No es la primera
vez que comento una lectura de una novela de Graham Greene, autor que ya he
dicho descubrí gracias al regalo que me hicieron en año pasado mis amigos por
mi cumpleaños, pero hay una gran diferencia entre las novelas de las que ya he
hablado con anterioridad y la última que me he leído. Si los primeros libros de
Greene que me he leído a lo largo del último año se podían clasificar dentro
del grupo de sus novelas llamadas por los críticos “novelas de entretenimiento”,
este último que he acabado se encuadra en las novelas de altura de este gran
escritor británico. Nada tienen que ver las primeras con esta última, aunque el
estilo de Greene es palpable en ambas, la temática y el tratamiento de algunos
temas difieren bastante entre los dos grupos lo que hace que pueda haber
perfectamente dos grandes grupos de lectores que amen a este autor.
“El Poder y la Gloria” es
considerada por muchos críticos literarias como la gran obra de Graham Greene,
su obra cumbre, ésa en la que puso todo su empeño para plasmar sus grandes
inquietudes morales y filosóficas sobre el mundo que nos rodea y que siempre le
preocuparon mucho. Puede que sea verdad. No puedo juzgar semejante afirmación habiéndome
leído solo cuatro de sus novelas, pero sí puedo decir que de esas cuatro, ésta
es la más profunda de todas, la más personal quizá, donde se pueden ver con
mayor claridad algunos de los temas que aparecen como hojas perennes de un
árbol en todas sus novelas. Como he dicho al principio, nada tiene que ver esta
novela con las otras que me he leído. Está a años luz, no ya por estilo, siendo
el de esta novela mucho más elaborado y rebuscado, más reflexivo y menos
directo; sino también porque la historia, la trama de la novela es, desde mi
punto de vista algo secundario, un medio simplemente para plasmar en papel
algunas de sus inquietudes vitales.
La historia que el
lector se encontrará en las páginas de “El
Poder y la Gloria” es la narración de la huída y ocultación de un cura
(personaje del que no se cita el nombre en ningún momento y al que todos los
demás personajes que aparecen en la novela llaman “cura” sin más) perseguido
por las autoridades de uno de los estados que conforman México. La historia,
aunque ficticia, se encuadra en un momento histórico que vivió México en los
años treinta del siglo pasado, en los que la iglesia católica fue perseguida
para borrarla del mapa y no dejar rastro de su obra ni existencia pasada. Se fusilaron
curas, se eliminaros símbolos religiosos y de derribaron iglesias. Este es el
contexto que usa Greene para crear su historia, para narrar los penosos últimos
meses de un cura que vaga por los parajes mejicanos buscando escapar de la
muerte, pero atado a un destino muy superior a sus fuerzas.
A través de
diversos personajes con los que el cura se topa en su huida vamos conociendo
cómo ha sido él. Poco a poco vamos descubriendo que por muy religioso que sea también
se siente un pecador, y de hecho lo es ya que tiene una hija y es ambicioso a
más no poder. En su intento de escape se encontrará por dos veces a punto de
ser atrapado por las autoridades, por un teniente que lo único que quiere es
acabar con cualquier vestigio de la iglesia y mostrar a la gente que Dios no
existe, que lo que somos es lo que podemos vivir, y que la Iglesia no tiene
poder ni gloria. Sin embargo de ambas ocasiones termina por salir y continúa su
huída en condiciones cada vez más pésimas. En su camino da con personas que le
ayudan por que siguen manteniendo la fe y al darse cuenta de que es cura le
piden algún favor: que les confiese, rece una misa, bautice a un hijo o
entierre a alguien querido. Ante estas peticiones el cura no puede más que
actuar como lo que es y siente que es: un cura. Por mucho que busque huir,
ocultar quién es para escapar de la muerte segura, tampoco puede dejar a un
lado su destino y su concepción de salvación por medio de la fe en Dios. Es en
esta serie de conflictos personales a los que el cura se ve abocado donde “El Poder y la Gloria” se vuelve
más filosófico.
Al final el lector
sabe lo que va a pasar. Lo va intuyendo durante toda la historia, durante el
penoso vagar del cura. Al final se encuentra con su destino. Toda la historia,
que podría haberse quedado en nada si realmente Graham Greene se hubiera ceñido
a ella, está salpicada por momentos de reflexión, de imágenes y personajes que
con sus monólogos y conversaciones hacen pensar al lector y le meten de lleno
en la pura reflexión que Greene busca hacer en “El Poder y la Gloria”. No se puede pasar por alto que esta
novela es, más que la narración de una historia, un manifiesto en toda regla
sobre la religión y su poder de atracción. La religión es uno de los temas
recurrentes en todas las novelas que me he leído de Graham Greene, siempre está
presente en mayor o menor medida, y siempre hay algún personaje en sus libros
muy devoto y otro totalmente despegado de la creencia en Dios. Pero en esta
novela este tema es central en toda ella. En ningún momento abandona al lector
y en muchas ocasiones le hace reflexionar a su vez sobre Dios, la fe y la
Iglesia. Muy interesantes son como siempre los diálogos en esta novela, Greene
es un maestro a la hora de idear conversaciones entre personajes de tal
profundidad y contenido que el lector lo único que desearía muchas veces es que
no acabaran nunca.
En “El Poder y la Gloria” también sobrevuela
todo el tiempo otro de los grandes temas y preocupaciones de Graham Greene y
que expone también en casi toda su obra como es el alcohol. En esta novela el
alcohol está presente de manera perenne también y de la mano del protagonista
que aunque pretende evitarlo para no caer en pecados pasados acaba sucumbiendo
a los aromas del alcohol. Pero no es el único cura que aparece en la novela y
que es considerado alcohólico. Alcohol y religión, los dos grandes temas de
Greene, se mezclan en esta novela hasta tal punto que el cura protagonista
tiene varios momentos de martirio personal pensando en las maldades y pecados
cometidos durante el ejercicio de su ministerio.
A pesar de todo lo
dicho quiero decir que, aunque “El
Poder y la Gloria” me haya parecido una novela fabulosa, totalmente
recomendable para aquellos lectores ávidos de una lectura para reflexionar, a
mi no me ha terminado de convencer. Puede que yo sea más de las “novelas de
entretenimiento” de Graham Greene. Esto no quiere decir que el libro sea malo.
Para nada. Creo que es uno de los mejores libros que me he leído relacionados
con la religión, y en el que además hay gran cantidad de momentos en los que me
paré a pensar y a reflexionar sobre lo leído para poder decir si estaba de
acuerdo o no. Ésta es una gran novela, pero en comparación con las otras
novelas de Greene que me he leído, no la he disfrutado igual. Me ha faltado la
chispa ingeniosa, graciosa, irónica y de suspense que había en las otras
novelas suyas que me he leído; aunque vuelvo al principio, esta novela no es
del mismo grupo que las otras, por lo que aquello que hubiera querido encontrar
debía haber sabido que no lo iba a hallar aquí.
No quiero con esto
desanimar a nadie a que lea “El Poder
y la Gloria”. Es una gran novela, muy interesante. El problema es que
quien vaya buscando entretenimiento no lo va a encontrar. Esta novela está para
otra cosa. De todos modos, a quien le guste el estilo de Green disfrutará también
de esta novela, como me ha pasado a mí, aunque no la vaya a considerar de las
mejores.
Caronte.
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