martes, 4 de noviembre de 2014

Lectura crítica: "Chacal"

Hace unas semanas hablé de “ODESSA” una novela de Frederick Forsyth, la cual me defraudó bastante teniendo en cuenta las expectativas que yo me había creado con respecto a este autor. Hoy me toca hablar de otra novela de este mismo escritor, en este caso “Chacal”. Y con alegría puedo decir que esta vez mis primeras expectativas sí se han cumplido y he podido descubrir a ese Frederick Forsyth del que tanto había escuchado hablar con una novela que mantiene al lector en tensión durante casi todo el tiempo. He de apuntar que esta novela es quizá la más famosa de este autor ya que se ha llevado al cine en varias ocasiones, la última vez estuvo protagonizada por Bruce Willis (cuando tenía pelo), y aunque poco o nada tenía que ver el argumento de la película con el del libro, ambos tenían como protagonista al mismo asesino implacable.

Chacal” es una novela, aunque siempre quedará la duda de si los hechos que se narran en ella llegaron a producirse en algún momento. Está ambientada en el año 1963, en Francia, en una época en la que el ambiente en el país vecino estaba bastante caldeado debido a la independencia de Argelia, antigua colonia francesa, propiciada en parte por el General Charles de Gaulle, que por aquel entonces era el Presidente de Francia, además de héroe de la IIGM por ser el adalid de la Resistencia francesa contra la invasión nazi (aunque él estuviera “a salvo” al otro lado del Canal de la Mancha). En esta época hubo una serie de atentados contra la vida de De Gaulle realizados por una organización paramilitar, la OAS, conformada en gran parte por antiguos militares franceses proveniente sobre todo de la colonia argelina, que se sentía defraudados por De Gaulle por haber vendido Francia y hacer que el orgullo patrio cayera por los suelos a la altura del betún.

La historia de “Chacal” parte de un hecho real, como es un atentado contra De Gaulle que casi termina con la vida del Presidente. Tras este atentado los servicios de seguridad y secretos franceses dan los cabecillas de la OAS y con el principal instigador de esta trama que termina condenado a muerte y ejecutado. Tras esta ejecución tres de los más importantes miembros de la OAS se tiene que dar a la fuga y esconder para salvar sus vidas. Es sólo entonces cuando la novela echa a andar definitivamente. Estos tres fugitivos, lejos de amedrentarse por la persecución de la que son objeto, siguen con sus planes de atentar contra la vida del Presidente de la República. Para este fin deciden contactar con un asesino infalible y letal, El Chacal, un pistolero del que nunca se termina por saber la nacionalidad ni el nombre verdadero durante toda la novela que no está fichado por ningún servicio secreto ni policía del mundo y que por tanto podría llevar a cabo la misión de asesinar a De Gaulle sin ser detectado.

Pero ningún plan es cien por cien seguro de principio a fin. Todos tienen alguna fisura, aparentemente invisible para el ojo o el entendimiento humano pero que está ahí. Sin embargo en esta historia esta fisura es tan débil que apenas permite seguir indagando a través de ella. Como suele pasar siempre estas fisuras vienen producidas por los sentimientos, en el caso de “Chacal”, por los sentimientos de uno de los guardaespaldas del principal miembro de la OAS, que engañado por los servicios secretos franceses abandona a sus jefes para ir a visitar a su hija que según cree está moribunda. Es en ese momento cuando cae en manos de las autoridades francesas (en operación secreta) y “canta”. A partir de entonces y aunque sea con indicios mínimos empieza una persecución increíblemente narrada por Frederick Forsyth.

He de puntualizar en este punto una cosa que no me ha gustado del libro. Desde mi punto de vista el primer tercio del libro es tedioso, ya que a pesar de que sirve para contextualizar la novela y plantear la historia para que entronque con la realidad, termina siendo como una clase magistral sobre los servicios franceses de policía, seguridad, espionaje y contraespionaje y de todas las secciones y subsecciones existentes en cada uno de ellos, así como de las organizaciones criminales “escindidas” del ejército que pretendía atentar contra la vida de Charles de Gaulle. La verdad es que estuve a punto de dejar el libro transcurridas únicamente cien páginas (y la novela tiene unas quinientas). También es verdad que una vez el lector supera no sin dificultad esta primera parte de “Chacal” la novela se empieza a poner interesante y el ritmo narrativo es tan intenso que se crea un ambiente cargado de tensión tan elevada que el propio lector puede incluso sentir la presión que le imponen al policía encargado de dar caza a El Chacal y la templanza y sangre fría que éste emplea para seguir con su misión.

