De Javier Marías
por sorprendente que pueda parecer sólo he hablado en una ocasión anteriormente
y fue para comentar su novela “Corazón
tan blanco” de la que acabé totalmente enamorado y que me dejó un gusto
fabuloso y unas ganas tremendas de seguir leyendo a este grandísimo autor. Y
digo que es sorprendente que no haya hablado más porque sin lugar a dudas hoy
puedo afirmar, tras haber leído algunas de sus principales obras literarias y
seguirle semanalmente leyendo sus artículos en El País, que es uno de mis
autores españoles favoritos, si no el que más. Supongo que para gustos los
colores como en todo, y quizá esto determine mis críticas sobre sus novelas,
pero también he de decir que cuando ha habido algo en alguno de sus libros que
no me ha gustado, o incluso me haya parecido pesado lo he pensado y me lo he
dicho a mí mismo. Pero en términos generales Javier Marías, y sobre todo el
estilo narrativo que tiene me tienen totalmente cautivado.
La novela, inmensa
novela, que he acabado estos días ha sido “Tu
rostro mañana”, que en el fondo, y a pesar de que yo la tengo en un
único ejemplar de bolsillo, son tres novelas que conforman probablemente la
mejor trilogía literaria que se ha escrito en este país en décadas. Esta
trilogía está compuesta por: “Fiebre y
lanza”, “Baile y sueño”
y por último “Veneno y sombra y adiós”.
En conjunto los tres libros suman, en su edición conjunta de bolsillo más de
mil doscientas páginas; por tanto y aunque sólo sea por reconocer el mérito de
Marías a la hora de lograr en esa cantidad casi inimaginable de páginas y
palabras en las que se narra con hábil maestría sin perder el hilo argumental
en ningún momento, pese a las múltiples divagaciones que se realizan, hay que
reconocer que los tres libros son una genialidad. He de decir que no me he
leído la novela completa del tirón, esto hubiera sido además de improducente
para poder apreciar con mayor claridad y objetividad la propia obra una
soberana paliza lectora. Ha sido un año el que he empleado en leer esta
trilogía, como lo hicieron los lectores que la leyeron en su día cuando fueron
publicados cada uno de los libros que la componen (entre 2004 y 2007). Ha sido
un año que ahora que he acabado esta gran obra, la mayor de Marías, me ha
parecido corto, como si me hubiera leído todo el libro de una sentada.
No voy a negar
aquí que el argumento de “Tu rostro
mañana” es algo secundario. Con secundario quiero decir que a pesar de
que la novela tiene una trama muy bien definida, interesante, constante en el
tiempo, pese a sus digresiones entre pasado, presente y futuro, y con
personajes grandísimos perfectamente construidos en toda su complejidad, no es
lo más importante. Lo más importante de está magnífica obra de Javier Marías es
el propio lenguaje: la forma de narrar de este grandísimo escritor, que si el
mundo y el destino son justos quizá algún día ingrese en ese selecto club de
autores galardonados con el Nobel de Literatura, es tan peculiar, tan
envolvente, tan sumamente elaborada y profunda que el lector parece sumergirse,
siempre con gusto y esperanza de no salir nunca de la lectura, en la historia
de tal manera que a veces se llega a perder la noción del tiempo. Tampoco voy,
ni quiero, engañar a nadie: este es un libro, una trilogía, muy complicada de
leer y de aguantar, sólo quien de verdad ame el estilo de Marías, o aquellos
que quieran descubrirlo de verdad podrán terminarla, o siquiera pasar de los
primeros capítulos del primer libro.
