viernes, 30 de julio de 2021

La canción del cielo

Una de las tareas más complicadas para un lector, al menos para mí, es elegir la lectura o lecturas que nos acompañarán durante nuestras vacaciones (que no el verano, que es mucho más largo y no hay problema de elección ya que en mi caso no es más que una prolongación del periodo ordinario del resto del año). En años anteriores lo que he hecho durante la semana de vacaciones que suelo irme a la playa a desconectar de todo y de todos (salvo de la lectura) ha sido llevarme algún libro para releer, actividad de la que no soy muy asiduo por eso de que releer algo ya leído me hace perder tiempo de leer algo que nunca ha pasado por mis ojos. Sin embargo, este año he decidido arriesgar algo más llevándome no solo una novela que llevaba en mi pila de pendientes muchos meses ya (casi un año diría yo) sino a un autor al que nunca había leído. Y solo me llevé un libro sabiendo que por su extensión y siendo en inglés no me daría tiempo a leer mucho más, asumiendo además el riesgo de que no me gustara y me quedara sin lectura vacacional.

La canción del cielo (título en inglés Birdsong, que cada cual saque sus conclusiones sobre la interpretación del título para su traducción) es una novela de amor y guerra, de luchas personales y superación, de muerte y vida, de salvación y condena. Con el trasfondo de la primera guerra mundial, esa guerra de trincheras, frío, barro, agua embalsada, terrenos pantanosos, bosques neblinosos y túneles hacia las profundidades de la tierra donde espiar al enemigo y tenderle trampas o caer sepultado en trampas contrarias; con este trasfondo Sebastian Faulks elabora una historia de amor y familia a lo largo del tiempo.

Siempre me han gustado las novelas históricas, o más que históricas, aquellas que tienen un trasfondo real, bien documentado, que hace que la historia principal cobre fuerza y matices de verosimilitud extrema. La canción del cielo no es una novela sobre la primera guerra mundial y al mismo tiempo es la mejor novela sobre la primera guerra mundial que me he leído. Faulks consigue que el trasfondo histórico en el que se desarrolla la historia principal de amor, traición, dudas, lealtades y miedos realce la intensidad de los sentimientos de los personajes y su destino. Pocas novelas he leído tan gráficas a la hora de describir los horrores de la guerra, los olores y sonidos, los silencios, la camaradería y el mismo tiempo el egoísmo individual de quien quiere salvarse a toda costa y volver a la vida de antes.

A lo largo de su medio millar de páginas, La canción del cielo narra la historia familiar de un soldado británico que combatió con heroísmo en la primera guerra mundial dividiendo la historia en tres épocas diferentes: 1910, cuando llega por primera vez a Francia para hacer negocios con un empresario textil francés de cuya, mucho más joven, mujer queda locamente enamorado y con la que se fuga; 1916-1918, época de guerra, de trinchera y de túnel en la que las relaciones entre los diferentes soldados, sus vínculos y sus vidas personales, sus sueños y sus deseos más carnales cobran protagonismo; 1978, época en la que Faulks introduce una especie de excusa para narrar las otras dos épocas y en la que nos presenta a la nieta del protagonista que intenta entender su presente rebuscando en el pasado familiar que desconoce.

Creo que no exagero si digo que La canción del cielo es una novela soberbia y muy bien escrita, cosa que me ha sorprendido para bien, que mezcla amor y guerra, probablemente dos de las cosas que más locuras llevan a hacer al ser humano. Con un ritmo constante en la narración y una manera de contar que hace que el lector no se sienta pesado en ningún momento sabiendo que tiene entre las manos una novela extensa, Faulks consigue atrapar al lector desde los primeros compases de la novela haciéndola, sino idónea, sí muy interesante para leer en la playa, a la sombra de una sombrilla y contrastar nuestro particular paisaje de entorno de lectura con las imágenes de pueblos franceses asediados y campos de labranza convertidos en barrizales y cementerios improvisados donde los restos humanos se esparcen como semillas de agricultor.

