Todavía tengo pendientes
de leer decenas de grandes obras de la literatura universal, tarea que
probablemente me lleve toda la vida, tarea que seguro nunca podré llegar a ver
cumplida. Pero a partir de hoy me falta una obra menos por empezar y terminar. “El amor en los tiempos del cólera”
del gran maestro de las letras recientemente fallecido Gabriel García Márquez,
es el último libro que me he leído, la última de las joyas literarias que he
acabado y de la que he quedado completamente prendado. No hace falta que
piropeé en exceso a esta magna obra de este magnífico escritor, mucho y muy
bien se ha escrito ya de ella y por tanto lo que yo pueda decir de ella poco
aportará a su fama, pero creo que merece la pena que lo haga porque la verdad
es que cuando empecé esta novela no pensé que me iba a llegar tan dentro como
al final lo ha hecho.
Como su propio
título indica, “El amor en los tiempos
del cólera” es una novela que versa sobre el amor y todas las
consecuencias buenas, malas y regulares que tiene sobre las personas que lo sufren
y disfrutan. Sus dos protagonistas principales, aunque en el primer capítulo no
lo parezcan, son Fermina Daza y Florentino Ariza, y a lo largo de las
exquisitamente escritas páginas de este libro se va desgranando su historia de
amor y desamor, de encuentros y desengaños, de cartas furtivas y canciones
secretas, desde su juventud hasta bien entrada ya la edad dorada del ocaso de
la vida. Más de sesenta años se narran en esta enorme novela sobre el amor en
todas sus vertientes. Como he dicho al principio he quedado mucho más que
satisfecho con esta novela al encontrar aquello que no esperaba en la misma, y
he quedado con un sabor de boca y unos sentimientos mucho mejores que cuando el
año pasado, también por época estival,, me leí “Cien años de soledad” obra cumbre de las letras
iberoamericanas.
En “El amor en los tiempos del cólera”
García Márquez nos presenta una verdadera historia de amor, pero el libro
empieza con trampa, ya que en el primer capítulo se narran las últimas horas
del marido de la protagonista, el Doctor Juvenal Urbino, en unas primeras páginas
que por sí solas perfectamente podrían constituir una novela corta o un cuento
largo, como se quiera ver, y que para mí conforman uno de los inicios más
deslumbrantes de cuantos he leído hasta la fecha, creando un ambiente lleno de
fantasía y alegorías caribeñas, de música y colores vivos, de aromas
penetrantes y de personajes increíbles que sólo pueden existir en la imaginación
de una persona extraordinariamente dotada para soñar mundos como lo era García
Márquez. Pero sin ese delicioso capítulo primero en el que el lector se mete de
lleno en el libro, el resto de la historia quedaría huérfana. Es a partir de
este primer capítulo cuando se empieza a desarrollar la historia de verdad, la
del amor desbridado de Florentino Ariza por Fermina Daza, un amor que llevará a
ambos a lugares del corazón que desconocían y de cuya existencia en algún
momento también dudaron.
García Márquez a
través de una gran variedad de personales durante toda la novela nos presenta
al amor en todas sus facetas, etapas, dichas y desdichas, y como lo experimentan
tanto hombres como mujeres. En “El
amor en los tiempos del cólera” se nos presentan a su vez un único amor
vestido con diferentes trajes que hacen parecer que son diferentes tipos de
amor, pero todos están supeditados a una única cosa como es el corazón. En
ningún momento la razón entra a formar parte del juego que llevan los
personajes en el que el amor es la única manera de alcanzar. Podríamos
diferencias varias etapas en la novela y en la historia de los protagonistas.
Una primera etapa sería la juventud de ambos, cuando se conocen y surge ese
amor desmedido y sin posibilidad de contención que se manifiesta en las cartas
de amor constantes que Florentino Ariza hace llegar de las maneras más
imaginativas e increíbles posibles a Fermina Daza, que las devuelve con la
esperanza de que nunca cesen. Primero es un amor a distancia, oculto al padre
de ella, que lo único que quiere es casar a la hija con alguien que la haga ser
una señora en la ciudad. Mucho tiempo dura este amor, hasta que termina por
salir a la luz de lo evidente que termina resultando. Una segunda etapa de este
amor es cuando ya es público y sabido para el padre y por tanto se convierte en
un amor prohibido y vetado para ambos, y en ese sentido Fermina Daza es
obligada a abandonar su casa para irse con su prima lejos de la ciudad donde
está Florentino Ariza para ver si ese amor se apaga. Pero el amor no se apaga,
las cartas siguen usando de cómplices a los compañeros de él en la telegrafía.
