La trilogía de Hilary Mantel sobre los Tudor y Thomas Cromwell llevaba
pendiente en mi lista imaginaria de libros por leer bastante tiempo:
prácticamente desde que se publicó el primero de los volúmenes y recibió el
Booker (galardón que repitió con el segundo y que casi logra con el tercero; lo
que hubiera sido toda una proeza única y, casi, irrepetible). Sin embargo,
luchas internas en mi cabeza han hecho que haya ido posponiendo su lectura año
tras año tras año. Y así hemos llegado a este 2021 donde pedí a SS.MM. los
Reyes Magos de Oriente que me trajeran el primero de los volúmenes. He roto
esta vez mi costumbre de leer a los autores, siempre que puedo, en su idioma
original, y lo he hecho básicamente porque no me veía leyendo una novela de más
de 700 páginas en inglés. No sé si he hecho bien o no por el tema de matices en
la traducción, pero sé que por mi comodidad sí que he acertado eligiendo la
edición en español.
“En la corte del lobo” inicia una trilogía muy ambiciosa en la que la autora Hilary Mantel se propuso contar la historia de Thomas Cromwell en la Inglaterra de Enrique VII, probablemente uno de los períodos históricos más interesantes de la historia de ese país. Trilogía que comenzó con esta novela de más de 700 páginas allá por 2009 y que no ha acabado más que el año pasado con la publicación de la tercera parte.
Lugares, personajes y eventos históricos que se suceden en las páginas de “En la corte del lobo” están perfectamente documentados gracias a una ingente labor de investigación llevada a cabo por Mantel y se ciñen a la perfección a la historia. Por ello, quien se adentre en esta trilogía sabe de ante mano qué sucede o sucederá con todos los personajes; se sabe quién muere o vive, quién enviuda, quién pierde la cabeza, quién maquina y quién sentencia. Entonces, ¿qué gracia tiene la novela? Pues la gracia está en cómo Mantel narra todo eso tejiendo un tapiz histórico con palabras, humanizando a los personajes que siempre han vivido en los libros de historia, haciéndolos reales y llenos de sentimientos, dudas, miedos, alegrías, sueños e ilusiones.
A pesar de que considero que “En la corte del lobo” es una novela histórica fantástica que dota de profundidad humana, humor y sentimientos a la fría e inmóvil historia que simplemente narra acontecimientos sin poder saber qué sentían y pensaban los protagonistas de la misma, he de decir que la novela tiene algunos elementos que la hacen densa y pesada de leer en algunas partes y tramos de la misma. Y es que Mantel tira mucho de los cambios de ubicación sin previo aviso, pasando de un escenario a otro en párrafos consecutivos, lo que hace que si no tienen claro quién es quién puedas perder tiempo intentando ubicarte y por tanto perdiendo un poco el hilo de la narración.
Pero no solo esos cambios de escenario son abruptos, también lo son los cambios repentinos del foco de la historia. Y es que a pesar de que “En la corte del lobo” se centra principalmente en la figura, inmensa y poderosísima figura de Thomas Cromwell, también son centrales los personajes de Wolsey, Enrique VIII, Ana Bolena, Catalina de Aragón o Jane Seymour, y muchas veces Mantel pasa de estar centrado en uno a estarlo en otro, o a hablar de unos u otros usando apellidos de casados o solteros, o motes sin previo aviso, cosa que a mí personalmente me ha desquiciado. Menos mal que la novela incluye una guía de personajes al inicio en el que se indica quién es quién.
Ahora toca decir algo que me ha molestado mucho de este libro. No tiene que ver nada con su contenido, ni afecta a que sea para mí una grandísima novela histórica. Sin embargo, sí que creo que es un problema muy grande a la hora de comprender de un vistazo de qué va “En la corte del lobo”. Y es que lo que voy a comentar afecta directamente al título de la novela; a su traducción, mejor dicho. En inglés, el título original de esta novela es “Wolf Hall”, que si lo analizamos en términos puramente lingüísticos podría asimilarse mucho al título escogida para la novela en español. Pero para nada esto es así. Wolf Hall aparece como tal en más de una ocasión en la novela, y de hecho es el enlace con la siguiente en la trilogía. Básicamente porque Wolf Hall no es un juego de palabras sino un lugar: concretamente la casa familiar de los Seymour, una familia noble inglesa de la época de los Tudor que tuvo una relevancia muy significativa en el desarrollo de la vida de Enrique VIII. Quién sepa un poco de historia sabrá quien fue Jane Seymour y qué consecuencias tuvo su figura. Por eso me parece un error absoluto el título escogido para la novela
Dejando a un lado mis comentarios sobre el título, “En la corte del lobo” es una muy buena e interesante novela histórica. Un libro de esos de los que sales más sabio de lo que entras. A pesar de la ingente cantidad de datos, personajes, nombres de lugares, idas y vueltas al pasado, cambios de escena y de foco, merece la pena mucho perderse en las páginas de esta novela en la que Hilary Mantel nos traslada literalmente a la época dorada de los Tudor, a la corte de uno de los reyes más famosos de la historia europea para adentrarnos en la vida de uno de los personajes clave más importante de Europa e Inglaterra en el siglo XVI: Thomas Cromwell. Eso sí, una vez que alguien se decida a sumergirse en las páginas de esta novela debe ser valiente y concluir la trilogía.
Caronte.