Para centrar un
poco el asunto voy a intentar resumir un poco la trama de la novela. “Tu rostro mañana” nos presenta a
Jaime, Jacques, Jacobo, Iago, James o Jack Deza, sin más. Este personaje es un
español profesor durante un tiempo en Oxford en su pasado que es reclutado,
gracias a un antiguo mentor suyo en la ciudad universitaria por antonomasia
inglesa, para formar parte de un grupo secreto que forma parte de los Servicios
Secretos del Reino Unido (MI5 y MI6) y que está dirigido por un misterioso y
enigmático hombre llamado Tupra de apellido. Deza es además traductor e
intérprete. Este grupo que no tiene nombre, y que realmente no existe, o
pretende no existir se encarga de analizar personas, de saber que dicen sin
pronunciar palabras, de leer el futuro comportamiento de las personas y sabes
qué harían en tal o cual situación de peligro o no, interesada o altruista. A
este grupo pertenecen también otros personajes que a lo largo de la novela
tienen determinado protagonismo, unos más que otros. Entre estas personas que
forman parte de este grupo tenemos a una joven mestiza (española e inglesa)
Patricia Pérez Nuix que tiene un protagonismo bastante importante, y un papel
interesante en la trama de la novela.
Mientras forma
parte de este grupo Jaime Deza acompaña a Tupra a una serie de encuentros con
personas en las que está interesado el Servicio Secreto, y a otros que pueden
ser considerados encargos de particulares particulares. Hay que decir que el
narrador de “Tu rostro mañana”
es el propio Deza que va contando sus vivencias y recuerdos de esa etapa de su
vida; sus impresiones y reflexiones sobre el mundo y sobre todo aquello que las
personas sin querer hacen, dicen o muestran, o al contrario se callan, ocultan
o evitan realizar. Pero como dije al principio esta trama argumental, que
podríamos llamar principal, está totalmente salpicada con otras tramas
secundarias, y las llamo secundarias porque ocurren en diversos momentos de la
novela pero no tienen continuidad en el libro, aunque sin éstas la trilogía no
se entendería en absoluto, perdería toda su razón de ser. A veces el lector
tienen la sensación, yo mismo la he tenido, que Javier Marías en la voz de
Jacobo Deza incorpora divagaciones demasiado extensas sin aparente sentido ni
relación con la historia o trama principal, como si se perdiera el hilo
argumental de la novela, pero nada es así: todo lo que se cuenta, narra y dice
en la novela es fundamental para entenderla en su conjunto.
Además de estos
personajes directamente relacionados con lo que es la vida en Londres del
protagonista principal y narrador de “Tu
rostro mañana”, aparecen tres personajes clave que, aunque parezca que
no, tienen que ver mucho con la historia que a lo largo de toda la novela se
entrevé velada por la trama argumental principal. Estos personajes son el
profesor Wheeler, el padre de Jaime Deza, y su mujer (aunque viven separados y
son más ex que otra cosa) Luisa. Los tres aparecen recurrentemente a lo largo
de todo el libro, si no a través de los recuerdos de Jaime, directamente
hablando por ellos. De todos ellos el que más me ha entusiasmado y gustado ha
sido el del viejo profesor Wheeler, a la postre creador del grupo secreto al
que ahora pertenece Deza y el que le recomendó a Tupra para ser reclutado. Este
profesor, en el ocaso de su vida, brinda al lector muy probablemente las
sub-tramas más interesantes de la novela, las más profundas y misteriosas y
enigmáticas, no resueltas casi hasta el final de toda la trilogía.
El padre, sin
embargo, es una figura que como personaje presente de la novela no aparece
hasta la tercera parte de la trilogía (más concretamente si no recuerdo mal, en
la última de las siete partes), pero que a través de los recuerdos de Jaime
está presente desde el principio de la novela. Es con la historia del padre en
la que se realiza la reflexión más profunda y turbadora de toda la novela. En
su juventud, tras la Guerra Civil el padre de Jaime Deza fue traicionado por
quien él consideraba un amigo de verdad, íntimo, personal, alguien a quien
quería y respetaba. Y es sobre la amistad traicionada que trata la reflexión a
la que me estoy refiriendo. Me falta hablar un poco también de Luisa, otro
personaje que aparece realmente con peso protagonista al final de “Tu rostro mañana”, pero que desde
el principio tiene un gran papel en la vida y en las reflexiones de Jaime Deza.
