miércoles, 28 de mayo de 2014

Lectura crítica: "El sueño de África"

Nunca antes había leído un libro de viajes, no una guía de viajes sino un libro, y la verdad es que estoy seguro de que repetiré, o al menos volveré a leer algo de Javier Reverte. “El sueño de África” es un magnífico libro que transporta al lector al corazón del continente salvaje, allí donde surgió la vida, allí donde en la actualidad mueren miles de personas cada minuto por causa del SIDA, las guerras, el hambre, la sed y el odio. Este libro más que páginas llenas de historias y vivencias del autor es un profundo viaje a tres países de África, como son Uganda, Kenia y Tanzania; los tres países que representan el África más pura para lo bueno y para lo malo.

Todos hemos visto alguna vez en nuestra vida un documental sobre la sabana africana, sobre los leones y las gacelas, sobre las manadas de elefantes o sobre las carroñeras hienas. Todos alguna que otra vez hemos soñado con África, todos hemos volado allí cuando hemos ido al zoo a ver a las jirafas, elefantes, hipopótamos y rinocerontes. Al menos yo sí lo he hecho, África siempre ha sido para mí ese lugar lejano, casi inalcanzable. Desde que vi la película “El Rey León” de Disney, cuando tenía apenas cuatro añitos, ésta se convirtió inmediatamente en mi película de animación preferida, y cada vez que la veo me entran ganas de coger la maleta, meter un par de mudas, irme al aeropuerto y coger el primer vuelo que vaya hacia el continente salvaje. Con los años fui aprendiendo que África no sólo es el continente donde viven todos los animales que los accidentales contemplamos en los zoológicos de frías ciudades europeas o americanas; África es mucho más que eso. África es dolor, es hambre, el muerte, es el continente donde más pobreza hay, donde la esperanza de vida es más baja, donde las personas son incapaces de pensar en otra cosa más que en encontrar algo que llevarse a la boca para comer o beber, es el continente de la tragedia del SIDA y de la malaria, es el Tercer Mundo del Tercer Mundo. África es un contraste tras otro, se pueden contemplar las más espectaculares puestas del sol que el hombre puede disfrutar, pero a la vez puede notar la miseria a cada paso que de por cualquiera de sus mega-urbes llenas de mendigos, niños trabajando, y mujeres prostituyéndose para ganar algo de dinero En África habita el rey de la selva, pero también el animal más mortífero de cuantos pisan la tierra: el hombre, más concretamente el hombre blanco.

Javier Reverte cuenta en “El sueño de África” su viaje de algo más de tres meses por este continente casi olvidado, de manera magistral, y nos hace acompañarle no sólo metafóricamente sino literalmente. Empezar a leer este libro conlleva tener que hacer las maletas, al menos mentalmente, para disponerse a viajar hasta el corazón del mundo salvaje. Nada más empezar a leerlo uno siente el calor seco de África, el olor a vida, a naturaleza, a libertad, pero también el olor a muerte, a miseria y a esclavitud. “El sueño de África” no es simplemente un libro en el que el autor se pone a describir los hoteles donde se aloja, las comidas que como, las gentes que conoce o los animales que ve. Este libro es mucho más que eso, es un viaje que sobrepasa todos los sentidos, y a medida que vas avanzando en sus capítulos vas sintiendo más esa llamada de la selva, de la sabana; África se va metiendo en tus venas, en lo más profundo de uno mismo. Hasta tal punto esto fue así que muchas veces cuando lo leía me daban ganas de marcharme al día siguiente para poder ver, sentir y oler con mis propios sentidos lo que el libro me estaba haciendo ver, sentir y oler.