Sin embargo hay algo que sí cambia en ese viaje de Fermina, algo hace que el
amor que siente por Florentino Ariza se tambalee sin ella saberlo. Es a la
vuelta cuando tras volver a verle le dice que se olvide de ella de manera muy
poco blanda.
Es en este momento
en el que en la novela se abre todo el abanico del amor, todas sus facetas
diferentes que en el fondo son una sola. Florentino Ariza queda sumido en una
enfermedad que sólo su madre sabe que es mal de amores, el desamor, y que los
médicos confunden con los síntomas del cólera. Por otro lado reaparece en la
historia Juvenal Urbino, que llega de estudiar de Europa con un aura de gran
señor que nada más ver a Fermina Daza cae rendido ante ella, e intenta con
artes muy diferentes a las de Florentino Ariza conquistar a la dama. Al final
el amor por compañía termina por triunfar y ambos terminan casado y formando
una familia, con la que el lector ya ha tenido contacto al principio del libro.
Desde que conoce la noticia Florentino Ariza lo único que desea es que muera el
Doctor Urbino ya que sabe que esa es la única posibilidad que tiene para poder
concluir su amor con Fermina Daza.
En este momento la
novela va poco a poco desgranando los años que van pasando, y se va alternando
entre la vida de casados de Juvenal Urbino y Fermina Daza, con su amor de
matrimonio ganado con la constancia que termina por ser un amor verdadero tanto
o más que el loco amor juvenil carteado que tenía con Florentino Ariza, y la
vida de desamor o de amor contenido que tiene Florentino Ariza. Quizá las
desventuras que va teniendo él en las que siempre, por mucho que no lo desee,
termina estando presente el recuerdo de su amada prohibitiva, son las más
interesantes de “El amor en los
tiempos del cólera”. Es en los diferentes amores que va teniendo en su
vida Florentino Ariza, y las diversas mujeres que pasan por su corazón, algunas
entrando en él, otras simplemente acariciándolo, en las que se despliega ente
el lector las diferentes formas del amor y el sexo. Amores por necesidad, por
comodidad, por dulzura y por compasión, se mezclan siempre con el amor
necesario que siempre siente por Fermina Daza. Prostitutas, viudas, amantes,
casadas, incluso niñas en su vejez pasan por su vida y a todas las quiere y
termina por amar, pero por ninguna siente ese amor que quita la vida y sin el
que no se puede vivir que siente por su amada de siempre. Tambien el sexo
aparece bien retratado en “El amor en
los tiempos del cólera”, el sexo como pura necesidad primaria que
termina siendo la demostración más grande que hay del amor, el sexo como
desahogo, y como pasión desmedida, sexo pagado, sexo como liberación personal y
sexo como promesa de virginidad. Todo es en el fondo parte de una misma cosa,
el amor sin fisuras y único que Florentino Ariza siente por Fermina Daza.
La historia
termina bien, como a García Márquez le gusta terminar sus historias de manera
mágica y única en la que el lector se queda siempre con ganas de seguir
sabiendo más sobre la vida, venturas, dichas y penalidades de los personajes.
Pero esto también es lo bueno de las grandes novelas como “El amor en los tiempos del cólera”, que llenan por completo
las expectativas del lector hasta dejarle queriendo más, pero no hay más porque
está todo lo que tiene que haber en las páginas ya acabadas. Sólo me falta
decir que quien se sumerja en este libro encontrará un mundo y unos personajes
tan reales como ilusorios, llenos de matices y frases inteligentes que hacen de
la historia lo que es una obra maestra, una maravilla que debería ser leída por
toda persona que se considere culta en el ámbito de la literatura. Al acabar
esta novela he sentido algo de tristeza por dejar de oler los aromas que emanan
las páginas de “El amor en los tiempos
del cólera”, por dejar de oír los sonidos caribeños, por dejar de ver
los colores que dan forma y luz a la historia.
Por último me
gustaría decir que “El amor en los
tiempos del cólera” es un libro con mayúsculas con el que te ríes, con
el que piensas y reflexionas en este caso sobre un tema capital en la historia
del mundo como es el amor sin el cual no avanzaríamos a nivel personal nadie,
con el que te emocionas y con el que te terminas enamorado y con el que caes en
la contradicción de querer acabar cuanto antes para ver cómo termina ese amor
imposible y cargado de tantas desventuras que parece que nunca va a acabar
bien, y no querer terminar el libro para seguir sumergido en este mundo único
que sólo Gabriel García Márquez sabe crear. Es una pena haber terminado esta
magna obra de la literatura universal y espero que quien quiera leerla sienta
lo mismo que he sentido yo leyéndola.
Caronte.
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