Luisa es el gran amor de Jaime y aunque estén separados sigue deseando que esa
situación se reconduzca y vuelva ella con él; siempre está en sus recuerdos y
condiciona gran parte del final de la novela, en el que se sucede una sorpresa
tras otra.
Una cosa
importante de “Tu rostro mañana”
es su estructura. Javier Marías tuvo a bien estructurar la inmensa novela en
siete partes, repartidas casi equitativamente entre los tres tomos de la
trilogía: dos, dos y tres. Esta división permite al lector poder digerir
pausadamente si lo desea, leyendo poco a poco la novela, una parte de cada
sentada lectora, la novela y así no saturarse con el estilo tan alambicado de
este gran novelista y articulista. Esto es algo que he agradecido enormemente
ya que me ha permitido ir leyendo poco a poco, y asimilando lentamente, todo
cuanto se contaba en el libro. Como dije al principio ésta no es una novela
sencilla de leer, a veces se hace dura: recuerdo un pasaje especialmente denso,
y yo creo que inconexo realmente con el resto del libro (tengo la impresión de
que Javier Marías lo introdujo más bien como alegato político e ideológico que
por sumar a la trama), sobre un represaliado en la Guerra Civil. Sin embargo, a
pesar de estos pasajes algo tediosos, la novela al final merece muchísimo la
pena. He de ser fiel a la verdad y decir que para mí no hay demasiados pasajes
de estos – densos, tediosos y espesos –, sino simplemente los justos. Pero aún
así por el propio estilo de Marías es necesario leer, y a veces releer, con
mucho cuidado ciertos pasajes porque es posible que uno se pierda entre tanta
oración subordinada tras otra, en la que el punto final no se entrevé ni
intuye, pero que al final llega. Yo mismo he tenido que releer en varias
ocasiones páginas enteras para poder recobrar el hilo de la trama o
argumentación que se estuviera haciendo.
Esta novela hay
que leerla tranquilo, dejándose llevar por ella y no teniendo prisa por
acabarla. Hay que estar concentrado y saber que todo tiene un porqué. Como
también dije al principio la trama de la novela es lo de menos en “Tu rostro mañana”. Lo importante,
lo realmente interesante, donde Marías llega a exprimir al lector y darle una
lección magistral de estilo narrativo y argumentación literaria es en las
reflexiones sobre muy diversos temas, todos muy variados, que se realizan en
esta obra. El amor, la amistad, la traición, el sexo, la guerra, la envidia, lo
que se dice, lo que se calla, lo que se puede llegar a ser, lo que nunca se
será, lo que se fue y no se quiso ser, el presente inevitable, el pasado fijo e
inmutable, el futuro incierto e inescrutable o casi, la muerte, el destino
imposible de evitar, el perdón, el odio, la vergüenza. Todos estos temas,
vitales en la existencia del hombre, que llenan sus inquietudes durante toda su
vida están tan minuciosamente diseccionados, expresados, argumentados en todas
sus vertientes, analizados y tratados desde diversos puntos de vista todos
opuestos y a la vez similares, que el lector no puede hacer otra cosa que
rendirse ante la grandeza de este autor y amar u odiar, ya que no cabe término
medio, su estilo y forma de escribir.
Por todo lo
anterior “Tu rostro mañana” es
una de las mejores novelas/trilogías que me he leído en español, y
probablemente en cualquier idioma. Ir haberme sumergido durante tres periodos
de un año entero en la lectura de las partes de esta obra inmensa ha sido un verdadero
placer y al acabar he sentido que terminaba algo importante en mi vida de
lector. Obviamente Javier Marías no gusta a todo el mundo, por su estilo, por
su forma de contar o de ser, pero creo que a quien le gusten los libros
profundos que no solo entretengan, que de esos hay multitud, debería intentar
leer esta magnífica obra de arte, una obra maestra de las letras españolas sin
duda alguna. También digo que o la devoras, con precaución siempre, o la odias
a más no poder y arrojas el libro lo más lejos posible. Indiferente no dejará a
nadie, y quien la acabe no será el mismo lector que la empezó.
Caronte.