Leer para mí lleva siendo una necesidad imperiosa
desde hace unos años. No puedo estar sin leer un día. De hecho sí que puedo
estar un día sin leer pero lo paso bastante mal y busco cualquier pretexto para
poder hacerlo. Por eso desde que sé que me tenía que marchar por razones de
trabajo a Riad, una ciudad hostil donde las haya en un país que no le va a la
zaga, lo primero que se me vino a la cabeza fue si podía llevar conmigo libros
que poder leer durante las tardes eternas que se me plantearían durante mi
estancia en mitad del desierto. Tras cerciorarme de que sí que podía venir con
libro a Riad vino la tarea de seleccionar cuales iban a ser esos libros que me
acompañarían en ese viaje y me harían compañía a falta de mi familia y algún
que otro amigo muy querido. Uno de los autores que tuve claro desde el primer
momento que se vendrían conmigo al desierto era John Le Carré. No podía no
traerme alguna de las novelas de este grandísimo escritor británico que me
faltaban por leer.
La obra que seleccioné para traerme fue “A small town in Germany” por su
título en inglés, cuya traducción a la lengua de Cervantes es “Una pequeña ciudad de Alemania”.
Apunto que al haberla leído en su idioma original, es decir el dialecto de
Shakespeare, usaré su título en inglés para referirme a ella en el presente
artículo. Si elegí esta novela no fue por otra razón más que por el hecho de
que hace un tiempo decidí leer todo lo que me queda por leer de Le Carré en
orden cronológico. De ahí que este libro, el quinto que publicaba Le Carré allá
por el año 1968 cuando todavía era un joven escritor (tenía solo 37 años)
aupado a la fama mundial gracias a su novela “El espía que surgió del frio”. Esta fue en esencia la
primera novela de Le Carré en la que su personaje más celebre, y quizá uno de
los más famosos y misteriosos de la literatura universal, George Smiley no
aparecía ni como personaje principal ni como secundario.
“A small town
in Germany” como su propio nombre indica se desarrolla en Alemania, y
la pequeña ciudad que de título a la novela es Bonn, la capital de la Republica
Federal, donde radicaban las sedes diplomáticas de todos los países, entre
ellos la Inglesa. Bonn, o la pequeña ciudad de la novela, aparece en este libro
casi como un personaje más y no como mero escenario de la acción de la obra. Le
Carré dibuja una ciudad gris, con un clima extraño que bien puede hacer que en
mitad del invierno haga un sol primaveral o en mitad de los meses estivales
surja una niebla rara que suma en la más profunda melancolía a los personajes y
habitantes de la ciudad. Cerrando más el objetivo, la novela se desarrolla
fundamentalmente en la embajada británica y sus personajes son todos
trabajadores de la misma.
Mas formalmente hablando la trama de “A small town in Germany” se
centra en la desaparición, o sustracción como se quiera ver, de una serie de
documentos altamente sensibles tanto para los intereses ingleses como para los
alemanes de la RFA en mitad de unas negociaciones comerciales y políticas con
trasfondo europeo. Junto con la desaparición de estos documentos también se
evapora del mapa Leo Harting, un oficial de segundo grado de la embajada, cuya
búsqueda, a la postre, centra la trama de la novela. Ante la desaparición de
estos documentos y las sospechas de que Harting pudiera ser un topo que
estuviera pasando información a los comunistas, Londres envía a Bonn a Alan
Turner para que encuentr a Harting y recupere los documentos.
Comienza así una caza desesperada, una serie de
investigaciones llevadas a cabo por Turner entre los miembros de la embajada de
Bonn para poder no ya poner rostro a Harting sino descifrar las razones para su
desaparición y con la de este la de los sensibles documentos. Le Carré a partir
de estos ingredientes crea en “A small
town in Germany” una atmosfera de tensión envidiable para muchos otros
escritores que después del maestro han intentado imitar su estilo. Turner y
Harting son como dos gotas de agua en espectros opuestos. Son tan iguales que
no tienen ni un solo punto en común. Parece una contracción absoluta pero no lo
es para nada.