Además de la propia trama de la novela que muestra al lector una época histórica reciente de Francia, que quizá muchos (entre los que me incluyo) desconocíamos y nunca hubiéramos dicho que se pudiera dar en un país tan recto y cabal como siempre han sido nuestros vecinos, muy interesante, “Chacal” tiene otros temas interesantes que Frederick Forsyth ha narrado y descrito con destacada maestría. Una de las cosas que más me han gustado de la novela ha sido la visión tan detallada y descriptiva que se da sobre la vida, usos y costumbres de un asesino profesional a sueldo; es impresionante como el lector termina por casi mimetizarse con El Chacal. Forsyth narra todos y cada uno de los pasos que da este asesino infalible, desde el robo de identidades investigando a todas y cada una de las personas que elije como “víctimas” para robar la identidad y convertirse en ellas de la manera más fiel posible, hasta la consecución de todo el material que necesita para realizar su misión (pasaportes falsos, ropa adecuada para cada identidad, coche, el fusil con el que realizar el encargo, el lugar desde donde disparará…). También resulta admirable como se describe la sangre fría de este asesino que pone al lector en tal angustia al ver que pasa el tiempo y que la policía no logra dar nunca con él, o cuando está a punto de atraparlo y desbaratar la misión el asesino cambia de identidad y de plan para driblar a las autoridades.

Me falta todavía hablar del personaje contrapunto a nuestro asesino, y este es el inspector Lebel de la policía francesa. Considerado uno de los mejores policías de Francia se le encarga atrapar a El Chacal sea como sea, con todos los medios de los que quiera disponer y lo antes posible, con la condición de que nada sea público para no desprestigiar públicamente ante el mundo a Francia. Es también admirable como Forsyth ha sido capaz de crear a este policía y hacerle tan sereno y seguro de sí mismo, aunque haya también veces en las que hasta él mismo se desespere y pierda los nervios. Frenética es la caza que inicia Lebel contra El Chacal, casi diría yo de infarto, tanto que como ya he dicho antes el lector entra de lleno en ella y se implica emocionalmente con los sinvivires y sinsabores que este inspector de policía pasa. En esta parte de “Chacal”, la novela coge un ritmo más que frenético con un estilo narrativo cercano al telegráfico en el que Forsyth únicamente cuenta aquello que merece la pena ser contado, no se entretiene en disquisiciones sin sentido, en descripciones innecesarias, o en diálogos insulsos. El autor va al grano directamente, dando un ritmo a la narración que no he visto muchas veces en una novela (también es cierto que si una novela de este tipo no tiene ritmo, como pasa al principio de ésta, puede resultar más que tediosa inaguantable, o ambas cosas a la vez lo que sería mucho peor), cosa que es de agradecer.

Lo dicho como dije al principio con esta novela Forsyth sí me ha convencido. Aunque “Chacal” al principio sea un poco tediosa y con tanto dato histórico real canse demasiado hasta el punto de que el lector que no persevere y tenga algo de paciencia puede que no pase la primera parte de la historia, al final resulta una novela muy entretenida, digna de ser considera una de las más importantes en su género, y sin lugar a dudas la más aclamada de este autor. A quien le guste este tipo de literatura, en la que se mezcla realidad y ficción a partes iguales – tanto que con esta novela el lector no sabrá muy bien al final si lo narrado en ella pasó o no de verdad – disfrutará mucho leyendo sus páginas, se divertirá e invertirá bien su tiempo libre. También quiero añadir aquí que aunque esta novela haya terminado por dejarme buen sabor de boca, creo que no voy a seguir leyendo a Frederick Forsyth. Aquí acaba mi aventura con este autor. De los dos libros que me he leído suyos sólo me ha gustado como para repetir dos terceras partes de uno de ellos, algo que no es suficiente para engancharme en empresas siguientes. Sin embargo esto no quita para que reconozca el mérito de este autor en gran parte de “Chacal”.

Caronte.

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