domingo, 20 de agosto de 2017

Lectura crítica: "La invasión de las bolas peludas"

Si últimamente escribo y publico menos en el blog no es porque no lea, que sigo haciéndolo al mismo ritmo que durante los últimos años, sino porque no tengo mucho tiempo para escribir y la verdad sea dicha también, tampoco hago yo mucho por sacar ese tiempo para hacer una reseña. Pero hoy toca hacer un esfuerzo para hablar de un libro que me ha hecho reír más que ninguno hasta la fecha. Un libro además que compré en la Feria del Libro pasada no sólo porque quería leer algo de su autor, sino porque quería volver a comprar un libro de Malpaso, una editorial mexicana-española que hace verdaderas maravillas en la edición de sus libros, convirtiendo el soporte en papel en una verdadera obra de arte y casi de decoración, al tintar el filo de las páginas de un color que domina en la presentación del libro y en los fajines que hacen de portada a cada ejemplar. Los libros de Malpaso son libros que llaman la atención físicamente, pero que una vez comenzados terminan de enamorar por su interior conformando así la mejor combinación posible.

La invasión de las bolas peludas” es la última novela de un escritor americano poco conocido en España pero que goza de cierto respeto y prestigio en EE.UU., a pesar de que es de esa raza de escritores que prefieren quedar alejados de los focos de la fama editorial y que raramente conceden entrevistas o se les ve en público, llamado Luke Rhinehart, aunque su verdadero nombre es otro. Si me decidí por este libro habiendo un par de ellos que quizá marcan y representan mejor su estilo y que son mucho más famosos, es porque la chica de Malpaso que había en la Feria del Libro me lo recomendó en lugar del que quizá yo llevaba en la cabeza comprar: “El hombre de los dados”. Según la chica de la caseta de la Feria ambos libros son muy divertidos pero para ella este que hoy reseño un poco más, además de más corto.

Como su propio nombre puede indicar, “La invasión de las bolas peludas” es una novela en la que lo extraterrestre tiene un papel muy importante. No es una novela de ciencia ficción al uso, porque hay más de comedia y farsa que de intriga intergaláctica, pero los personajes principales son unos seres esféricos, sin ojos ni boca ni nada que pueda equipararse a un ser humano, pero que hablan, sienten y oyen y que además pueden transformarse en cualquier objeto no extremadamente grande (por ejemplo con forma humana, aunque falta de ojos, boca y demás, solo pueden estar unos minutos). Y además están recubiertos de un pelo gris plata muy fino; por no hablar de su extrema inteligencia.

Estos seres esféricos han llegado a la tierra para divertirse. Sin más. No pretenden más que pasar un buen rato. ¿Y cómo pretenden hacerlo? Pues robando bancos, acabando con las guerras en Oriente Medio, ridiculizando gobiernos y a sus servicios de inteligencia, desmontando empresas, robando a los ricos y todopoderosos para ayudar a los que menos tienen. Lo dicho pura ciencia ficción. Las bolas peludas protagonistas de “La invasión de las bolas peludas” no estarán solas, y es que hacen amigos humanos. De hecho la novela está narrada principalmente a través de un humano casi ochentón, pescador de profesión, casado con una hispana casi cuarenta años más joven que él, y con dos hijos pequeños que se encariñarán de una de las bolas peludas al que llamarán Loui y que será el principal alienígena de la novela, aunque también salen otros que quizá hacen aún más las delicias del lector en cuanto a sagacidad, inventiva y situaciones hilarantes totalmente desternillantes y absurdas.

Sin embargo, a pesar de que sin dudas “La invasión de las bolas peludas” se puede clasificar como novela de ciencia ficción con grandes toques de humor, no se puede obviar el alto grado de crítica política y sistémica que tiene y que muestran sus páginas. El protagonista humano de la historia, Billy Morton, a través de sus ironías, sarcasmos, chistes chuscos y quizá mucha amargura de fondo por haber vivido tantos años y haber luchado en Vietnam contra nadie porque sí, deja caer en sus discursos, en sus frases críticas con mucho más sentido común que sentido del humor, y que hacen que el lector además de reír (incluso a carcajada limpia, haciendo que la lectura de esta novela no sea recomendada al aire libre por riesgo de ser considerado un lunático) reflexione sobre el mundo en el que vivimos y el sistema social, económico y político que tenemos.

A lo largo de toda la historia de la literatura y en el fondo de la humanidad, ha sido la farsa, la comedia, la risa, por su falsa sensación de broma muchas veces, la que ha vertido las críticas más duras contra el sistema de cada época. De hecho han sido siempre los cómicos los perseguidos en los países donde los gobiernos asumían más mal que bien la crítica. “La invasión de las bolas peludas” logra criticar una sociedad y un sistema político y económico corrupto a través de la risa, la farsa y la comedia. Hay muchas frases a lo largo de la novela que hacen reflexionar seriamente al lector. La inocencia de los extraterrestres, llamados proteicos por las autoridades terrestres, y su única voluntad de divertirse a costa de revertir el sistema sin causar mal a nadie, ni matar a nadie, simplemente robando a las grandes corporaciones, evitando masacres en Siria e Irak, ridiculizando los servicios de inteligencia y poniendo en evidencia la hipocresía de la clase dirigente es lo que sienta mal y les convierte en los seres más peligrosos de la tierra.

A medida que leía “La invasión de las bolas peludas” y me iba acercando a su final, viendo cómo evolucionaba la historia, me fui dando cuenta de que las bolas peludas, esos extraterrestres que las autoridades pretendían vender como seres peligrosos, eran los únicos que no buscaban el mal para nadie, sino todo lo contrario; y que eran las autoridades, los medios de comunicación asentados y mamadores del poder, los políticos sin otra vocación que la de chupar del frasco de lo público y los grandes empresarios que mueven el mundo los que realmente han convertido y convierten este mundo en la gran mentira hipócrita que es y que serán ellos los que terminen por arrasar la humanidad. Y esto lo digo en serio, sin bromas y sin farsa.

Antes de terminar quería decir además que “La invasión de las bolas peludas” tiene una estructuración curiosa, porque se compone de muchos capítulos, no todos siguiendo el mismo tipo de narración ni punto de vista, y entre esos capítulos se intercalan definiciones de los proteicos sobre conceptos de la Tierra (son imprescindibles y llenas de clarividencia y sinceridad), transcripciones de las investigaciones de los servicios secretos sobre los proteicos, reuniones presidenciales, recortes de prensa... Hasta en la forma de mostrar el contenido esta novela me ha sorprendido y demostrado que no hay una única manera de escribir y transmitir una historia.

Ahora ya sí, para terminar solo me queda recomendar encarecidamente esta novela, no solo por el libro físico en sí que es simplemente una delicia, sino porque “La invasión de las bolas peludas” es una de las historias más divertidas y al mismo tiempo serias que me he leído recientemente, lo que constituye un verdadero descubrimiento. Una novela que hará reír sin cortapisas ni paliativos, que hará que el lector esboce sonrisas y a continuación que su cerebro se estruje para darse cuenta que detrás de la comedia y la farsa hay una realidad bastante triste a la que ya nos hemos plegado y contra la que solo podemos contraponer la burla y el no tomarnos nada en serio salvo el disfrute de la vida.

Caronte.