Además de los maravillosos paisajes que narra Javier Reverte en este libro, las grandes urbes de Kampala, Mombasa o Nairobi, la isla de Zanzíbar con su ciudad vieja de piedra Patrimonio de la Humanidad llena de historia y belleza, las Montañas de la Luna, el tren lunático, los grandes  lagos africanos como el Victoria o el Tanganika, el nacimiento del más famoso de los ríos del mundo, el Nilo, las nieves africanas de la cima del Monte Kilimanjaro, las grandes reservas naturales donde es el hombre el que es la atracción para los animales, como el Ngorongoro, el Serengeti o el Masai Mara; como digo además de todo esto en “El sueño de África” Javier Reverte nos da unos muy interesantes y en muchas ocasiones desconocidos apuntes históricos sobre este continente embaucador y del que uno se enamora en cuando lo pisa, según los que han podido poner sus pies en tierras africanas.

Los grandes exploradores de África, desde David Livingstone, el mayor de los aventureros ingleses, hasta John Speke quien admiró por primera vez el nacimiento del río de los faraones, el Nilo, y pudo mojar sus pies en la inmensa tranquilidad del Lago Victoria, pasando por Henry Morton Stanley quien encontró donde estaba David Livingstone tras su desparición; de todos ellos Javier Reverte nos cuenta su historia, su amor por África, su voluntad de volver siempre a esa tierra de fuego y belleza sobrenatural. “El sueño de África” también nos ilustra sobre la colonización de dicha parte del continente africano por parte de las grandes potencias mundiales que tenían por aquel entonces influencia en esa zona, Inglaterra y Alemania. Militares y aventureros se mezclan en la historia de este gran continente, pero también grandes escritores y escritoras como Karen Blixen, mundialmente famosa por su novela “Memorias de África”, inmortalizada muchos años después en la gran pantalla por Meryl Streep. Y como no iba a faltar en un libro sobre África los grandes cazadores blancos que tantas expediciones hicieron a dicha tierra para cobrarse sus grandes trofeos cinegéticos, en este punto Javier Reverte entre cierta admiración por algunos de los grandes cazadores que admiraban a los animales que mataban y les respetaban enfrentándose muchas veces a ellos para darle caza, quedando algunos heridos por zarpazos de leones o por embestidas de otros animales, y también la repulsa por aquellos cazadores que sin bajarse de los coches llegaron a extinguir a varias especias y a matar en solo unas jornadas de safari a casi 1000 animales de diversas especies.

El sueño de África” es un libro para disfrutar, para dejarse llevar a lugares lejanos y exóticos, llenos de color y de vida, y por desgracias actualmente también de muerte y miseria, un continente de vivos contrastes que en el fondo es lo que hace que África sea África. Pero también éste es un libro para aprender, pasar descubrir datos e historias sobre este gran continente, tan desconocido muchas veces pero siempre hermoso y misterioso, tan lejano y a la vez tan anhelado por muchos; hay muchas pequeñas historias dentro de este libro, a parte de la gran historia, historias de princesas presas en palacios a la orilla del mar, de exploradores enamorados de una tierra que no es la suya, de unos pocos militares que resisten como jabatos las embestidas de todo un ejército, de leones que devoradores de hombres, de amores imposibles, de las grandes tribus africanas como los masái. “El sueño de África” es un libro que hace que te enamores de África si no lo estabas de antemano y hace que quieras ir allí para poder comprobar tú mismo que lo que hueles, ves, tocas y sientes mientras lo lees es verídico. He disfrutado este libro como pocos en mi vida, y me ha confirmado una cosa que ya sabía que es que una de las cosas que tengo que hacer en esta vida me cueste lo que me cueste, si el destino me deja, es viajar a África y enamorarme de sus paisajes, su luz y de su gente tan constantemente castigada por la humanidad pero siempre tan amable y con una sonrisa en la boca. África nos espera a todos a los que nos ha llamado.


