viernes, 6 de marzo de 2020

En el último azul


Hace años me gustaban las novelas históricas, ese gran género de literario en el que a día de hoy ya cabe de todo, lo que pasa es que dejé de leerlas porque empecé a comprobar cómo había escritores que las escribían como un churrero hace churros un día que tiene pocas ganas de trabajar, a saber: maquinalmente y sin gracia. En el momento que un escritor se hace fijo en un único género y todas las novelas que saca (nunca dejando pasar más de tres años) tienen como mínimo 600 páginas, me empieza a oler a chamusquina y me alejo de esa “literatura” como alma que lleva el diablo. Para mí aquellos escritores que fabrican novelas porque sí no son de fiar e intento evitarles. Pero he de reconocer que estos prejuicios (muy bien fundados en este caso) me pueden hacer perderme novelas de muy alta calidad y con un rigor casi académico. Hoy he vuelto a la novela histórica, pero apostando sobre bastante seguro ya que llevaba buenas vibraciones sobre esta novela.

Carme Riera, una de las grandes damas actuales de las letras españolas y académica de la lengua desde 2012, ha conseguido con “En el último azul” que me vuelva a ilusionar por la novela histórica. Y es que en este libro he encontrado rigor ante todo y un estilo narrativo que realmente invita al lector a seguir leyendo, a seguir interesándose por la historia de los judíos conversos de Mallorca que sufrieron la constante persecución de la Iglesia que nunca les aceptó como cristianos convertidos y a los que siempre vio con ojos desconfiados haciendo que fueran marginados por la sociedad de su tiempo (sobre todo por el pueblo llano, ya que los poderosos siempre necesitaron del dinero judío y de sus servicios).

Porque de esto va “En el último azul”, de los procesos que sufrieron un grupo de judíos conversos mallorquines que intentaron salir de la isla de Mallorca en barco, pero cuya huida se vio truncada por la meteorología adversa (para unos fue Dios quien impidió que se marcharan, para otros Adonay quien no quiso que salieran de esa manera de sus casas) y acabó llevándoles a las prisiones de la lnquisición, a ser “juzgados” y condenados (¿qué si no iban a ser?) a morir en la hoguera en un Auto de Fe. La novela se divide en tres partes: en la primera se narra la preparación de la huida, en la segunda el intento de huida y en la última el proceso inquisitorial que vivieron los judíos. Carme Riera no inventa nada en esta novela, solo toma prestada la realidad para velarla con la ficción para presentarnos cómo fue la vida de los judíos en Mallorca a finales del siglo XVII.

Sin embargo, en esta novela la trama es más bien secundario. En el fondo no pasa nada, no hay aventuras ni pasiones enfrentadas ni nada de lo que abunda en lo que hoy se hace llamar “novela histórica”. “En el último azul” es una novela donde todo gira en torno a un hecho histórico y a partir de ahí se plasma cómo era el sentir de la época en relación al hecho centro de la novela desde tres perspectivas: el clero, la nobleza y los judíos conversos.

En el último azul” no tiene ningún personaje principal ya que es una novela coral en el que una gran variedad de personajes son los que tejen la trama y plasman con sus idas y venidas lo que ocurrió en Mallorca con los judíos. Quiero hacer mención eso sí a dos de los curas que aparecen en la novela, el padre Amengual y el padre Ferrando, cuya animadversión personal lleva a hacerles buscar entre los judíos a alguien que delate a los que habiéndose convertido al cristianismo siguen profesando la ley judía. También es de resaltar la actitud y la pose de uno de los judíos, Valls, quien, en la última parte de la novela, ya apresado y esperando la hoguera, conversa intensamente sobre fe con los sacerdotes de la Inquisición.

Es muy curioso como en España hemos llegado a olvidar que antes que los nazis consumaran su horror de Holocausto con los judíos durante la IIGM en este país ya se cometieron atrocidades inmensas contra ese pueblo. “En el último azul” no hace más que revelar un pequeño episodio del odio, incomprensión, crueldades y maldades que se afligían al pueblo judío en nombre de la religión católica que tanto perdón siempre ha profesado. Capítulos de nuestra más oscura historia que no deberían pasar inadvertidos, que deberían enseñarse y que no deberíamos olvidar, porque todo lo que se olvida se corre el riesgo de repetirlo sin preguntarnos siquiera por qué lo hacemos.

La Iglesia en España siempre ha tenido un papel central en el curso de su Historia. Ha puesto y quitado reyes y gobernantes, ha alzado y espoleado revueltas, ha matado y abusado, ha ahondado y esparcido la pobreza, ha atrasado a todo un país durante siglos. Todos los religiosos que aparecen en “En el último azul” son seres fanáticos cegados por el odio hacia los judíos que no razonan debido a una fe inquebrantable que no muestra más que analfabetismo. Esos religiosos a día de hoy bien podrían ser militantes de algún que otro partido con nombre de diccionario. Me temo además que quizá esos caracteres del siglo XVII aún siguen, en parte, anclados en la mente de muchos eclesiásticos.

En el último azul” no es una novela de buenos y malos, aunque sean los judíos los que acaban mal, sino una novela sobre cómo el ser humano siempre ha intentado sobrevivir formando tribus y grupos. Carme Riera logró con esta novela numerosos premios literarios, nacionales e internacionales, debido en gran parte, creo yo, a haber creado una novela de lectura interesante, con sus justas dosis de amor, odio, pasiones y, en cierto modo, aventura. Tal y como en el prólogo que Muñoz Molina hace en la edición del 25 aniversario de la novela, hay ecos cervantinos en esta novela, ecos que tienen el mar de fondo y ese azul que en Baleares quizá sea más puro que en otros lugares. Sin duda ha sido una gran lectura.

Caronte.

2 comentarios:

  1. Gracias por la reseña. Es un libro al que tenía echado el ojo tras haber leído el estupendo "Las últimas palabras" sobre un, para mí, desconocido personaje: el archiduque Luis Salvador de Austria.

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    1. Siempre es un placer descubrir lecturas a lectores. Gracias a ti por leerme.

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