miércoles, 22 de abril de 2015

Lectura crítica: "Tu rostro mañana"

De Javier Marías por sorprendente que pueda parecer sólo he hablado en una ocasión anteriormente y fue para comentar su novela “Corazón tan blanco” de la que acabé totalmente enamorado y que me dejó un gusto fabuloso y unas ganas tremendas de seguir leyendo a este grandísimo autor. Y digo que es sorprendente que no haya hablado más porque sin lugar a dudas hoy puedo afirmar, tras haber leído algunas de sus principales obras literarias y seguirle semanalmente leyendo sus artículos en El País, que es uno de mis autores españoles favoritos, si no el que más. Supongo que para gustos los colores como en todo, y quizá esto determine mis críticas sobre sus novelas, pero también he de decir que cuando ha habido algo en alguno de sus libros que no me ha gustado, o incluso me haya parecido pesado lo he pensado y me lo he dicho a mí mismo. Pero en términos generales Javier Marías, y sobre todo el estilo narrativo que tiene me tienen totalmente cautivado.

La novela, inmensa novela, que he acabado estos días ha sido “Tu rostro mañana”, que en el fondo, y a pesar de que yo la tengo en un único ejemplar de bolsillo, son tres novelas que conforman probablemente la mejor trilogía literaria que se ha escrito en este país en décadas. Esta trilogía está compuesta por: “Fiebre y lanza”, “Baile y sueño” y por último “Veneno y sombra y adiós”. En conjunto los tres libros suman, en su edición conjunta de bolsillo más de mil doscientas páginas; por tanto y aunque sólo sea por reconocer el mérito de Marías a la hora de lograr en esa cantidad casi inimaginable de páginas y palabras en las que se narra con hábil maestría sin perder el hilo argumental en ningún momento, pese a las múltiples divagaciones que se realizan, hay que reconocer que los tres libros son una genialidad. He de decir que no me he leído la novela completa del tirón, esto hubiera sido además de improducente para poder apreciar con mayor claridad y objetividad la propia obra una soberana paliza lectora. Ha sido un año el que he empleado en leer esta trilogía, como lo hicieron los lectores que la leyeron en su día cuando fueron publicados cada uno de los libros que la componen (entre 2004 y 2007). Ha sido un año que ahora que he acabado esta gran obra, la mayor de Marías, me ha parecido corto, como si me hubiera leído todo el libro de una sentada.

No voy a negar aquí que el argumento de “Tu rostro mañana” es algo secundario. Con secundario quiero decir que a pesar de que la novela tiene una trama muy bien definida, interesante, constante en el tiempo, pese a sus digresiones entre pasado, presente y futuro, y con personajes grandísimos perfectamente construidos en toda su complejidad, no es lo más importante. Lo más importante de está magnífica obra de Javier Marías es el propio lenguaje: la forma de narrar de este grandísimo escritor, que si el mundo y el destino son justos quizá algún día ingrese en ese selecto club de autores galardonados con el Nobel de Literatura, es tan peculiar, tan envolvente, tan sumamente elaborada y profunda que el lector parece sumergirse, siempre con gusto y esperanza de no salir nunca de la lectura, en la historia de tal manera que a veces se llega a perder la noción del tiempo. Tampoco voy, ni quiero, engañar a nadie: este es un libro, una trilogía, muy complicada de leer y de aguantar, sólo quien de verdad ame el estilo de Marías, o aquellos que quieran descubrirlo de verdad podrán terminarla, o siquiera pasar de los primeros capítulos del primer libro.

