En mi afán de
descubrir nuevos autores que leer y que enriquezcan mi biblioteca personal,
hace unos meses topé con Ignacio Martínez de Pisón, un autor aragonés afincado
en Barcelona. Di con este autor tras leer en la prensa una entrevista con él
hecha con motivo de la publicación de su última novela “La buena reputación”.
Con total sinceridad digo que antes de leer esta entrevista y empezar a indagar
un poco sobre él, no lo conocía de nada, ni había oído hablar de él. Y todo esto
a pesar de que con su anterior novela “El
día de mañana”, novela que hoy me ocupa, consiguió multitud de premios
literarios entre ellos el de la Crítica, uno de los más prestigiosos e
independientes de cuantos se conceden en este país. Quizá esta última razón fue
la que me llevó a querer descubrir a este autor y además fue éste libro tan
premiado el que elegí para adentrarme en su literatura. Como apunte extra he de
decir que tuve el honor de conocer a Ignacio Martínez de Pisón en la pasada
edición de la Feria del Libro de Madrid y que me firmara este libro.
“El día de mañana” es una novela
peculiar, distinta a todas las que me he leído hasta ahora no por temática,
sino por la estructura narrativa que tiene y de la que hablaré más adelante. La
trama principal de esta novela se ambienta en la última década del franquismo y
los primeros años de la Transición española, una época gris en todos los
ámbitos de la sociedad, donde el miedo a pesar estaba instaurado en todos los
estratos sociales. Toda la acción de la novela se desarrolla en Cataluña, y más
concretamente en Barcelona y alrededores. El personaje principal de la historia
es Justo Gil, un individuo oscuro, solitario y árido, además de multifacético.
Es aquí donde la estructura de la novela tiene mucho que decir ya que la
historia de Justo Gil no la cuenta un narrador externo, ni uno interno
únicamente, ni si quiera es el propio personaje el que cuenta su historia. La
historia de Justo Gil la cuentan multitud de personajes que narrar desde su
propia vida y sus propias experiencias con Justo la vida de éste y quién era y
cómo era.
Este puzle de
historias dispares con denominador común llamado Justo Gil conforma una visión
muy amplia de un momento de nuestra historia más reciente, que es además la más
oscura, oculta y gris. En todo momento Justo es un personaje secundario en la
novela, ya que en cada fragmento de las vidas de los narradores aparece como
socio, compañero de trabajo, confidente de la policía, amigo o amante. Pero
Justo también es el personaje omnipresente y por tanto es el protagonista de
esta historia. “El día de mañana”
cuenta a través de diferentes ángulos y visiones particulares la vida de Justo
como confidente de la Brigada Político Social del régimen franquista. A lo
largo de las páginas de este libro vemos cómo se convierte en confidente de un
policía, Mateo Moreno; cómo va infiltrándose en organizaciones contrarias al
régimen de Franco; cómo va poco a poco pasando información al policía; cómo se
enamora de una chica, Carme Román, que se convertirá en su amor platónico y por
tanto imposible pero que hará que Justo haga todo lo que esté en su mano para
evitar que le pase nada a ella.
A pesar de ser
Justo el protagonista principal de la novela, también hay varios personajes más
que podrían considerarse también como claves en la vida de Justo y son al fin y
al cabo los que llevan el peso de la narración en “El día de mañana”. A los ya nombrados Mateo Moreno y Carme
Román, que son los que más peso tienen en la historia después de Justo ya que
son ellos los que más relación tienen con él, se unen otros mucho más
secundarios pero que cobran vital importancia en los momentos más claves de la
novela como son Noel León y Manel Pérez.
Según el lector la importancia de los personajes cambia, y para mí estos son
los que más importancia tienen en la vida de Justo. Mateo Moreno que empieza
siendo el policía que le tiene amenazado por cuestiones de fraude económico y
que le utiliza para obtener información sobre simpatizantes de izquierdas
contra el régimen franquista, acaba siendo sino el único uno de los pocos
amigos que tiene Justo. Carme Román, es una mujer que tuvo unas relaciones
sentimental y comercial con Justo qua acabaron mal ambas, sin embargo Justo
nunca la pudo olvidar y siempre la quiso. Hacia el final del libro aparecen las
figuras de Manel Pérez, un joven periodista que intenta encontrar cuál es su
camino y que antes de acabar escribiendo sobre organizaciones ultraderechistas
catalanas tras la muerte de Franco fue miembro de algunas de ellas y fue allí
donde conoció a Justo que por esa época era el enlace de la Policía dentro de
esas organizaciones para controlarlas; por su parte Noel León en un muchacho
que termina relacionándose con Justo porque éste se empieza a construir una
casa donde poder vivir sin que nadie le conozca al lado de donde vive Noel.
