Una de las
sensaciones más extrañas ya a la vez reveladoras que un lector, un amante de la
lectura y los libros, puede tener es leer por primera vez un libro de un autor
novel. Escribir es una actividad muy complicada y compleja, que requiere
abstraerse del mundo y de la vida para poder así crear otros mundos y vidas
diferentes a las propias. Escribir el primer libro debe ser aún más difícil.
Pero intento ponerme en la piel de Daniel Torday, que según explica en los
agradecimientos estuvo varios años dedicado en exclusiva a documentarse para
poder dar forma a su primera novela, y darme cuenta de lo que debe ser pensar
que esa primera obra salida de la imaginación y la voluntad de dar forma a una
idea, una historia que contar, sea leída por miles y miles de personas en todo
el planeta. Algo parecido he pensado yo al haber acabado de leer esta primera
novela de Torday: siento una mezcla de sentimientos al haber tenido el
privilegio, porque leer siempre es un privilegio, de leer este libro.
Para empezar ya a
entrar más en materia he de decir que “El
último vuelo de Poxl West”, es una novela histórica con destellos de
narrativa clásica. La trama principal se desarrolla y se va dividiendo en dos
tiempos diferentes: un presente en el que el narrador es un profesor
universitario que recuerda la época en la que tenía por héroe a su tío Poxl
West, quien da nombre a la novela; y otro tiempo en el que es Poxl West quien
narra sus aventuras como piloto de la RAF durante la IIGM. Pero esto es
simplificar mucho. El libro comienza cuando el narrador de la parte presente
recuerda a su tío, que en realidad no era familia sanguínea, y un asunto
relacionado con la publicación de sus memorias en las que se mezclaban las
intrépidas y arriesgadas misiones militares de la IIGM en Europa y el amor.
Poxl West es un hombre ya mayor cuando el narrador empieza a situar la
historia, que vive un éxito descomunal por su libro Skylock en el que plasma sus experiencias vitales durante la
Segunda Guerra Mundial.
Los dos tiempos narrativos
en los que se divide “El último vuelo
de Poxl West” permiten a Daniel Torday plasmas dos puntos de vista
completamente diferentes y dos historias que teniendo puntos en común expresan inquietudes
y sentimientos muy diferentes. En la parte de memorias de Poxl West, éste
cuenta su pasado; un pasado lleno de huidas, decisiones y arrepentimientos, que
le marcan para el resto de sus días y que le terminan por perseguir hasta el
presente. Ese presente es el que se plasma en la novela en el tiempo narrativo
narrado por su sobrino Eli, quien va contando cómo la grandísima admiración,
casi devoción absoluta, por su tío Poxl se termina por tornar primero en
decepción tras la salida a la luz de una revelación muy dura sobre el libro de memorias
de Poxl West en la que las mentiras serán las protagonistas, para luego pasar a
ser desconcierto y amargura por no terminar de entender el por qué de aquellas
mentiras.
De la trama no
puedo contar nada más, porque debe ser el lector que se anime con las páginas
de “El último vuelo de Poxl West”
quien debe descubrir qué más pasa en el libro. Sí puedo decir que esta novela
es mucho más que un libro más ambientado en la Segunda Guerra Mundial, de hecho
casi podría decir que en esta ocasión la Guerra no es más que un escenario en
algunos momentos secundario, pero que ciertamente lo termina envolviendo todo,
más o menos sutilmente, pero de manera irresoluble. Es quizá en los pasajes en
los que Daniel Torday describe bombardeos sobre Londres o ciudades alemanas
cuando el libro cobra mayor intensidad narrativa, y cuando se consiguen los
párrafos más bellos con un estilo muy depurado que permite al lector imaginarse
como un personaje más de la historia (con y sin mayúsculas). Pero hay mucho más
que guerra, sangre, sudor y lágrimas en esta historia.