Para centrar un poco el asunto voy a intentar resumir un poco la trama de la novela. “Tu rostro mañana” nos presenta a Jaime, Jacques, Jacobo, Iago, James o Jack Deza, sin más. Este personaje es un español profesor durante un tiempo en Oxford en su pasado que es reclutado, gracias a un antiguo mentor suyo en la ciudad universitaria por antonomasia inglesa, para formar parte de un grupo secreto que forma parte de los Servicios Secretos del Reino Unido (MI5 y MI6) y que está dirigido por un misterioso y enigmático hombre llamado Tupra de apellido. Deza es además traductor e intérprete. Este grupo que no tiene nombre, y que realmente no existe, o pretende no existir se encarga de analizar personas, de saber que dicen sin pronunciar palabras, de leer el futuro comportamiento de las personas y sabes qué harían en tal o cual situación de peligro o no, interesada o altruista. A este grupo pertenecen también otros personajes que a lo largo de la novela tienen determinado protagonismo, unos más que otros. Entre estas personas que forman parte de este grupo tenemos a una joven mestiza (española e inglesa) Patricia Pérez Nuix que tiene un protagonismo bastante importante, y un papel interesante en la trama de la novela.

Mientras forma parte de este grupo Jaime Deza acompaña a Tupra a una serie de encuentros con personas en las que está interesado el Servicio Secreto, y a otros que pueden ser considerados encargos de particulares particulares. Hay que decir que el narrador de “Tu rostro mañana” es el propio Deza que va contando sus vivencias y recuerdos de esa etapa de su vida; sus impresiones y reflexiones sobre el mundo y sobre todo aquello que las personas sin querer hacen, dicen o muestran, o al contrario se callan, ocultan o evitan realizar. Pero como dije al principio esta trama argumental, que podríamos llamar principal, está totalmente salpicada con otras tramas secundarias, y las llamo secundarias porque ocurren en diversos momentos de la novela pero no tienen continuidad en el libro, aunque sin éstas la trilogía no se entendería en absoluto, perdería toda su razón de ser. A veces el lector tienen la sensación, yo mismo la he tenido, que Javier Marías en la voz de Jacobo Deza incorpora divagaciones demasiado extensas sin aparente sentido ni relación con la historia o trama principal, como si se perdiera el hilo argumental de la novela, pero nada es así: todo lo que se cuenta, narra y dice en la novela es fundamental para entenderla en su conjunto.

Además de estos personajes directamente relacionados con lo que es la vida en Londres del protagonista principal y narrador de “Tu rostro mañana”, aparecen tres personajes clave que, aunque parezca que no, tienen que ver mucho con la historia que a lo largo de toda la novela se entrevé velada por la trama argumental principal. Estos personajes son el profesor Wheeler, el padre de Jaime Deza, y su mujer (aunque viven separados y son más ex que otra cosa) Luisa. Los tres aparecen recurrentemente a lo largo de todo el libro, si no a través de los recuerdos de Jaime, directamente hablando por ellos. De todos ellos el que más me ha entusiasmado y gustado ha sido el del viejo profesor Wheeler, a la postre creador del grupo secreto al que ahora pertenece Deza y el que le recomendó a Tupra para ser reclutado. Este profesor, en el ocaso de su vida, brinda al lector muy probablemente las sub-tramas más interesantes de la novela, las más profundas y misteriosas y enigmáticas, no resueltas casi hasta el final de toda la trilogía.

El padre, sin embargo, es una figura que como personaje presente de la novela no aparece hasta la tercera parte de la trilogía (más concretamente si no recuerdo mal, en la última de las siete partes), pero que a través de los recuerdos de Jaime está presente desde el principio de la novela. Es con la historia del padre en la que se realiza la reflexión más profunda y turbadora de toda la novela. En su juventud, tras la Guerra Civil el padre de Jaime Deza fue traicionado por quien él consideraba un amigo de verdad, íntimo, personal, alguien a quien quería y respetaba. Y es sobre la amistad traicionada que trata la reflexión a la que me estoy refiriendo. Me falta hablar un poco también de Luisa, otro personaje que aparece realmente con peso protagonista al final de “Tu rostro mañana”, pero que desde el principio tiene un gran papel en la vida y en las reflexiones de Jaime Deza. Luisa es el gran amor de Jaime y aunque estén separados sigue deseando que esa situación se reconduzca y vuelva ella con él; siempre está en sus recuerdos y condiciona gran parte del final de la novela, en el que se sucede una sorpresa tras otra.