Pero ha habido una cosa que no he terminado de entender ni de comprender su por qué. No logro discernir qué parte juega en La canción del cielo todo lo relativo a 1978 y la nieta del protagonista. Esta parte encaja muy forzadamente introduciendo una subtrama muy alejada de la principal ambientada en la guerra. Se me escapa la intención de Faulks al introducir, sin necesidad realmente porque la historia sin esta parte “actual” sigue bien armada y construida, todo lo relativo a la nieta del protagonista. Creo que o bien debería haber dado un poco más de relevancia a esta parte o bien eliminarla, porque sinceramente no aporta nada.

Quitando esto último que he dicho, La canción del cielo ha sido todo un descubrimiento como novela y Sebastian Faulks se me ha revelado como un grandísimo escritor con una delicadeza increíble a la hora de narrar. Fui con cierto temor a mis vacaciones, no por las vacaciones en sí mismas, sino por que no me fuera a gustar este libro que me llevé. Al final, no solo lo disfruté inmensamente, sino que creo que no pude elegir mejor la novela que me ha acompañado este año hasta Fuerteventura. Creo que volveré a Faulks, quizá no pronto, porque tengo multitud de lecturas pendientes (cruz de los lectores irredentos y compulsivos), pero sí sé que volveré a leer alguna de sus novelas a pesar de que en España no sea demasiado conocido.

Caronte.

viernes, 23 de julio de 2021

M. El hijo del siglo

Llego a este libro tras leer multitud de críticas y opiniones, todas positivas, todas poniéndolo como uno de los libros que no pueden faltan en una biblioteca personal, todas ensalzándolo como un libro fundamental para entender muchas cosas de nuestro pasado que a través del espejo del tiempo vemos reflejadas hoy en día. Hace casi 20 días que me adentré en las páginas de esta descomunal obra narrativa (son 800 páginas y no es más que el primero de una trilogía) que ganó el año pasado el premio literario más importante de Italia y que una gran campaña de promoción literaria lanzó en España como uno de esos libros que marcarán el año editorial. Es posible que lo haga, y sin duda marcará a los lectores que se quieran adentrar en sus páginas, tanto para bien como para mal, porque desde luego que no les va a dejar indiferentes su lectura. Al final diré cómo he salido de este libro.

Si soy reticente a leer libros que superen las 350 páginas, y mucho más si superan las 500, es por algo. La experiencia me dice que suelen ser libros o densos en los que te pierdes a las primeras de cambio o aburridos a más no poder extendidos adrede para que el escritor cobre más por la cantidad de páginas empleadas. Ninguno de los dos aspectos es positivo. Pocos son los libros extensos que mantienen al lector atrapado y entretenido a lo largo de toda su extensión. M. El hijo del siglo es un libro no extenso, sino descomunal: 800 páginas en las que el escritor italiano Antonio Scurati ha narrado y reconstruido (con hechos cuando había documentación histórica de la que tirar y con imaginación cuando los huecos historiográficos lo demandaban) el nacimiento del fascismo italiano y el surgimiento de una de las figuras políticas clave de la Europa de entreguerras: Benito Mussolini, entre los años 1919 y 1924.

Analizado fríamente, la premisa de la que parte la narración de este libro resulta de lo más interesante. Leer cómo poco a poco en una sociedad como la italiana, sureña como la española, de sangre caliente y corazones llenos de orgullo mal interpretado y digerido, va permeando una concepción de la vida, de la cultura, de la política y de la sociedad donde la fuerza bruta se impone a la razón es interesante a la par de ilustrativo. M. El hijo del siglo es un libro que refleja la deriva de la sociedad italiana tras la IIGM en la que un hombre como Mussolini logra apoderarse de todo el poder por medios legales en términos políticos, pero dudosos en términos morales.

Da miedo comprobar cómo entre lo que Scurati narra en M. El hijo del siglo parece reproducirse hoy en día por doquier en sociedades que se suponía democracias establecidas y estables, maduras por así decirlo. Es sobrecogedor cómo parece ser que lo que se empleó hace un siglo y fue el germen de una de las ideologías más dañinas y mortales de la historia, como es el fascismo, genera ecos en el presente y emuladores de actitudes y formas de concebir la nación, el estado y la política.

