viernes, 31 de agosto de 2018

Lectura crítica: "Momentos estelares de la Humanidad"


La pasada Feria del Libro de Madrid mis padres me dijeron que eligiera un libro para que me lo regalaran. Al principio no supe qué contestar. El simple hecho de que me dijeran que eligiera un libro ya de por sí es un dilema sin solución fácil para mi atribulada cabeza lectora. Durante casi la totalidad del recorrido del Paseo de Coches estuve dándole vueltas al libro que les diría que me compraran. Pasaba por las casetas de las editoriales que tengo en la cabeza como más pendientes por leer y rebuscaba entre sus títulos expuestos. Toqué y manoseé varios libros, leyendo sus títulos y sus sinopsis, pero no lograba terminar de decidirme por ninguno. Al final apareció la caseta de Acantilado, una editorial sobria que publica autores a veces olvidados para el gran público y cuyos libros tienen un diseño que sin ser espectacular me transmite seriedad y seguridad. En ese momento se encendió una bombilla en mi cabeza y supe sin duda alguna qué libro quería que mis padres me regalaran; un libro que además llevaba varios años queriendo leer.

Stefan Zweig es desde que di con él hace ya unos años uno de los escritores que más me han marcado, no por sus libros, que a veces me han parecido un tanto aburridos, sino por su forma de narrar tan delicada y limpia. Sin embargo, “Momentos estelares de la Humanidad” no es una novela sino un ensayo, o mejor dicho un conjunto de ensayos sobre, como el propio nombre indica, diferentes momentos que Zweig ha considerado importantes o decisivos para la historia de la humanidad que abarcan desde la muerte de Cicerón hasta la fatal decisión que el presidente americano Wilson tomó al ceder en la Conferencia de paz de Versalles después de la Gran Guerra.

Momentos estelares de la Humanidad” aunque puede parecer un libro de historia no lo es, ya que a diferencia de “El mundo de ayer” también de Zweig en esta ocasión, el escritor austriaco se apoya más en la narrativa para contar esos episodios estelares como él los llama. Es cierto que en todas las narraciones no hay más que hechos verídicos y contrastables y que todo lo que se narra en el fondo ocurrió así y así es como nos lo cuenta la propia historia que se enseña en colegios, institutos y universidades. Pero aquí es donde aparece el genial escritor austriaco para darle una vuelta de tuerca más y mostrar esos mismos episodios como si de pequeñas novelas o relatos se trataran.

Ahí es donde reside el gran atractivo de “Momentos estelares de la Humanidad”, en que sin dejar de ser serio, Zweig nos muestra episodios de la historia que complementan lo que sabemos de ella de manera habitual. Así, en este libro no sólo se narran episodios relevantes como la caída de Bizancio a mano del Imperio Otomano o el descubrimiento del Océano Pacífico o el desastre de la Paz de Versalles, sino también otros episodios mucho menos pomposos pero con una importancia también muy relevante: la llegada del segundo hombre al Polo Norte, la primera transmisión trasatlántica de radio, la salvación de Dostoievsky de la horca… Y a todos esos momentos, quizá menos estelares a ojos de cualquier lerdo como yo, Zweig les da tan importancia y los narra con tal cariño que tras leerlos he quedado totalmente prendado de ellos y he buscado incluso sobre ellos para saber más.

Zweig fue y, a pesar de que no está bien reconocido aún a día de hoy, sigue siendo uno de los mejores escritores que ha dado la historia y Europa. Con “Momentos estelares de la Humanidad” me ha mostrado una vez más que su compromiso con el humanismo y la humanidad fue enorme y quizá el ver que el mundo que él tanto amaba se iba indefectiblemente al garete simplemente porque los hombres que lo gobernaban pensaban única y exclusivamente en su propio beneficio y a muy corto plazo, quizá eso hizo que le perdiéramos cuando quizá aun tenía mucho que escribir y dar a la humanidad.