Una cosa importante de “Tu rostro mañana” es su estructura. Javier Marías tuvo a bien estructurar la inmensa novela en siete partes, repartidas casi equitativamente entre los tres tomos de la trilogía: dos, dos y tres. Esta división permite al lector poder digerir pausadamente si lo desea, leyendo poco a poco la novela, una parte de cada sentada lectora, la novela y así no saturarse con el estilo tan alambicado de este gran novelista y articulista. Esto es algo que he agradecido enormemente ya que me ha permitido ir leyendo poco a poco, y asimilando lentamente, todo cuanto se contaba en el libro. Como dije al principio ésta no es una novela sencilla de leer, a veces se hace dura: recuerdo un pasaje especialmente denso, y yo creo que inconexo realmente con el resto del libro (tengo la impresión de que Javier Marías lo introdujo más bien como alegato político e ideológico que por sumar a la trama), sobre un represaliado en la Guerra Civil. Sin embargo, a pesar de estos pasajes algo tediosos, la novela al final merece muchísimo la pena. He de ser fiel a la verdad y decir que para mí no hay demasiados pasajes de estos – densos, tediosos y espesos –, sino simplemente los justos. Pero aún así por el propio estilo de Marías es necesario leer, y a veces releer, con mucho cuidado ciertos pasajes porque es posible que uno se pierda entre tanta oración subordinada tras otra, en la que el punto final no se entrevé ni intuye, pero que al final llega. Yo mismo he tenido que releer en varias ocasiones páginas enteras para poder recobrar el hilo de la trama o argumentación que se estuviera haciendo.

Esta novela hay que leerla tranquilo, dejándose llevar por ella y no teniendo prisa por acabarla. Hay que estar concentrado y saber que todo tiene un porqué. Como también dije al principio la trama de la novela es lo de menos en “Tu rostro mañana”. Lo importante, lo realmente interesante, donde Marías llega a exprimir al lector y darle una lección magistral de estilo narrativo y argumentación literaria es en las reflexiones sobre muy diversos temas, todos muy variados, que se realizan en esta obra. El amor, la amistad, la traición, el sexo, la guerra, la envidia, lo que se dice, lo que se calla, lo que se puede llegar a ser, lo que nunca se será, lo que se fue y no se quiso ser, el presente inevitable, el pasado fijo e inmutable, el futuro incierto e inescrutable o casi, la muerte, el destino imposible de evitar, el perdón, el odio, la vergüenza. Todos estos temas, vitales en la existencia del hombre, que llenan sus inquietudes durante toda su vida están tan minuciosamente diseccionados, expresados, argumentados en todas sus vertientes, analizados y tratados desde diversos puntos de vista todos opuestos y a la vez similares, que el lector no puede hacer otra cosa que rendirse ante la grandeza de este autor y amar u odiar, ya que no cabe término medio, su estilo y forma de escribir.

Por todo lo anterior “Tu rostro mañana” es una de las mejores novelas/trilogías que me he leído en español, y probablemente en cualquier idioma. Ir haberme sumergido durante tres periodos de un año entero en la lectura de las partes de esta obra inmensa ha sido un verdadero placer y al acabar he sentido que terminaba algo importante en mi vida de lector. Obviamente Javier Marías no gusta a todo el mundo, por su estilo, por su forma de contar o de ser, pero creo que a quien le gusten los libros profundos que no solo entretengan, que de esos hay multitud, debería intentar leer esta magnífica obra de arte, una obra maestra de las letras españolas sin duda alguna. También digo que o la devoras, con precaución siempre, o la odias a más no poder y arrojas el libro lo más lejos posible. Indiferente no dejará a nadie, y quien la acabe no será el mismo lector que la empezó.

Caronte.

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