Caronte. 

lunes, 26 de mayo de 2014

Lectura crítica: "Cumbres borrascosas"

Cuando me empecé a leer “Cumbres borrascosas” estuve a punto de dejarlo tras haber avanzado apenas un par de capítulos, y es que la lectura de este libro al principio del mismo es algo dificultosa y densa y parece como si no hubiera un destino claro hacia donde nos quisiera llevar la autora. Sin embargo a pesar de este principio no me desanimé y como no me suele gustar dejar los libros a medias y no terminarlos (salvo en muy contadas excepciones), hice acopio de toda de veteranía de lector e hice un esfuerzo por seguir avanzando en el libro. Hice bien, porque una vez te asientas en la lectura de “Cumbres borrascosas” el libro es una delicia.

Hay que decir que este es el único libro que escribió la joven inglesa Emily Brontë, y fue el único básicamente porque murió muy joven a la edad de 30 años. El libro por su parte tiene ya unos cuantos años, fue publicado en 1847, pero a pesar de su larga vida ya, es uno de los libros fundamentales de la literatura inglesa, considerado todo un clásico de la misma. Por mi parte, yo llevaba ya tiempo queriendo leerme el libro. Como he dicho lo cogí con muchas ganas, debido más que nada a esa gran fama que tiene, y a pesar de que al principio, quizá por no estar acostumbrado a leer libros tan antiguas, la temática y la forma en la que está estructurado el libro me parecieron extrañas para lo que estoy acostumbrado, con el paso de las páginas fue descubriendo una verdadera joya de la literatura.

Cumbres borrascosas” narra la historia de dos familias que viven en plano páramo inglés, en dos casa solariegas prácticamente aisladas del mundo y distanciadas entre sí. La mayor parte de la narración de la historia corresponde al ama de llaves de una de las familias, que a su vez se lo está contando al verdadero narrador del libro, el señor Lockwood. Las relaciones que se dan entre las dos familias, los Linton y los Hindley, son tormentosas, muy complicadas, llenas de complejos nexos sentimentales. Pero ante todos los personajes que salen en la novela sobresale por muchas cosas, pocas buenas, Heathcliff. Éste es al final de la novela el personaje al que más se termina odiando, no solo en esta novela sino probablemente en cualquiera que se lea. La historia comienza cuando los Hindley acogen al bebé Heathcliff abandonado en Liverpool, éste crece con ellos aunque no pertenece a su mundo, y por ello su carácter se irá forjando de manera oscura, lleno de rencor, odio, egoísmo y sobre todo ambición. Durante el desarrollo de “Cumbres borrascosas” se narra la juventud, madurez y edad adulta de Heathcliff y sus relaciones con los demás personajes, tanto los Linton como los Hindley, pero también con los miembros del servicio de la casa en la que vive. Durante la novela se dan también historias de amor, que a su vez son historias de odio, de compasión, de rencor y de egoísmo. Todo ello ambientado en los páramos ingleses, con cuya soledad y aislamiento, así como su falta de vegetación y su dureza terrenal conforman un fondo más que adecuado para esta magnífica historia; el paisaje y el entorno se convierten en “Cumbres borrascosas” en un personaje más, contagiado de los propios sentimientos y forma de ser de los personajes de la novela.

Todos los personajes de la novela están, de manera u otra, llenos de odio, pero no un odio normal, sino un odio que sale de lo más profundo de uno mismo, un odio visceral, un odio hiriente, un odio que se expresa en gestos, palabras, miradas y silencios. También hay rencor, derivado del odio que inunda los corazones de todos los personajes, y mucho egoísmo, sobre todo en el amor. Pero a pesar de estos malos sentimientos que abundan en todas las páginas de la novela, también hay amor, una feliz y tierna historia de amor, que termina por prevalecer por encima de todo, y de todos; una amor que termina por derrotar a Heathcliff, personaje omnipresente en la novela. Y es Heathcliff el personaje en el que todos los peores sentimientos que una persona puede tener se concentras, maldad, sería la palabra adecuada para resumirlos todos, está lleno de maldad, pero incluso con esa palabra me puedo quedar corto; estamos ante un personaje que encarna todo lo malo y oscuro que puede haber en el corazón del ser humano: rencor, odio, egoísmo, ambición desmedida, afán de destruir a las personas para conseguir lo que sea, amor interesado, celos por nada, envidia. No hay palabra o frase que vaya dirigida a nadie que no esté cargada de maldad, a veces incluso de ira.