He de resaltar también en este caso algo que no suelo hacer en las novelas de autores extranjero, cosa que está muy mal por mi parte, y es la traducción de Berta Vias Mahou. Creo que el trabajo de traducción en “Momentos estelares de la Humanidad” ha sido fundamental para que este libro me haya parecido tan bien escrito y me haya resultado tan fácil, cómodo y bonito de leer. No sé cómo será la versión original de este libro, pero estoy seguro que en la traducción al español no se ha perdido en este caso ningún matiz, porque el lirismo, la simpleza, la profundidad de reflexiones, la melancolía incluso, que la narración de los diferentes episodios transmite es increíble y hace que el libro se convierta no solo en una aventura del saber sino en una delicia.

Poco más me puedo explayar sobre un libro como “Momentos estelares de la Humanidad” en el que poco argumento hay que explicar, o pocos personajes desgranar. Solo me quedaría decir que la lectura de este libro de Zweig se me ha hecho ligera y muy entretenida, no como suele serlo una novela, pero sí bastante más que lo que suelen parecerme los ensayos normales y habituales. La capacidad de Zweig para transmitir entusiasmo por algo que la historia ha ido ocultando por sus pliegues es soberbia y eso se nota en cómo está escrito el libro. Además poco más se puede pedir a un libro que no solo entretiene sino que además hace que el lector aprenda y le despierte la curiosidad por saber más de esos pequeños retazos de episodios que en esta obra nos ha presentado. Solo quiero terminar diciendo que el último de los relatos, el que corresponde al Presidente Wilson es un canto al humanismo y la paz lleno de melancolía y tristeza, pero sin duda es el mejor de todos ellos.

Caronte.

viernes, 24 de agosto de 2018

Lectura crítica: "4 3 2 1"


Cuando me enteré que Paul Auster volvía a la ficción e iba a sacar libro el pasado otoño el corazón me dio un vuelco. Soy un fan absoluto de Auster desde que hace ya muchos años leyera su “Trilogía de Nueva York”, justo cuando le otorgaron el Príncipe de Asturias. Desde ese mismo instante me dije que este neoyorkino (aunque es de Newark, Nueva Jersey) iba ser uno de mis grandes y más apreciados escritores. Así ha sido. Tras terminar de leer esta novela de la que hoy me toca hablar, ya me he leído toda su obra de ficción; solo me faltaría por leer los libros autobiográficos que también ha ido escribiendo e intercalando en su obra literaria. Sirva esto de aviso a quien lea esta crítica para que tenga en cuenta que no soy objetivo con Auster (aunque voy a intentar ser lo más ecuánime posible ante este libro), no puedo serlo porque está entre mis diez autores favoritos en general, y entre mis cinco escritores extranjeros más leídos.

4 3 2 1” es sin lugar a dudas la mayor obra literaria de Paul Auster. Puede que esta afirmación quede un poco superlativa y quizá pretenciosa pero sinceramente es lo que pienso después de haberme leído todos sus libros anteriores y tras haber devorado las casi mil páginas de esta novela. La extensión (la mayor de cualquiera de las novelas de Auster) y complejidad argumental y narrativa, explican por sí solas los siete años que Auster llevaba sin publicar ninguna novela. En cada una de las páginas de este libro se ve el duro y arduo trabajo que hay detrás, las horas que Auster debió dedicar a ir hilvanando lo que una vez completado ha resultado ser un gran tapiz sobre la historia típica americana de los años 50 y 60 del pasado siglo.

El argumento de “4 3 2 1” es bastante sencillo, y quizá ahí esté también su complejidad. Y es que en las casi mil páginas de esta novela Paul Auster nos presente a un protagonistas, Archie Ferguson, desdoblado 4 veces en otras tantas vidas diferentes con sus desarrollos independientes pero con un denominador común siempre, bueno dos, Newark y Nueva York, dos ciudades que por otra parte siempre están presentes en su obra y que, en el caso de Nueva York, forman un mundo intrínseco propio a la obra de Auster. ¿Es entonces esta novela un conjunto de 4 relatos diferentes? Rotundamente no. Esta novela es un complejo concierto armónico en el que las distintas voces comparten ecos comunes que hacen que el lector comunique unas con otras.