Sin embargo, creo que todo lo bueno que puede tener este libro se acaba en el momento en que sus 800 páginas carecen de fluidez narrativa (o soy yo que he sido incapaz de resonar con el libro con su ritmo peculiar) y su densidad se hace tal que lo único que quería era avanzar y pasar páginas para poder acercarme al final y terminarlo. M. El viajero del siglo no es una novela, me niego a considerar este libro como una obra de ficción por mucho que parte de los huecos de la vida de Mussolini sean rellenados con la inventiva de Scurati. No. Me niego. Esto no es literatura, es un libro de historia, aunque la gran campaña publicitaria y de promoción lo haya vendido de otra manera.

Quizá soy injusto o un poco radical, pero es que con todas las expectativas que tenía puestas en esta supuesta “novela” sobre Mussolini y su ascenso al poder en Italia, pronto quedé hastiado y si he terminado M. El hijo del siglo ha sido por orgullo, porque me decía constantemente que no podía ser que no fuera capaz de terminar el libro, que algo debía de tener para haber tenido tantas buenas críticas y haber ganado el más importante premio literario italiano. Yo no he encontrado en sus 800 páginas más que un libro de historia, malo además porque no hay ni una sola referencia bibliográfica y da por supuesto el nivel cultural e histórico de los lectores sobre un periodo muy convulso y lleno de acciones, acontecimientos, nombres propios y referencias que Scurati da por sentado que todo lector tiene en mente.

Datos, acontecimientos, referencias, hechos, fechas y nombres muchos nombres plagan las 800 páginas de M. El hijo del siglo, y menos mal que al final hay un listado de todos los nombres que van apareciendo en el libro que si no sí que hubiera sido descorazonadora y lamentable la lectura de este libro. Tengo claro que mi relación con Mussolini, aunque pueda resultar muy interesante y atractiva por, como he dicho antes, ver ecos del pasado en nuestro presente político más actual, y con la trilogía de Scurati acaba con este primer tomo. No creo que soportara otras 800 páginas por libro.

Estamos en verano y soy consciente de que muchos leéis más ahora que en cualquier otra época del año. Y siempre hay que elegir bien las lecturas para este periodo estival extenso donde tenemos más tiempo libro que nunca. Evitad M. El hijo del siglo, y lo digo desde el respeto que tengo a la literatura, la narrativa y la historia. Este libro no es una novela, es un libro de historia con todas las de la ley. Aunque claro, si lo que pretendéis es adentraros en un periodo histórico y en un personaje tan atractivos como la Italia de entreguerras, el auge y nacimiento del fascismo y la figura inmensa y chulesca de Mussolini, allá vosotros. Yo aviso: encontraréis un libro no fácil de leer ni de seguir atento.

Caronte.

viernes, 2 de julio de 2021

Ama


Vuelvo a la editorial Caballo de Troya para reseñar uno de los libros que más repercusión ha tenido de todo su catálogo. Y no es para menos, porque José Ignacio Carnero con esta su primera novela consigue agarrar al lector con un ejercicio soberbio de mostrar sentimientos descarnados, escritos de tú a tú sin contemplaciones, abriéndose en canal para contarnos el proceso de duelo que siguió a la muerte de su madre. Descubrir esta editorial que, aunque puede parecer independiente y pequeña, está respaldada por uno de los grupos editoriales más fuertes del mundo como es Penguin Random House ha sido todo un acierto, ya que publica autores jóvenes, frescos, que no tienen miedo ni de experimentar, ni de contar sus experiencias, ni de novelar aquello que quizá sea más arriesgado hacer. Escribir es probablemente el mayor ejercicio de libertar creadora que se puede hacer: ante la hoja en blanco todo cabe, todo puede ser, la realidad no existe hasta que no tecleas o empiezas a rasgar el papel con tinta.

La muerte de un ser querido, cercano, amado siempre es un trauma, se espere o no. Si además esa muerte nos toca la sangre y elimina de la existencia a alguien que siempre ha estado ahí, un padre o una madre, el dolor puede llegar a ser inmenso, demoledor y sobrecogedor. Y sí, sumado a lo anterior, esa muerte se produce a “destiempo”, si es que la muerte viene alguna vez a destiempo y no cuando está escrito de ante mano y para toda la eternidad, el dolor puede enquistarse en el tiempo de los vivos que quedamos llorando la ausencia del muerto. Ama es una novela llena de la realidad y la vida de José Ignacio Carnero, joven (36 años) abogado vasco afincado en Barcelona, que siempre tuvo dentro la pulsión de la escritura y que, hasta este libro, catalizado por la muerte de su madre, no supo materializar en nada relevante.