A pesar de haber sido escrito a mediados del siglo XIX y que desde entonces la sociedad ha evolucionado, es increíble ver cómo los más duros y oscuros pensamientos del ser humanos, sus peores sentimientos hacia sus semejantes no han variado ni un ápice, y Emily Brontë plasma toda esa complejidad sentimental del ser humano con maestría y sobre todo con crudeza. En “Cumbres borrascosas” se abre en canal la personalidad de todos sus personajes y el lector es capaz de ver los sentimientos y deseos más ocultos del ser humano, su vileza, su crueldad, su egoísmo y su ambición ilimitada. Pero además de todo esto, también se nos presenta una historia de amor, pero sobre todo de esperanza; esperanza de que en medio de la tempestuosa personalidad de Heathcliff, que puede destruir todo y a todos los que la rodean, puedan surgir sentimientos buenos, compasión, amor, generosidad, altruismo.

Cumbres borrascosas” es una novela de contraposiciones, de sentimientos encontrados, y de profundo análisis de los sentimientos humanos. Todos en cierta medida podemos llegar a vernos reflejados en esta historia, todos en un momento u otro hemos experimentado los mismos sentimientos que se describen en ella, aunque por supuesto no del modo tan radical que se expresan en el libro. La verdad es que una vez terminado el libro, me he quedado con ganas de más, se me ha quedado corto, a pesar de que lo comencé un poco desilusionado. He decir también que “Cumbres borrascosas” podría ser perfectamente una telenovela, un culebrón “moña” de televisión con 400 ó 500 capítulos, y que su temática y sus relaciones personales dan para ello; pero si profundizamos un poco más, y nos fijamos sobre todo en las personalidades de sus personajes nos damos cuenta que es algo más, algo que una telenovela no podría conseguir nunca, ya que “Cumbres borrascosas” es un espejo en el que se puede ver la parte más oscura del alma de sus personajes y por tanto del ser humano. En definitiva es una buena novela, que tiene merecido ser considerada un clásico de la literatura inglesa.


Caronte.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Lectura crítica: "Dinero fácil"

Hoy me toca hablar de una novela que terminé hace unas semanas y de la que sigo teniendo un grato recuerdo. La novela en cuestión se llama “Dinero fácil” y su autor es un sueco de nombre bastante exótico para esas latitudes europeas, aunque bastante común creo yo, en los países nórdicos, Jens Lapidus. “Dinero fácil” es una grandísima novela negra, muy al estilo nórdico, completamente ambientada en Estocolmo, la plácida ciudad capital de Suecia.

La novela negra es uno de mis géneros favoritos, sino el que más, y cuando doy con una realmente buena la disfruto muchísimo, quizá porque es el género que más lejos me hace llevar mi mente y más hace trabajar mi imaginación ya que me obliga a recrear en mi mente ambientes y lugares fuera del común imaginar. La novela negra, si está bien escrita y pensada, y se da con un escritor de altura o con buena proyección, es la que más dentro puede indagar y rebuscar entre la basura y la miseria del ser humano. Esta basura y miseria, que está en todos nosotros, y que en estas novelas sale a relucir en personajes oscuros y falsos, es la sociedad intenta siempre ocultar y evitar, sabiendo siempre que va a estar ahí aunque intentemos perfumar mucho el ambiente para tapar el olor de la basura, o disimular mucho para ignorar la miseria moral de la hacen gala algunas personas. La novela negra es como ese espejo en el que la sociedad intenta no mirarse nunca para no ver una realidad que a pesar que está ahí, aunque muy bien oculta y disimulada, queremos ignorar para no deprimirnos. Es cierto que no todas las novelas negras se pueden llegar a ver como este espejo, porque algunas están demasiado deformadas para amplificar más su efecto en el lector.

