habrá tenido que esforzarse para escribir desde otro punto de vista
y no usando los trucos típicos de la novela histórica, sino también para sus
lectores, entre los que me incluyo, que probablemente habremos descubierto una
nueva Julia Navarro.
He de decir ya
desde el principio que “Historia de un
canalla” es puramente una novela de Julia Navarro: extensa, con pocos
capítulos, con una historia muy bien estructurada, una trama muy bien
construida y unos personajes perfectamente definidos hasta en los más profundos
detalles, no ya de manera física, sino en lo que a mí me parece más importante
a la hora de dar vida a un personaje: en su personalidad. En esto Julia Navarro
no ha cambiado mucho con respecto a sus otras novelas: sigue siendo la misma escritora
meticulosa que no se deja nada en el tintero. Es en la trama de la novela en la
que todo ha cambiado.
“Historia de un canalla” como su
propio nombre indica narra la vida, toda la vida, desde la más alocada
infancia, hasta la última etapa de la vida de Thomas Spencer, un canalla, un
hombre de negocios, dedicado a la publicidad que entre Londres y Nueva York
principalmente, ha desarrollado su vida, dejando allá por donde pasara huella
de su fuerte y siempre despreciable personalidad. Thomas Spencer es un ser
humano totalmente despreciable y desde la primera línea de la novela el lector
lo sabe, luego pocas sorpresas puede encontrar a medida que avanza la trama.
Pero las hay. Es inimaginable la maldad que un ser humano puede llevar dentro y
el daño que puede hacer a las personas que tiene a su alrededor y que le
muestran cariño.
La novela está
narrada en primera persona, es decir, es el propio Thomas Spencer quien nos va
desvelando poco a poco los diferentes aspectos de su vida, desde un presente en
el que ve cómo su vida se va apangando poco a poco. Por otro lado “Historia de un canalla” se divide
en cuatro partes: infancia, juventud, madurez y declive; y en cada una de ellas
Thomas Spencer, o si se quiere ver de otro modo, Julia Navarro, cuenta la vida
de este canalla universal que tiene por lema simplemente sobrevivir a cualquier
precio sin mirar a quien puede hacer daño o dejar por el camino con tal de
salvarse siempre él. No puedo negar que en ocasiones durante la lectura de esta
novela he sentido verdadero asco hacia su protagonista. De hecho no creo que
nadie pueda sentir algo que no sea dicho sentimiento.
Pero “Historia de un canalla” no se
limita simplemente a ser una novela en la que se desentrañan diferentes
episodios de la vida de su protagonista, si fuera así poco interés tendría,
sino que en este libro Julia Navarro va más allá. La autora utiliza la vida de
Thomas Spencer para hacer un retrato, para nada positivo ni optimista, de los
diferentes grupos de poder y presión económicos que mueven el mundo única y
exclusivamente movidos por el afán de lucro y de enriquecimiento a título
individual, dejando a un lado el bien social y común de la humanidad. Ya se ha
dicho que Thomas Spencer es publicista, pero aunque pueda parecer algo menor,
gracias a ese papel que escogió nuestro protagonista en la vida y a sus pocos
escrúpulos, en la novela se va viendo cómo se supone que funciona el mundo.
Julia Navarro
plasma en “Historia de un canalla”
un mundo igual de canalla, o quizá más que Thomas Spencer. Un mundo habitado y,
lo que es peor, dominado por personas sin ética, moral o sentido del bien.
Personas que lo único que quieren es poder y dinero, y que no sienten
absolutamente nada bueno: ni piedad, ni amor, ni conmiseración, ni pena, nada.
Thomas Spencer no es el único ser despreciable que aparece en la novela, es el
más canalla, pero no es el único. A lo largo de la novela irán apareciendo una
ristra de personajes que harán a veces que Thomas parezca hasta una persona con
conciencia, cuando no sabe qué es eso. Abogados, políticos, publicistas,
informáticos, periodistas cobijados bajo el paraguas común de la ausencia de
conciencia. Es cierto que el nivel de canallería de Thomas es superior al del
resto, pero algunas de las personas que va conociendo en su vida no se le
quedan a la zaga.
