lunes, 13 de junio de 2016

Lectura crítica: "Cinco esquinas"


Cada vez que un premio Nobel de Literatura saca libro nuevo se produce un efecto llamada planetario. Todo el mundo quiere leerlo y dar su opinión para ver si el permio recibido es justo y si los motivos por los que se otorgó dicho premio siguen estando presentes en ese nuevo libro. Este efecto llamada es aún más intenso en el mundo de habla hispana ya que las letras en español, a pesar de estar bastante bien representadas entre los ganadores del Nobel, no suelen ser de las más visibles siempre. Por esto cuando este año, hace apenas unos meses, Mario Vargas Llosa sacó libro nuevo, el mundo editorial y de las letras en español se revolucionó, más aun teniendo en cuenta que ahora está más por España de lo que ha sido habitual en él. Yo a pesar de ser admirador de este peruano universal no soy de los fanáticos y no tenía pensado comprarme su nueva novela hasta que esta no hubiera visto la luz en edición de bolsillo, pero por casualidades de la vida topé con ella en una librería de segunda mano y me puse manos a la obra con su lectura. Así que aquí va mi opinión.

Cinco esquinas” es una novela que toca un tema real que pasó en Perú durante los años del gobierno/dictadura de Fujimori, como fue el uso de la prensa sensacionalista para desacreditar a los enemigos del presidente o de su gobierno, o a amigos que había caído en desgracia pero que sabían demasiado como para deshacerse de ellos sin más. En relación con este asunto, Vargas Llosa plantea una historia en la que un gran empresario se ve chantajeado por el director de una revista sensacionalista que le pide dinero e inversión a cambio de no publicar unas fotos muy comprometedoras. Al no haber trato las fotos salen a la luz y la reputación del empresario se ve comprometida. Pero los círculos del poder son muy amplios y los tentáculos de Fujimori y sobre todo del jefe en la sombra del servicio de inteligencia son también muy alargados. Por eso el asunto no queda ahí y el chantajista no acaba bien que se diga.

Pero no sólo de corrupción política y malas artes tiene “Cinco esquinas”. También hay una historia de amor, o más bien de erotismo. Y es que como sabe ya el buen lector de Vargas Llosa, este escritor siempre incorpora a sus novelas asuntos subidos de tono. En esta ocasión, en esta novela, es una relación lésbica, entre la mujer del empresario chantajeado y una amiga de ambos, que además es la mujer del mejor amigo y abogado del empresario. Bien podría quedarse ahí esa secreta relación entre dos mujeres, pero al final se suma un tercer elemento que no voy a desvelar para no quitar chicha a la novela. Amor, pasión, erotismo, política, periodismo, traiciones, secretos, miedos, silencios, miradas; todo esto está en la última novela de Vargas Llosa y sin embargo no ha terminado por ser un libro redondo y completo a pesar de tener todos los ingredientes que se pueden pedir a una buena historia.

¿Por qué digo que “Cinco esquinas” no es una novela completa y redonda? Pues básicamente porque como acabo de decir, tiene todo lo que se le exige a una buena novela pero en toques muy ligeros. El tema principal que creo que Vargas Llosa ha pretendido sacar a la luz es el periodismo amarillo y cómo durante el gobierno de Fujimori en Perú se usaban estas malas artes periodísticas para sacar de la vida política y hundir en la miseria a enemigos y adversarios políticos del presidente. Vargas Llosa no termina de profundizar en este asunto a pesar de que la novela en algunos casos tiene tintes de thriller policiaco. Creo que se podría haber sacado mucho más jugo de este tema si simplemente Vargas Llosa hubiera puesto intención de hacerlo pero creo que no ha sido el caso. Y es una pena, porque durante algunos pasajes del libro me han venido a la mente otras novelas suyas, de esas que sí que se podrían considerar como obras maestras. Pero era momentáneo porque rápidamente se perdía la intensidad y la profundidad. Hasta me parecía que el Nobel peruano estaba cansado y sólo quería acabar la historia.

Por otra parte, al haber querido introducir todo el trasunto erótico-lésbico en la novela, “Cinco esquinas” queda algo desfigurada, ya que a veces he tenido la sensación de que este libro era más una novela erótica en la que el sexo, las pasiones prohibidas y el vicio por la carne tenían más importancia que el verdadero tema central del libro. Además, y no sé si será por la edad de Vargas Llosa o por el momento personal que está viviendo en lo relativo al amor, la novela tiene pasajes muy subidos de tono, cercanos al porno más que al erotismo. Esto no lo critico, que conste, simplemente creo que en la novela, por desgracia, la atención se distrae del tema principal en demasiadas ocasiones para caer en la relación lésbica, que por cierto abre la novela en un capítulo digno de cualquier novela de placer erótico de esas que tan de moda están últimamente. Siempre es importante, en cualquier tipo de novela, un toque de picante, pero en esta ocasión, Vargas Llosa creo que se ha pasado.

A pesar de estar ligeras deficiencias que encuentro en “Cinco esquinas” en cuanto a temática, la novela plasma como cualquiera de las obras anteriores de Vargas Llosa, su excelente manera de narrar. El libro se lee prácticamente de un tirón. Tiene un estilo muy sencillo y directo, sin desviaciones extravagantes del tema que esté tratando en cada capítulo. Lo más admirable, como casi siempre en Vargas Llosa, es el uso de palabras, que a pesar de ser tan españolas como las que más, nos resultan, a los españolas peninsulares, europeos, muy extrañas. Esa riqueza léxica es el único punto difícil en la lectura de la novela. No siempre es fácil comprender el sentido de una palabra del castellano iberoamericano, pero esto que a algunos les puede parecer un defecto, a mí me encanta porque me hacer darme cuenta de lo rico que es el español aunque aquí en España no nos demos cuenta de ello, o no queramos darnos cuenta que no es lo mismo.

Sin embargo, a pesar de estas deficiencias y de que “Cinco esquinas” no es ni de lejos la mejor novela de Vargas Llosa que he leído tampoco es un bodrio ilegible que aburra desde la primera página. De hecho la novela es entretenida. Lo podría haber sido más, de acuerdo, pero bueno qué le vamos a hacer. Al menos se lee fácilmente gracias a un estilo claro y sencillo, y aunque falta profundidad en el trato del tema principal lo que se deja entrever es bastante interesante, aunque no deje de dar miedo cómo con la simple manipulación periodística se puede generar opinión pública a gran escala y hundir a determinadas personas tirando la piedra y escondiendo la mano. Simplemente si Vargas Llosa hubiera decidido dar más profundidad a la novela y tratar y analizar mejor el tema del periodismo partidista y amarillo, este último libro suyo hubiera sido una gran novela, digna de su mejor época, que para desgracia de sus lectores creo que hace tiempo ya que pasó. Pero bueno para quien no conozca a Vargas Llosa este libro puede ser un buen inicio, aunque por supuesto, los ha habido mejores.

Caronte.

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