Como he dicho “Dinero fácil” es una magnífica novela negra, que compré el verano pasado como parte de una colección de título que salieron con el diario El País. No me sonaban ni el nombre de la novela, ni mucho menos que el de su autor, pero aún así decidí comprarla ya que en los últimos años los escritores nórdicos están bastante bien considerados fuera de sus propias y frías fronteras, ganando poco a poco visibilidad en otras latitudes de clima algo más amable. En especial las novelas negras de los países nórdicos tienen un punto aún más misterioso oscuro que las que se pueden escribir en otros lugares, he de suponer que el propio clima da para ello. La novela de la que estoy hablando hoy trata sobre el tráfico de drogas y la mafia asociada a ese negocio, así como de todo ese mundo del hampa ligado a los vicios más corruptores del ser humano (juego, alcohol, drogas, sexo…), y toda clase de delitos asociados con el mismo. La novela está magníficamente hilada y en ningún momento el lector tiene la posibilidad de desviarse del camino que el autor quiere que lleve, algo que es complicado y más teniendo en cuenta que en “Dinero fácil” la historia que al final se termina componiendo se construye a partir de la vida de tres personas aparentemente sin conexión alguna, como son Jorge, JW y Mrado, cuyas historias por separado van teniendo cada vez más puntos en común hasta coincidir las tres en un final bastante bueno en la que el autor pone un broche de oro a una historia muy bien urdida en la que las piezas que al principio parece que no van a encajar terminan formando un puzle perfecto.

El estilo de la novela, al ser una traducción del sueco, no es quizá el que tendría en su idioma nativo. A mí personalmente me costó entrar en el ritmo narrativo de la novela, porque el lenguaje que Jens Lapidus usa en la misma es muy directo para el que yo estoy acostumbrado a leer. Las frases son muy cortas, muy directas, tienen las palabras justas, ni una más ni una menos, para decir lo que el autor quiere la más rápido posible sin adornos que pudieran acaso adornar un poco la narración. A veces hay concatenadas varias frases de este estilo, y muchas veces (quizá por la traducción, que supongo tiene que ser difícil) más que entender lo que está escrito hay que averiguar lo que faltaría en una narración menos telegráfica como la de “Dinero fácil”. El lenguaje usado es simple, y cualquier persona que haya vivido en un barrio humilde, pobre de cualquier ciudad del mundo se puede sentir identificado, no hay palabras rimbombantes ni pedantes. Aún a pesar de este difícil comienzo, al final uno se termina acostumbrando a este estilo narrativo y la novela avanza a una velocidad de vértigo. Quiero decir también que al estar la novela ambientada en Estocolmo, los nombre de los sitios van sin traducir y a veces son casi imposibles de leer por la cantidad de consonantes juntas que tienen, casi sin vocales, por ello cuando llegaba a un nombre propio de algún lugar me lo saltaba, o le ponía un nombre españolizado para ahorrarme el intento de lectura del mismo. Estas fueron las únicas dificultades que encontré en su lectura.

Lapidus aparte de haber empezado una fulgurante carrera de escritor es abogado, y mientras ejerció su profesión defendió a muchos mafiosos y traficantes de droga en Suecia llevando muchos casos sucios y complicados en los que se tuvo que mover en unos círculos un tanto pegajosos, y ante todo peligrosos, círculos que a ninguno de nosotros nos gustaría frecuentar. Debido a esto la novela es muy realista y lleva al lector hasta puntos insospechados dentro de una organización criminal, en el caso de “Dinero fácil” una mafia yugoslava dedicada a todo tipo de negocios sucios, drogas, juego ilegal, alcohol (en Suecia el alcohol solo se vende en establecimientos como nuestros estancos, oficiales), tráfico de personas, y proxenetismo. Sin embargo Lapidus, no sólo nos introduce en este mundo de las mafias yugoslavas, con sus gorilas cuadrados a base de horas y horas de gimnasio y batidos de proteínas, sino también en el de los trapicheadores, los que venden la droga al público, a su mundo en penumbras, en constante tensión por si son pillados in fraganti por la policía, sin protección alguna, sabiendo que si los pillas están solos y son sólo ellos los que pagarán con sus huesos en la cárcel. Pero además hay un tercer vértice, un tercer mundo en el que Jens Lapidus nos sumerge en “Dinero fácil”, como es el mundo de los jóvenes ricachones, pijos todos ellos, vestidos de marcas muy caras, que conducen súper-deportivos con muchos caballos y viven en apartamentos extra grandes y lujosísimos en el centro de Estocolmo. Estos son mundos de los tres protagonistas principales de “Dinero fácil”, Mrado, Jorge y JW, y por ese mismo orden, un pequeño capo de la mafia yugoslava, un camello y un niño pijo que quiere más.

