miércoles, 10 de febrero de 2021

Las maravillas

 

Todo apasionado de la lectura sabe que es imposible leer todo lo que uno quiere leer. Por desgracia soy de esos lectores que no es capaz de tener dos libros empezados al mismo tiempo y debe ir uno por uno leyéndolos. Esto me “resta” capacidad lectora (aunque creo que no es del todo así) y por tanto sé que me dejo libros por leer. Tener tantos frentes abiertos (literatura en inglés, español, francés y recientemente también italiano) hace que sea prácticamente imposible estar al día con las novedades literarias que me gustaría leer en el momento de su publicación. Esto, junto a que el mundo editorial está saturado y publica más de lo que debería básicamente porque se publica de cada mierda que es para echar de comer a parte a los editores, pues hace muy difícil que lea novedades literarias si no es con bastantes meses de retraso frente a su publicación. Pero a veces también se obran milagros y encuentro novedades literarias en mis librerías de segunda mano de referencia y por tanto puedo estar al día, como ha sido el caso.

Las maravillas” es la primera novela publicada por su joven autora Elena Medel, quien lo que sí tenía ya publicado eran varios libros de poesía. Y como el propio nombre de la novela: ¡qué maravilla de lectura! Sé que el libro perfecto no existe, aún no se ha escrito por mucho que celebres críticos que van de eruditos digan lo contrario; pero, para mí, esta novela roza la perfección o, al menos, lo que yo considero que un libro debe tener para ser considerado una lectura redonda.

Elena Medel ha conseguido con “Las maravillas” atraparme de principio a fin con una historia que narra la vida de las mujeres humildes, de clase obrera, madres solteras en España durante los últimos 40 años. Siguiendo la vida de tres mujeres de muy estrecho vínculo, aunque solo se hable directamente de dos de ellas siendo la tercera una presencia secundaria en la novela, Elena Medel nos lleva a recorrer un Madrid de paradas de autobús, estaciones de metro, trayectos en tren, trabajos precarios, maternidades ausentes y a hacernos preguntas tan íntimas como si el dinero es lo que nos hace o si es la falta del mismo la que nos moldea.

Alicia y María son mujeres que viven su vida, para bien o para mal, y la viven casi en paralelo, aunque pertenezcan a generaciones diferentes. Ambas mujeres están unidas por un vínculo muy fuerte que el lector irá descubriendo a lo largo de la lectura de “Las maravillas” (si he de ser sincero yo descubrí el vínculo bastante al principio pese a que intente mantenerse secreto toda la novela). Ambas mujeres luchan por ser independientes, aunque para ello deban ser consideradas incluso malas madres o mujeres, o raras, o ser juzgadas por una sociedad que pretende que todo el mundo se comporte de la misma manera. Y, aunque se intente vender la novela como la historia de estas dos mujeres, hay una tercera en liza que las une y vincula aún más: Carmen, y que resulta ser una especie de negativo de la fotografía que conforman Alicia y María.

Las maravillas” es una novela intensa pero corta, dividida en capítulos que van alternando la época en la que se van desarrollando y la persona en la que se centran. El estilo con el que está escrito el libro es tal que el lector necesita acostumbrarse a su ritmo para ir acompasado con él, porque reconozco que, si no puede llegar a hacerse difícil su lectura, pero una vez uno se acostumbra a las reflexiones, largas frases y los cambios continuos de idea, la lectura se convierte en pura y simple diversión.

Aunque “Las maravillas” es una novela escrita por una mujer joven, libre, decidida y comprometida como Elena Medel, protagonizada por dos mujeres libres, luchadoras y trabajadoras y que trata cómo la mujer, o el papel de la mujer como madre y como trabajadora, ha ido variando a lo largo de las décadas, no estamos ante una novela feminista. No como tal entendiendo como novela feminista aquella que habla de feminismo. Este libro es un fresco fantástico sobre cómo las mujeres han tenido que trabajar y demostrar y ser juzgadas por la sociedad el doble que cualquier hombre en situaciones semejantes y paralelas. Y esto es lo más desasosegante del libro: el comprobar que pese a todo lo luchado y conseguido se sigue estando muy lejos de llegar a una situación donde la mujer sea quien quiera ser y como quiera serlo.

Feminismo, mujeres y maternidad son temas que están a lo largo de toda la novela, pero “Las maravillas” es también una novela sobre el dinero. Y para mí es el tema principal. De una manera u otra quien lea la novela se verá preguntado y cuestionado sobre el dinero, sobre cómo el dinero y su ausencia o su insuficiencia marcan quiénes somos. No existe el ascensor social: eso que tanto quieren vendernos los de arriba, los que siempre han estado arriba, a través de alguien que ha accedido a su olimpo solo porque le han permitido, como extravagancia, hacerlo. En las páginas de esta novela se constata una realidad dura: es el dinero (cuanta mayor cantidad mejor) el que da la libertad y el poder, y sin él solo podemos soñar y creer neciamente que una vez que lo tengamos seremos felices.

Vuelvo a mis palabras de hace unas líneas para recalcar el hecho de que considere que la novela perfecta no existe. Sería pretencioso calificar a “Las maravillas” como novela perfecta, pero sinceramente bajo mi punto de vista se le acerca bastante: mezcla dos historias personales de rabiosa actualidad, con temas que llevan percutiendo en la sociedad desde hace décadas y que nunca pierden su relevancia, narrado todo con un estilo que me gustaría ir viendo poco a poco cómo evoluciona y conjuga esa lírica poética de Elena Medel con un pragmatismo narrativo interesante. Creo que esta joven escritora dará que hablar con próximos libros. Pero mientras tanto nos ha regalado con una novela fantástica y redonda.

Caronte.

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