La capacidad de Auster en “4 3 2 1” para novelar una vida común y corriente de cuatro maneras diferentes pero sin cambiar en el fondo gran cosa en cas una es sorprendente y por ello este libro tiene un gran valor literario. Es obvio que Auster reflexiona sobre las distintas personas que podemos llegar a ser según las decisiones que tomamos, pero yo difiero de muchos críticos en este aspecto, ya que para mí esta novela no implica que seamos diferentes con cada decisión que nos afecta, la tomemos nosotros directamente o venga dictada por el destino. Para mí esta novela es una profunda y compleja reflexión sobre nuestra inmutabilidad sustancial; es decir, Archie Ferguson en las 4 historias es el mismo, con los mismos padres, los mismos abuelos y el mismo círculo vital, y no sólo eso sino que siente las mismas atracciones en las 4 historias (menos en una que acaba antes de lo esperado) y por tanto las decisiones y circunstancias diferentes que vive no le cambian sino que le complementan.

Junto con esta duplicidad de vidas y la reflexión sobre las decisiones que nos van condicionando la existencia “4 3 2 1” es también un gran fresco conjunto de la historia convulsa de los EE.UU. durante las décadas de los 50 y 60 del año pasado, principalmente de los 60. Desde la posguerra mundial a Vietnam, desde Lindon B. Johnson a Nixon y de la lucha de clases a la racial. La convulsa historia americana de los años 60 queda perfectamente reflejada en las 4 vidas que vive Archie Ferguson en esta novela. Por ello Auster no sólo consigue crear una obra literaria de primer orden, escrita de manera minuciosa y meticulosa, sino que da casi una clase magistral de historia sobre dos décadas que cambiaron los EE.UU.

Parece que todo lo que tengo que decir de “4 3 2 1” es bueno pero no es así. Voy a intentar ser lo más objetivo posible. Y es que a pesar de que considero que esta novela de Auster forma parte desde el primer minuto desde su publicación del conjunto de obras llamado “la gran novela americana”, título más que merecido desde mi punto de vista, no es ni de lejos la mejor novela de Auster. ¿Paradoja? ¿Contradiccion? Puede serlo pero me parece que no lo es. Lo explico. La obra literaria de Auster es muy peculiar, y pocos escritores han logrado crear libros que sean pura magia como él; sin embargo, esta novela deja atrás todo eso para ser muy realista en cada una de sus 4 vidas dispares. Mientras que en el resto de sus libros Auster despliega una imaginación desbordante, y muestra la realidad de manera muy peculiar y particular, como solo él sabe hacerlo, en esta obra se pasa al lado del realismo para ofrecer esta gran novela.

4 3 2 1” es probablemente lo más grande que Paul Auster ha escrito nunca y que probablemente vaya a escribir, pero al mismo tiempo y sin desmerecer lo que acabo de decir, no es su mujer novela. ¿Es mala esta novela? Para nada, de hecho repito que considero que estamos ante una de las grandes novelas americanas de este siglo. Pero tal como digo esto, también puedo afirmar que dentro de lo que es Paul Auster y su obra narrativa literaria esta novela no es ni de lejos lo mejor que ha escrito. Es por así decir, como si otro Paul Auster, ya más maduro y asentado en esa etapa final que viven los escritores hubiera suplantado al Auster de siempre para dar al mundo una novela enorme pero que nado, o muy poco, tiene que ver con sus obras anteriores.

Por concluir solo me falta decir que “4 3 2 1” no es la obra paradigmática de Paul Auster por lo que si alguien quiere descubrir a este grandísimo escritor no le recomendaría que comenzara por este libro. Sin embargo, para los que llevamos muchos años y muchos libros leyendo a Auster, esta novela nos confirma que es neoyorquino de adopción sigue siendo el mismo de siempre pero adaptado a una edad en la que todo escritor quiere dejar una gran obra a sus espaldas. En el caso de Paul Auster estoy seguro que este libro se convertirá en esa gran obra literaria para dejar a las generaciones futuras. No sé si habrá más novelas de mi admirado Auster en el futuro, en cualquier caso he vuelto a disfrutar de su forma de narrar y con eso me vale.

Caronte.