A mí la parte que más me ha gustado es la referente a JW, prototipo de niñato pijo que lo único que quiere es vivir bien, y que ve en las drogas la manera de conseguir dinero fácil y rápido, sin importarle nada nada. El mundo en el que se mueve JW es un mundo que yo siempre me he imaginado como real aquí en España, las fiestas desmadradas y llenas de vicios en las discotecas, con alcohol, drogas, música alta, oscuridad, y chicas, muchas chicas cuantas más mejor. Un mundo que hace que se me revuelvan las tripas tanto en la realidad como cuando estaba leyendo “Dinero fácil”. Y es cierto, había ocasiones en que tenía que reposar un poco la lectura para no asquearme del mundo que Jens Lapidus describe en este libro, a veces me superaban las escenas que describía y narraba. Pero es esto lo que más me ha gustado del libro, que muestre una parte de nuestro mundo que no queremos ver, y yo al menos, de la que no quiero participar nunca.

A quien le guste la novela negra “Dinero fácil” le parecerá un gran descubrimiento, y muy probablemente le sorprenderá, porque nadie, supondo, se espera que las ambientes que se narras en ella se den en ciudades, países y sociedades que creemos tan avanzadas como la sueca. Por ello no creo que esta novela vaya a defraudar a nadie, conmigo no fue así, sino todo lo contrario quedé muy, como decirlo, impresionado y atónito con ella.


Caronte.

domingo, 4 de mayo de 2014

Lectura crítica: "Crónica de una muerte anunciada"

Si tuviese que describir cómo es “Crónica de una muerte anunciada” creo que nunca llegaría a poder hacerlo de manera que le hiciera honor. El primer libro que me leí de Gabriel García Márquez fue lógicamente “Cien años de soledad”, libro del que quedé completamente enamorado y que me produjo tal impresión que desde entonces he buscado un hueco entre mis lecturas para poder leerme otro de su autor. Trágicamente encontré este hueco cuando García Márquez murió y sus libros volvieron a estar en boca de todo el mundo, y para el pasado Día del Libro mis padres me regalaron “Crónica de una muerte anunciada”.


Este es un libro que más que novela, yo lo consideraría como cuento largo para adultos, ya que sin exagerar se lee muy rápidamente, y en una tarde perfectamente se puede empezar y acabar. Pero no por esto el libro es menor. Todo lo contrario. Esta novela es grandiosa, o al menos eso es lo que me ha parecido a mí, que lo he devorado ferozmente, casi con ansiedad, queriendo seguir avanzando en la historia. Es ritmo del libro es muy bueno, y el estilo es, como el propio nombre del libro indica, de crónica periodística, y en este ámbito como periodista de profesión que era, García Márquez muestra todo su talento para narrar de manera directa e intensa una magnífica historia.