Sin embargo
también hay hueco para la esperanza en “Historia
de un canalla”. Si la historia solo tratara de Thomas Spencer sería
angustiosa para el lector que en varias ocasiones tendría que dejar de leer
para respirar y para darse cuenta de que su personaje no es más que un ser de
ficción, por muchas personas parecidas a él que se puedan conocer en la vida
real. No hay solo maldad a su alrededor. Hay gente buena que intenta reconducir
a Thomas hacia un mundo en el que la empatía y la generosidad reinan en las
conciencias y corazones de la gente. Su familia es un ejemplo de ello, sus
padres, su hermano, Esther, una chica de la que se enamora, si es que en el
corazón de Thomas hay cabida para tal sentimiento, y varios más. Pero esto a él
le da igual. No importa cuánta gente buena haya a su alrededor, Thomas siempre
les intentará hacer el mal, no porque quiera voluntariamente sino porque no
sabe hacer otra cosa. No puedo negar que hay ocasiones durante la lectura de la
novela en las que he sentido pena por Thomas, aunque se me pasaba pronto.
La novela se
estructura como ya he dicho en varias partes en las que se van narrando las
etapas vitales de Thomas Spencer. Pero además hay un elemento peculiar en “Historia de un canalla” y es que
Julia Navarro para intentar realzar ese contraste entre lo que hubiera sido un
hombre decente y el canalla que es el protagonista haciendo que de vez en
cuando Thomas Spencer experimente una especie de sensación de arrepentimiento, que
yo juzgo como falsa, cínica e hipócrita, haciéndole imaginar cómo hubiera sido
su vida si hubiera sido él diferente. Meras suposiciones. En la novela se deja
claro que lo que se hace se hace y no hay vuelta atrás. Este es un elemente que
me ha gustado mucho y que quizá debería haber sido un poco más explotado por la
autora.
Otro punto fuerte
de “Historia de un canalla” es
la profundidad con la que los sentimientos están expresados en la novela, los
buenos y los malos. Pero por encima de todos ellos hay uno que brilla por
aunarlos a todos: la soledad. No se puede obviar que la vida de Thomas Spencer
es una vida llena de soledad, de un hombre solitario que se dice a sí mismo que
está mejor sólo pero que también reconoce no tener amigos y necesitar a alguien
a su lado que le soporte. Al final parece conseguirlo pero sabe que está solo.
Que su maldad le ha hecho estar solo siempre y rechazar el afecto de quien en
algún momento le podía haber querido. Y esto fastidia y pone de mal humor a
uno, cosa que agradezco a Julia Navarro, ya que muchas novelas simplemente se
leen, pero esta hace que el lector se sienta incómodo al leer sobre el lado más
oscuro del ser humano, ese lado que todos tenemos pero que controlamos para no
destruirnos.
Por eso me ha
gustado tanto “Historia de un canalla”,
porque es una novela que no pretende agradar al lector presentando un personaje
sufridor, maltratado por la vida que pretende sobrevivir y luchar y amar. No.
En este libro no pasa eso; Thomar Spenser es un ser miserable, despreciable,
malo, canalla, cínico, hipócrita, demagogo, egoísta, maltratador, amoral y sin
ética alguna. No hay nada en él que se salve, porque ni tan siquiera cuando
plantea cómo podría haber sido su vida si él mismo hubiera sido diferente
muestra el más mínimo arrepentimiento. Creo que Julia Navarro ha hecho un
trabajo soberbio para crear un personaje en el que se reúne todo lo malo que
puede reunir la humanidad.
Sin lugar a dudas
con “Historia de un canalla”
Julia Navarro ha vuelto a conseguir que me enganche a uno de sus libros. Ya lo
hizo con “Dime quién soy”, que
me pareció una de las mejores novelas que se han escrito en los últimos años en
España, y que me generó tal adicción que no podía dejar de leer. Sin embargo
con la novela anterior a esta quedé ciertamente decepcionado: el listón estaba
muy alto. Ahora, tras haber acabado esta grandísima novela, vuelvo a sentirme
como tras haber leído “Dime quién soy”.
He de decir que me ha sabido a poco. La forma de escribir de Julia Navarro
engancha desde la primera línea y su narración en tan simple en toda la
complejidad que implica una trama tan bien urdida como la de esta novela que el
lector solo puede quedarse anonadado leyendo. Si tengo que poner alguna pega a
la novela sería que a veces los saltos temporales que se dan en la trama no
quedan bien especificados y el lector no sabe muy bien cuánto tiempo ha pasado.
Pero esto es una nimiedad.
No puedo más que
recomendar encarecidamente la lectura de “Historia
de un canalla”, advirtiendo al lector que se atreva con ella de que
habrá momentos en los que querría matar a Thomas Spencer y otros en los que
sólo será capaz de sentir asco por cómo los poderosos mueven el mundo a través
de unos hilos invisibles contra los que la gente normal no podemos hacer nada.
Que cada cual saque las conclusiones que quiera después de leer el libro, pero
seguramente no habrá nadie que se quede indiferente. Bravo Julia Navarro,
bravo.
Caronte.