La llegada de Turner a Bonn y sus pesquisas y
entrevistas “amistosas” con los diferentes miembros del personal de la embajada
centran el desarrollo de “A small town
in Germany”. Harting no aparece nunca de manera física en la novela, no
hay diálogos de los que se protagonista directo, pero siempre está ahí. Los
diálogos por medio de los cuales Turner va dibujando la personalidad de Harting
y sus últimos movimientos antes de desaparecer con los documentos sensibles son
brillantes, Le Carré es un maestro recreando estas conversaciones llenas de dobles
sentidos, de sobreentendidos y silencios incómodos. Grande es también la
descripción psicológica de los diversos personajes de la novela. Varias de esas
conversaciones son merecedoras de una doble lectura, y de hecho yo mismo
realice alguna que otra relectura de algunos pasajes para poder comprender
mejor lo que en ellos se decía. A veces esos diálogos pueden parecer
insubstanciales para la trama, pero que nadie se lleve a engaños si Le Carré
los pone y escribe es por algo. Ninguna palabra ni frase de esta novela está
ahí escrita al azar.
Como en muchas de sus novelas posteriores, en “A small town in Germany” John Le
Carré muestra un mundo del espionaje, o en este caso de la diplomacia,
hipócrita y cínico, con unos valores muy discutibles desde el punto de mira de
la moral de los seres humanos normales. Turner y Harting son dos caras de la
misma moneda, dos personas a la postre comprometidas con una causa por la que
luchan hasta el final con ahínco y esperanza; mientras que Bradfiel o Siebkron,
otros dos personajes de relevante importancia en la trama de la novela, el
primero jefe de embajada y el segundo alto funcionario del Ministerio del
Interior Alemán, muestran ese lado amoral del mundo político o diplomático, en
el que todo vale por conseguir “triunfos”. Es con estos dos últimos personajes
que acabo de nombrar con los que Turner tiene los diálogos que más me han
gustado y que no tienen ni un ápice que perder. En ellos Le Carré empezó a
demostrar el porqué de su fama posterior.
Al final como en muchas de las novelas de Le Carré, “A small town in Germany” da una
serie de giros poco esperados por el lector. Y como también pasa en muchas de
sus novelas, esta acaba con el personaje central, Turner o Harting, aquí
depende de cada lector el asignarle a uno u otro dicho papel, siendo objeto de
la pena o lástima del lector. No puedo engañar a nadie diciendo que la novela
acaba bien con todos los cabos bien atados y cerrada la trama para bien o para
mal. Le Carré hace lo que mejor sabe hacer y que ha demostrado con los años que
domina a la perfección: deja todo en aire, y al lector con cierta mala leche y
ganas de obtener un porqué a todo. Porqué que no se da y que es el lector el
que tiene que encontrar reflexionando sobre lo leído en las páginas de la
novela.
Es muy probable que “A small town in Germany” sea novela de varias lecturas y que
sean necesarias varias lecturas para poder apreciar todas y cada uno de sus
matices como de verdad se merecen. Ahí John Le Carré como siempre es un maestro,
quizá el más grande escritor vivo que tiene el Reino Unido. Para mí siempre es
un placer leer a este ex espía y maestro de escritores, y ha sido un verdadero
gusto poder leerlo tan lejos de mi casa, en una cama que aunque sea la mía
mientras dure mi aventura en Riad nunca llegará a ser mi cama. Libros como
este, en el que uno como lector tiene que mantener toda su atención en la
lectura para poder llegar a captar todos los matices son aquellos por los que
un día decidí amar la literatura y por los que la amo realmente. John Le Carré
no gustará a todo pero a quien quiera creerme y aceptar mi consejo le digo que
merece la pena intentar que a uno le guste porque si es así hay literatura de
nivel para rato en cualquiera de sus libros, con muy contadas excepciones.
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