Crónica de una muerte anunciada” va de eso, de la crónica que hace el narrador de la muerte de Santiago Nasar, el protagonista cuya muerte se narra en esta novela. En el libro se narra, como si fuera una crónica para un periódico, las últimas horas del protagonista, la gente con la que estuvo, la gente que lo vio, lo que hizo, quienes lo mataron, las reacciones del pueblo; todo. Gabriel García Márquez, nos presente una recreación casi perfecta de la vida y el ambiente de una pueblo caribeño, con sus prejuicios, su honra no muy distinta a la que había en España hace unos siglos, sus tradiciones, sus olores y oficios. Con su prosa García Márquez envuelve al lector en una atmósfera que le transporta a América, es muy curioso para los que hablamos el español de la península leer a autores en nuestra propia lengua, pero del otro lado del charco, con las peculiaridades y la riqueza sonora de las palabras autóctonas del español de América. En esta novela no, pero en “Cien Años de Soledad” sí es a veces complicado leer algún párrafo, y sobre todo comprenderlo debido a la cantidad de palabras que para nosotros suenan raras pero son más que normales en América.

Este lenguaje le da a “Crónica de una muerte anunciada” un colorido aún más mágico, lo que termina conformando lo que tantas veces se ha llamado realismo mágico, un estilo literario lleno de figuras e imágenes literarias que cogidas por separado pueden parecer absurdas e inconexas, pero dentro de una historia tienen mucho sentido, y le dan un significado muy rico a la historia que se pretende contar. Esto mismo pasa en esta novela, desde el principio de la misma el lector se sumerge en un mundo que siendo real da la sensación que tiene algo de mágico, algo de irreal y de fantasía. Pero es esta fantasía que se ve en el libro la que lo hace grande, y la que lleva al lector a mimetizarse con la historia de Santiago Nasar, a ser uno más de los vecinos de ese pueblo que pasa de las fastuosas celebraciones de una boda, a la locura desatada generada por el anuncio de que se va a producir una muerta.

Una de las cosas que más me han llamado la atención de “Crónica de una muerte anunciada”, es la naturalidad con la que García Márquez trata el tema de la muerta y su irrevocabilidad. Como he dicho el libro narra la historia de la muerte de Santiago Nasar a manos de los hermanos Vicario; durante toda la novela se ve cómo estos dos hermanos fueron pregonando a los cuatro vientos que iban a matar a Santiago Nasar, todo el pueblo sabía lo que iba a pasar pero nadie hacía nada por pensar que estaban locos y borrachos, y los que los tomaron más en serio pensaban que ya habría otras personas que avisarían a Santiago Nasar de lo que iba a pasar. Y sí es cierto que hubo gente que intentó avisar a Santiago Nasar de que lo iban a matar, pero el destino hizo que no llegaran a tiempo y que éste no siguiera las pautas que seguía todas las mañanas. La muerte era inevitable y ante todo anunciada. Otra cosa que me ha chocado mucho es la dureza con la que al final se narra el asesinato de Santiago Nasar, más propio de una novela negra, pero eso lo dejo ya para que lo descubran los lectores que se animen a leer este libro.

Con esta novela García Márquez me ha demostrado que es uno de los mejores y más originales escritores que he leído, y sin lugar a dudas seguiré leyendo sus magníficas y fantástica historias, llenas de colorido y magia, así como de una sonoridad especial dada por las bellísimas peculiaridades y matices que tiene es español de América, tan parecido y a la vez tan distinto a la lengua en la que estoy escribiendo y a la que estamos acostumbrados a leer. Bravo por este autor y recomiendo a todo el mundo que si quieres empezar a descubrirle, comenzar por “Crónica de una muerte anunciada” porque además de que se lee rápidamente, en ella se condensa casi todo el arte imaginativo de su autor.


Caronte.

Lectura crítica: "La sonrisa etrusca"

La sonrisa etrusca” empieza haciendo honor a su nombre en Roma, en el Museo Etrusco donde el protagonista de la novela espera la llegada de su hijo para recogerle y llevarle con él a Milán. Salvatore Roncano es un viejo cascarrabias que mientras espera la llegada de su hijo Renato se pone a caminar por las salas del museo observando las distintas piezas de la colección, fijándose especialmente en un sarcófago en el que aparecen dos figuras, una masculina y otra femenina, recostadas sobre una especia de sofá, abrazándose y sonriendo.