Noel termina siendo también amigo de Justo.
La historia que
Ignacio Martínez de Pisón cuenta en “El
día de mañana” es una radiografía muy detallada de unos años muy
difíciles en la vida española, donde todo el mundo tenía miedo y desconfiaba de
todo el mundo, y esa desconfianza hacía que nadie fuera quien parecía ser. La de
la novela es una época de bailes de máscaras donde lo más importante es que
nadie sepa quién se esconde detrás de cada una. Aquellas personas que como
Justo se movían con especial facilidad por muy diversos ambientes fueron
amenazadas y utilizadas para castigar a los contrarios al pensamiento único.
Justo representa a esas personas que a pesar de estar amenazadas no tenían
escrúpulos es traicionar a nadie porque a nadie eran leales, y como pasa en la
novela si era necesario cambiar de chaqueta se cambiaba con tal de sobrevivir
como fuera. Esta fue una época en la que el miedo, la ética, el afán de
supervivencia, la fidelidad a unos ideales y el fanatismo estaban muy íntimamente
relacionados y la frontera entre el bien y el mal muchas veces no estaba tan
clara como se puede creer.
La historia de la
novela me ha parecido muy interesante, ya que es una parte de nuestra historia
que por delicada y por tratar asuntos en los que para opinar hay que mojarse
bastante y por tanto quedar retratados, no siempre ha quedado muy bien
retratada. En “El día de mañana”
se trata el tema desde una perspectiva muy caleidoscópica, desde muchos ángulos
y puntos de vista, y desde pensamientos muy diversos que hacen que el conjunto
quede bastante homogéneo y bien expresado. Sin embargo por muy interesante que
sea el tema no termina de convencerme del todo y quizá tenga mucho que ver en
esto la propia estructura narrativa de la novela.
Quizá sea demasiado
clásico en este tema y no me gusten mucho los experimentos literarios, aunque
creo que son más que necesarios para que poco a poco se vaya renovando la
literatura. Pero a mí esta estructura de puzle que Ignacio Martínez de Pisón ha
utilizado en “El día de mañana”
para narrar la historia de Justo no me ha gustado nada. Y no me ha gustado
porque si no es porque al final del libro hay un pequeño índice en el que se
indica en qué páginas habla cada uno de los narradores/personajes del libro que
han conocido a Justo en uno u otro momento de sus vidas, me hubiera perdido en
más de una ocasión. Me parece muy arriesgado por parte de Martínez de Pisón el
haber usado esta estructura que apenas diferencia entre narradores salvo por
una separación mayor entre párrafos de distintos narradores. Además esta
estructura se termina haciendo pesada porque cada vez que empieza un párrafo aparte se tiene que
recurrir a la fórmula “…dice Mateo Moreno” o “…dice Carme Román”. Había
momentos durante su lectura en los que he tenido que parar para saber quién era
el narrador en ese momento y pensar si había aparecido anteriormente o no. Esto
es otra cosa que no me ha convencido. Me parece bien que se innove en la forma
de narrar una historia y que sean varios personajes los que a través de sus
vivencias personales den cuenta de la vida de un personaje principal, pero si
quieres hacer esto unifica narradores y que de continuo sea uno por uno quienes
vayan contando la historia.
Por ir
concluyendo, “El día de mañana”
cuenta una buena historia, muy interesante y en cierto modo también muy triste,
ya que al final terminé sintiendo pena por la vida que había llevado el
protagonista, Justo Gil. Pero al mismo tiempo que digo esto, añado que la
estructura de la novela no me ha gustado nada y creo que es un error absoluto. Es
más creo que si se hubiera estructurado la novela de otra manera hubiera sido
mucho más interesante y entretenida de leer. Sí es cierto también que quizá sea
yo el anticuado en este tema y también algo intransigente, pero en el fondo
como toda opinión la mía es tan censurable como respetable. Quien quiera
descubrir una historia, que casi nunca se cuenta, sobre nuestro pasado más
reciente y además narrada de una manera rompedora con la manera tradicional de
narra: este es su libro.
Caronte.
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