“El último vuelo de Poxl West” es
un libro fundamentalmente que trata cómo las decisiones que vamos tomando en
nuestra vida terminan por determinar nuestro deambular por este mundo y cómo si
esas decisiones no son acertadas, o las juzgamos no acertadas, terminan por perseguirnos
constantemente atormentándonos hasta que no conseguimos expiarlas, y eso no
siempre es posible, o fácil, conseguir. A lo largo de las páginas de esta
novela, Daniel Torday es capaz de elaborar un relato muy intenso y duro sobre
la toma de decisiones y cobre cómo estas influyen de manera determinante en la
vida. Y además el autor lo hace de una manera poco displicente, sin dejar nada sin
tocar y siendo muy duro. En la novela Poxl West toma decisiones llevado por la
ira y el miedo, y sus decisiones están encaminadas no a avanzar sino a huir.
Esa huida es la que se plasma en esta novela también. Esa huida que en el fondo
quien más quien menos hacemos y protagonizamos no sabiendo que a la larga
siempre tendrá consecuencias.
Las consecuencias de
las decisiones vitales también están presentes en “El último vuelo de Poxl West” como he dicho. Esas
consecuencias son las que ligan los dos tiempos narrativos y a los dos
protagonistas de la novela, al narrador Eli y a Poxl West. Las decisiones del
segundo tanto en su vida pasada como en el momento de ponerse a escribir sus
novelas y suplantar su propio pasado para huir de él, acarrean también
consecuencias no planeadas en el primero en forma de decepción y miedo. Y todo
por amor. Porque en definitiva todo lo que he dicho viene motivado por el amor;
ese sentimiento más fuerte que el más letal de los venenos y la más adictiva de
las drogas. El amor de Poxl West por una prostituta de Rotterdam es el hilo
conductor de toda la novela. Françiose es el nombre de la chica en esta
historia; y es este nombre el que hace huir constantemente a Poxl West hasta
que es un mero fugitivo de su vida y ya no sabe de qué huir.
Antes de acabar
quiero mencionar dos aspectos de “El
último vuelo de Poxl West” que me han llamado mucho la atención. El
primero es el detalle de los personajes que van apareciendo en la historia.
Todos y cada uno de ellos, sobre todo los que sustentan la trama, están
perfectamente definidos y el lector puede saber cómo son aunque la definición
de sus rasgos físicos no permita ponerles cara realista. Destaca, cómo no,
Poxel West, un hombre atormentado que tuvo que huir de su hogar cerca de Praga despidiéndose
mal de su madre, para ir a parar a Rotterdam de donde volvería a huir malamente
para terminar en Londres e Inglaterra donde terminaría de forjar su huida. El
segundo de los aspectos que quiero
destacar, y que me ha gustado bastante, es la constante mención hacia
Shakespeare y otros grandes personajes de la cultura universal, partiendo del
Bardo y pasando por Picasso, T.S. Eliot o Schiele. Estas menciones que como
miguitas de pan en el camino del lector
alimentan la curiosidad y la cultura.
Acabo simplemente
diciendo que “El último vuelo de Poxl
West” es una novela que, a pesar de que desde mi punto de vista no es
esa grandísima novela que a los críticos americanos les gusta ver siempre en
las novelas de gran calidad de autores noveles que salen a la luz imaginándolas
como la gran novela americana, es digna de lectura. No es simplemente una
novela histórica, es mucho más, es prácticamente una autopsia de los miedos y fantasmas
que toda persona que vive intensamente tiene a su espalda durante toda su vida
debido a las decisiones que toma y que a la postre juzga erróneas y a las huidas
que se producen por estas decisiones que hacen que nos conformemos como meros
fugitivos de nuestra vida. Poco más se puede pedir a una novela en la que
además hay amor e intensidad a raudales, aventura, riesgos y descripciones
fabulosas de lo que tuvo que ser la época dorada de la aviación de guerra
mundial, para desgracia de los habitantes de las ciudades inglesas y alemanas.
Recomiendo vivamente la lectura de esta novela que estoy seguro dejará buen
sabor de boca a quien se atreva con ella.
Caronte.
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