Las novelas
(aunque debería decir que la literatura en general) sirven de manera dual para
viajar sin moverse y para hacerlo sabiendo de ante mano el pasado de una
ciudad, una cultura, una civilización, un entorno, un palacio, una simple
callejuela. Esta novela llevaba en mi pila de pendientes muchos meses, pero es
que estaba esperando su momento justo para ser leída. Todas las novelas tienen
un momento determinado de ante mano en la vida de un lector, y solo si son leídas
en ese preciso instante generan el efecto correcto y buscado. Esta novela
quería leerla en el momento adecuado y para ello tuvo que esperar pacientemente
apilada junto con otras su hora. Y su hora ha sido este noviembre, cuando he
vuelto a Berlín, quizá la ciudad con más historia a su espalda de todo el
continente europeo. Y me ha llevado lo mío entre unas cosas y otras acabármela,
no por no sentirme atraída por ella, sino porque entre el propio viaje y temas
privados me han quitado mucho tiempo de lectura.
Desde que
visité Berlín por primera vez hace casi tres años quedé impresionado por una ciudad
tan llena de contrastes e historia. Un imperio, los locos años veinte de los cabarés,
dos guerras mundiales, una guerra fría, un muro que dividía no solo una ciudad
sino dos concepciones de la sociedad y la vida, una reconstrucción… Berlín es
para los amantes de la historia del siglo XX su Meca. Por todo esto,
investigando sobre libros que pudieran transmitirme parte de esta historia
llegué a dar con Berlin Finale de Heinz Rein: una novela descomunal y
casi inabarcable sobre los últimos días de la capital del Reich de los mil
años.
A lo largo
de casi setecientas páginas Reinz, que vivió los últimos días de Berlín como
capital del nazismo, da cuenta de la vida y supervivencia de los berlineses que
no tienen donde ir y ven como poco a poco todo se acaba: la guerra, las fuerzas,
la comida, la esperanza, la autoestimo, las creencias que una vez se pensaron
fijas e inamovibles… Berlin Finale es, por así decirlo, el diario de una
ciudad, Berlín, narrado al detalle, donde los protagonistas que Rein nos da no
son más que una mera excusa para contar cómo era la vida en Berlín durante esas
últimas semanas antes de mayo de 1945 cuando la capital del Reich capituló
dando paso al silencio (triste, hambriento, desolador) de una ciudad arrasada
por la locura de un puñado de mostruos.
A través de
la vida clandestina de un grupo de la resistencia interna alemana, Heinz Rein
nos lleva a través de todo Berlín, de norte a sur y de este a oeste, por
diferentes barrios y casas y bares y líneas de metro, para que podamos hacernos
una imagen clara de lo que pasó en Berlín aquellos días de abril de 1945. Berlin
Finales no solo es una novela bélica donde las escaramuzas se agolpan página
tras páginas, los disparos nos pasan cerca mientras leemos sentados en nuestros
cómodos sofás, las alarmas aéreas retumban en nuestro interior indicando que
hay que refugiarse en sótanos de edificios o en el metro para evitar un bombardeo
aéreo. No. Esta novela no es solo esto, es también una novela donde la
conciencia del ser humano queda desnuda y diseccionada por Rein para mostrar
cómo los jerarcas nazis no fueron los únicos culpables de aquellos 12 años de
terror, odio, muerte y guerra, sino que sin la complicidad de una sociedad alemana
que por acción u omisión aceptó ese orden de cosas nada hubiera tardado tanto
en acabar. Pero tampoco hay que quedarse en esto, porque esta también es una
novela donde se muestra que no todos los alemanes eran iguales, que algunos
intentaron hacer que todo acabara lo antes posible, con pocos medios, teniendo
a la inmensa mayoría de la población en contra y no sabiendo si el vecino o
compañero de trabajo o de iglesia o de estudios o el cliente que entra en tu
bar es amigo o enemigo y te puede denunciar por una frase inocua inapropiada a
sus oídos.
Berlin
Finales es una novela densa de leer pero que atrapa, donde la propia ciudad
y sus habitantes anónimos son más protagonistas que los hombres y mujeres que
Heinz Rein pone como tales. La trama que envuelve a cada uno de los miembros del
grupo de resistencia que la novela sigue en sus páginas no es más que un
añadido a lo que Rein quiere contarnos: cómo Berlín y los berlineses vivieron los
últimos días de una guerra abismal como fue la IIGM. Las vidas de los
diferentes personajes sirven de excusa para ir recorriendo dos berlines, el
Berlín clandestino donde los silencios, la cautela y las ganas de acelerar el
final son tangibles; y el terrenal donde la gente corriente intenta seguir su
vida siempre que las sirenas antiaéreas callen, los soldados siguen luchando,
siguiendo órdenes de líderes en desbandada, enloquecidos y cegados por una
megalomanía asesina, y algunos intentan sobrevivir con 12 años de nazismo a la
espalda.
Podría
parecer por lo que ha dicho hasta ahora que Berlin Finale es una novela
bélica sin más, centrada en Berlín eso sí. Lo es: es una novela bélica donde la
ambientación y los personajes (aunque sin trama propiamente dicha) son más
importantes que la propia contienda, donde quien sufre es mucho más importante
que quien hace sufrir (y da la casualidad de que sufren muchos de muchas
maneras diferentes). Pero esta también es una novela donde el ser humano, sus
pulsiones y pasiones, su dicotomía, sus contradicciones cobran una importancia
y un peso brutal. Qué interesantes son las conversaciones que se dan a lo largo
de la novela sobre el amor, la política, la guerra, el patriotismo, el ser alemán,
la fe y la creencia en algo…
Heinz Rein
logra con esta novela dos cosas: una, meter al lector de lleno en la batalla de
Berlín, no en mitad de los disparos (que también) sino en las calles, plazas y
edificios de Berlín donde la ciudad, en ruinas, hastiada, bombardeada y
acosada, sigue viviendo como puede y sus ciudadanos morando sus rincones
esperando un desenlace, el que sea; y dos, hacer que el lector sea capaz de comprender
aquello que puede parecer incomprensible, teniendo en cuanta que comprender no
es justificar ni mucho menos. Berlin Finale es una novela magnífica
sobre un momento histórico lleno de aristas, tensión e incertidumbre. Altamente
recomendable su lectura sosegada y tranquila.
Caronte.