Llevaba tiempo
detrás de esta novela. De hecho la había visto ya en mi librería de referencia
de segunda mano en Malasaña en su edición de bolsillo clásica, pero no la
compré entonces. Siempre había algo que paraba mi mano y la hacía escoger otro
libro. Hasta que hace unos días me decidí a comprarla, en otra de sus ediciones
de bolsillo a un precio que, tras su lectura y si no me gustase, no me dolería
haberme gastado. Esta novele lleva en mi punto de mira desde que escuché a
David Trueba, su autor, a quien solo conocía por su faceta de cineasta, hablar
de otra novela suya más reciente en Página 2, quizá el mejor programa cultural
de libros que se ha hecho nunca en este país. Desde ese momento empecé a buscar
y a investigar sobre Trueba y sus libros, que para mi sorpresa eran ya unos
pocos. Sin embargo, a veces no todo lo que reluce es brillante ni metal
precioso; a veces no es más que una simple ilusión generada por reflejo de
otros elementos.
“Cuatro amigos” como su nombre
indica parece ser una novela sobre la amistad, y sin embargo, tras su lectura
tengo serias dudas de que esto sea así realmente. Sí es cierto que la novela va
de cuatro amigos que deciden coger una furgoneta e irse quince días de
vacaciones por España sin rumbo, dirección o destino fijados de ante mano. Pero
yo creo que ahí se acaba todo lo que tiene que ver con la amistad, ya que el
amor, el pasado, el paso del tiempo, y anécdotas impostadas y muchas veces, de
lo surrealista que son, totalmente inverosímiles terminan por ocupar toda la
novela y el tema de la amistad, aunque subyacente, queda diluido.
El hilo argumental
de “Cuatro amigos” como acabo
de señalar es un viaje en furgoneta de cuatro amigos de toda la vida que
pretenden tener 20 años pero que todos están más cerca de la treintena que de
otra cosa; incluso hay uno de ellos que tiene un hijo. Blas, Claudio, Raúl y
Solo (mote de quien en el fondo es el narrador de la historia) son los protagonistas
de esta novela que pretende ser coral pero que en el fondo no es más que un
pretexto para narrar el paso de la juventud (tardía) a la madurez de estos
cuatro amigos.
También he dicho
hace unas líneas que “Cuatro amigos”
trata más de amor, amor roto, amor perdido, que de amistad propiamente dicha. Y
lo mantengo. No encuentro por ningún lado nada que no sean tópicos típicos de
amistad, esos tópicos que no hacen que se entienda realmente qué es la amistad
en su más puro estado. También es cierto que a día de hoy, con las amistades
virtuales de las redes sociales, la amistad clásica está en extinción sino
prácticamente extinta. Y también es posible que mi concepción de amistad sea
erróneo. No obstante, esta novela en cuanto a que pensaba que iba a tratar más
sobre la amistad y su dureza, me ha decepcionado bastante. Podría haberse
presentado como una novela de aprendizaje tardío, de transición entre épocas
vitales, y entonces sí que habría salido más que satisfecho tras su lectura.
Pese al intento de
coralidad de Javier Trueba, “Cuatro
amigos” es una novela sobre una persona, Solo, que es quien lleva la
voz del relato y cuya historia es la que nos sirve para saber de los demás.
Todo gira a su alrededor. Y en el fondo esta novela va de su amor por Bárbara,
un amor perdido, un amor que duele, un amor que destroza y hace añicos un
corazón cuando uno se da cuenta de que se ha perdido. Por eso he dicho también que
esta novela no trata sobre la amistad sino sobre el paso del tiempo y de la
vida a fin de cuentas, y está adulterada, y quizá también falseada con asuntos
relacionados con la amistad pero que no hacen más que distraer al lector de lo
que probablemente podría haber sido una buena novela si se hubiera centrado en
esa relación entre Solo y Bárbara sin añadir nada más.
De ahí mi
decepción, que no aburrimiento, con “Cuatro
amigos”, ya que lo que iba buscando no lo he encontrado. Y sin embargo
me he topado de bruces con una historia de amor y descubrimiento personal que
está bastante bien. El problema es que creo que David Trueba ha intentado en
este libro imitar otras novelas, sobre todo americanas, que probablemente
admira. Pero no lo ha conseguido, al menos desde mi humilde punto de vista. También
tengo que decir que a la novela o bien le faltan páginas (para hablar y tratar
bien el tema de la amistad) o le sobran por el hecho de que es más una novela
sobre un amor doloroso. De todas formas, aburrir no aburre; lo que pasa es que
hay situaciones tan absurdas y ridículas, tan estereotipadas sobre la juventud
tardía que se hace pesado y poco creíble. En ningún momento me he sentido identificado
con ninguno de los protagonistas a pesar de que se supone que los cuatro tienen
mi edad (o es que yo soy muy raro).
Poco más voy a
añadir porque la verdad poco más tengo que decir sobre “Cuatro amigos”. Llegué con muchas ganas a esta novela y he
salido ligeramente decepcionado. Contrariado más bien. No he encontrado
brillantez, ni frescura, ni nada nuevo en este libro, sino más bien un intento
fallido de escribir un road book como
probablemente alguien podrá calificarlo. Le sobran páginas y estereotipos y le
falta mucha profundidad y seriedad a la trama. Me gustaría dar otra oportunidad
a David Trueba, pero no creo que se la dé hasta que no vuelva a encontrar
alguna de sus novelas en segunda mano.
Caronte.
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