Salvatore, como he dicho es un viejo cascarrabias, muy apegado a su tierra natal, Calabria (región de Italia situada al sur de la península itálica, justo en la puntera de la bota que forma su silueta), a la que siempre recuerda con vivo interés y melancólica añoranza. Sin embargo debido a su enfermedad, padece cáncer, su hijo Renato decide llevárselo con él a Milán (en la punta opuesta a Calabria) para que esté con él, con su mujer y con su nieto. A pesar de todas las reticencias que pone Salvatore, termina aceptando a regañadientes. Será en Milán donde vivirá una grandísima experiencia vital junto a su nieto Bruno (Brunetino, como él lo llama).

La historia que José Luis Sampedro, el autor de “La sonrisa etrusca”, urde a partir de entonces es probablemente la más enternecedora que me he leído nunca. Antes de empezar a leerme este libro, nunca imaginé que podría llegarme tan profundamente al corazón. Es una historia de amor entre un abuelo y su nieto, una relación de mutuo conocimiento y aprendizaje. Salvatore toma a su nieto como un pequeño príncipe a quien tiene que salvar de una prisión como es su casa, y para ello tiene que enfrentarse a su nuera. Las conversaciones que tiene Salvatore con su nieto son fantásticas; le cuenta como es la vida en el pueblo, en Calabria, como tiene que hacer para ser un buen hombre de mayor y qué tiene que hacer.

Con su nieto Salvatore pasa de ser un viejo cascarrabias y cabezón, algo machista a la hora de considerar que con los bebés deben estar las madres, a no querer separarse de su nieto para poder enseñarle todo lo que sabe y poder llevarle al pueblo antes de morirse. La historia, aparte de ser muy tierna y conmovedora, es también muy triste, porque desde el principio el lector intuye, que Salvatore tiene los días contados y que su relación con su nieto va a ser corta; saber esto, intuir este fatal desenlace, hizo que leer este libro me generara algún que otro nudo en la garganta durante los días que tardé en terminarlo. Sin embargo esta tristeza no es “triste” del todo, valga la redundancia, sino que guarda algo de alegría, porque la relación que se establece entre Salvatore y su nieto Brunetino es muy bonita, a veces incluso divertida, sobre todo cuando el abuelo se mete con su nuera y la llama bruja desalmada.

A parte de la relación entre abuelo y nieto que se narra en “La sonrisa etrusca”, también hay otras pequeñas historias que jalonan ésta. Una muy graciosa es que gracias a que saca a pasear a Brunetino con el coche de bebé, Salvatore conoce a una señora viuda con la que empieza a verse y a quedar, incluso en la casa de ella; es fantástico como Salvatore se intenta hacer el machote delante de ella a pesar de que poco a poco se va ablandando gracias a Brunetino. Otra historia, paralela a la principal, es la que mantiene todo el rato Salvatore recordando su pueblo natal y a su más odiado enemigo, que también se está muriendo, y pidiendo a Dios (aunque se considere anarquista) que le permita vivir más que él para poder ir a su entierro y ver pasar su ataúd delante suya.

En definitiva “La sonrisa etrusca” es un magnífico libro que me gustó mucho más de lo que pensaba me iba a gustar cuando empecé a leérmelo. Ha sido una de mis mejores lecturas, o al menos una de las que mejor recuerdo tengo, de los últimos meses. Es un libro enternecedor, triste y a la vez divertido, pero sobre todo es un libro en el que se aprende que el amor puede con todo y que las personas podemos cambiar si tenemos motivos para ello. Recomiendo vivamente este libro a todo aquel que quiera disfrutar de una buena historia, muy conmovedora, y además excepcionalmente escrito por uno de los grandes pensadores que ha dado este país, José Luis Sampedro.


Caronte.