Ama es una novela de autoficción, como el propio Carnero indica a lo largo de las páginas del libro, en el que quizá no todo sea verdad, sino que haya parte de esa verdad que nos contamos a nosotros mismos y que a veces dista algo de lo que objetivamente podría llamarse realidad. Usando la ambigüedad del título, ya que bien podría referirse al verbo amar conjugado o a la traducción en euskera de la palabra madre, José Ignacio Carnero se abre en canal sin miramientos, pudor o vergüenza para hablarnos de todo aquello que le sobrevino durante el corto período final de vida de su madre y la muerte de esta a causa de un cáncer. Puto cáncer, siempre llevándose a destiempo, o cuando creemos que no toca, a quienes más queremos.

Afrontar la muerte de una madre siendo hijo único, habiéndote ido de su lado y de su vida para crear la tuya propia a más de 500 km de distancia y dejándola sola intentando afrontar a una edad en la que ya pocas ganas se tiene de afrontar nada ni se sabe cómo hacerlo, no debe ser nada fácil. En Ama, Carnero plasma con una sinceridad que a veces hiere por toda la verdad que contiene todo lo que removió la muerte de su madre: los recuerdos, buenos y malos; las palabras dichas y las calladas; los silencios que quizá se pudieron haber rellenado con amabilidad, cariño, estima, amor… No duda el autor en mostrarse abatido, dolido, triste, deprimido a la hora de mostrar un afecto tremendo hacia su madre muerta y reconocer que quizá hubo cosas que tendía que haber entendido y no supo cómo hacerlo por estar veladas en unas convenciones sociales que dan las ataduras de la sangre.

Pero Ama también es una novela de clase y evolución social histórica. La madre del autor venía de un mundo y un tiempo situados a galaxias y años luz en los que el propio autor vive. Si su madre tuvo que sacrificar toda su vida en trabajos de escasa formación, donde se podría trabajar, sirviendo y limpiando en las casa de la burguesía bilbaína de la margen derecha del Nervión dejando atrás todas sus raíces gallegas para que su descendencia pudiera vivir una vida mejor, infinitamente mejor y más cómoda; la vida de José Ignacio Carnero se desarrolla entre algodones, con todas las comodidad que una buena formación y un trabajo bien remunerado, junto a los privilegios y mimos que dan el ser hijo único, le pueden proporcionar, dejando para el ámbito de las preocupaciones el no follar, no ligar, no conocer a esa chica que llene los vacíos que genera la soledad.

Ese choque de generaciones también se ve claramente reflejado en las páginas de Ama. Con ironía y sarcasmo del duro y directo, Carnero no solo se abre en canal para escribir sobre el dolor y la inmensa tristeza que la ausencia y muerte de su madre le generaron, sino que también nos muestra el abismo que a partir de cierta generación se ha abierto entre padres e hijos en España. Un país que ha pasado de tener una sociedad timorata, empobrecida, acomplejada y temerosa de Dios donde la familia y la sangre lo era todo, a una sociedad egoísta, individualista, presuntuosa y falta de conciencia y empatía hacia los demás, donde campan a sus anchas el egocentrismo y las ambiciones utópicas y dañinas.

Ama ha sido uno de los libros más intensos que he leído y de los que más me han emocionado hasta el punto de crearme un nudo en la garganta con algunas reflexiones en las que me he visto reflejado por el hecho de también ser hijo único y tener unos padres que han sacrificado todo para que yo tenga todo lo que ellos nunca tuvieron. También aviso de que esta novela tiene su parte de peligro al ser un espejo que muestra sin ambages ni maquillajes una realidad de una generación que va viendo como los sacrificios que vio y que no agradeció lo suficiente no contribuyen en la medida de lo esperado a una mejor vida tal y como nos prometieron. Es un golpe de realidad importante y contundente, incómodo a veces, pero siempre necesario. Y en el fondo la literatura no es más que esto, o no debería ser más que esto: una muestra de realidad que nos golpee fuerte y nos ayude a cambiar o mejorar o a simplemente entrever lo que pudo ser y no fue o lo que es y no queremos que sea.

Caronte.