martes, 1 de noviembre de 2016

Lectura crítica: "La Esfinge de los hielos"

La literatura universal, esa que se escribe con mayúsculas, tiene dos tipos de escritores: los que marcan una época y las leyendas. Los primeros son recordados por sus generaciones contemporáneas y quizá la siguiente a la suya, son estudiados en las escuelas y universidades desde un punto de vista teórico relativamente corto en lo temporal. Los segundos son ese puñado de escritores de los que todo lector siempre ha escuchado hablar sea cual sea su época de los que siempre se hablara, generación tan generación. A este segundo grupo de escritores es al que pertenece uno de los más nombrados y conocidos de la historia de la literatura: Julio Verne. Desde el siglo XIX generación tras generación de lectores han leído sus libros y aventuras y se han rendido a su desbordante imaginación. Los libros del universal francés han hecho que miles y miles de personas, jóvenes en su mayoría ya que suele ser en la juventud cuando primero se oye hablar de Verne y sus libros, descubrieran un universo con infinidad de posibilidades y mundos: el universo de las letras y los libros.

Sin embargo, pese a que Julio Verne pertenece a ese grupo de escritores que siempre están en la conciencia común, esos de los que se pueden citar más de tres obras sin dudar ni pestañear, muchas veces el lector convencional se queda en sus títulos, cinco o seis, más conocidos y famosos. Yo esos títulos los tengo superados, de hecho fueron los primeros que me leí, y ahora me toca disfrutar de la prosa y la imaginación de Julio Verne en todo su esplendor. Por esta razón hace unos meses decidí buscar en la biografía de Verne y tope con un título que me llamó la atención desde el principio: “La Esfinge de los hielos”. Creo que nadie con un poco de sentido literario y gusto por la belleza puede quedar impasible ante un título que de primeras es tan sugerente. Y probablemente Verne escogió dicho título a propósito. Mezclar la imagen de una esfinge que a todos nos lleva a Egipto, lugar de tierras cálidas y amarillas por efecto de la arena del desierto, con el frío que provoca la palabra hielo es algo que llama al subconsciente de todo lector aventurero que quiere que cada libro que cae en sus manos le transporte a vivir algo extraordinario.

Verne es además un maestro excepcional de la literatura y en “La Esfinge de los hielos” lo demuestra como lo hace por norma general en cualquiera de sus títulos más famosos. Aquí, tira de tradición literaria y plantea al lector una especie de continuación de otro libro, no suyo esta vez sino de otra leyenda de la literatura, Edgar Allan Poe. Este libro viene a ser una especie de continuación de “La Narración de Arthur Gordon Pym”, novela de aventuras de Poe en la que El protagonista, Arthur Gordon Pym, se embarca clandestinamente en el barco ballenero Grampus y en la que tras muchas experiencias y desgracias (motines, naufragios, canibalismo, guerras con nativos) que ponen en riesgo su vida, se interna en parajes prodigiosos de los mares antárticos, hasta que sufre una sobrecogedora revelación con la que culmina la historia.

Es este final del libro de Poe el que sirve a Verne para presentarnos la aventura de la goleta Halbrane y su tripulación. El narrador de la historia, como en muchos otros libros de Verne, es una especie de humanista/científico que busca contemplar la naturaleza y el mundo, y embarcarse en alguna aventura que le lleve a descubrir confines desconocidos del planeta. Jeorgling es el narrador de “La Esfinge de los hielos” y gracias a él sabremos de las aventuras y vicisitudes que tiene que superar el Halbrane y todos los marineros a bordo. El enlace con la historia de Poe se produce mediante el capitán de la citada goleta, LenGuy, hermano de unos de los personajes que aparecen en su novela, así como de Dick Peter (o Hunt como aparece al principio) que también aparece en la novela de Poe y es amigo íntimo del protagonista de aquella, Arthur Gordon Pym.

La aventura de “La Esfinge de los hielos” se cimienta en la voluntad de LenGuy de encontrar a su hermano William. Esto en un primer momento hace que Jeorgling piense que el capitán del Halbrane este loco ya que pretende buscar a alguien que es un personaje de ficción, pero poco a poco y tras varios acontecimientos y revelaciones Jeorgling reconoce que quizá la historia narrada por su admirado Poe no es ficción sino simplemente narración de la realidad. Realidad y ficción, ficción y realidad, esta dualidad tan usada por los clásicos de la literatura, es la que usa Verne para atrapar al lector en una narración que desde la primera página está llena de imágenes bellas y atractivas para una mente y un espíritu viajero y aventurero. Jeorgling se embarcara desde las islas Kerguelen en un viaje que, sin un destino inicial fijado, irá llevando al Halbrane y a su tripulación por los mares australes y antárticos en un ejemplo más de la capacidad de Verne de anticipar acontecimientos históricos y científicos posteriores a su época.

La Esfinge de los hielos” es un clásico de aventuras, no porque se relea constantemente y esté siempre entre esas novelas e historias que se recomiendan a un lector principiante para que se enganche a la droga de la lectura. Esta novela es un clásico porque sigue las más básicas reglas de la novela de aventuras y podría incluso usarse para explicar dichos cánones. AsíJeorgling va metiendo al narrador en la historia mediante descripciones escasas pero de una minuciosidad tal que todo detalle que se da lleva al lector a unos lugares tan lejanos y misteriosos que hacen que quiera seguir leyendo más y más. Pero no solo eso, Verne va dando de manera sosegada las dosis justas de misterio y aventura, de peligros y giros inesperados en la trama.

También como en muchas novelas de Verne, en “La Esfinge de los hielos” se dan muchos datos científico-técnicos que podrían resultar pesados en una novela pero que Verne sabe introducir tan magistralmente que en este caso resultan un acompañamiento perfecto a una trama con tintes épicos y legendarios por los mares gélidos de la Antártida, plagados de criaturas marinas, icebergs, tempestades de fuerza y magnitud telúricas, noches y días eternos, frío glacial y auroras australes. De destacar también son los diálogos que, en esta novela más que en otras de Verne que he leído, cobran un significado y una fuerza prominentes en el desarrollo de la historia. En estos diálogos, siempre con Jeorgling como uno de los protagonistas como narrador, los diferentes personajes que toman la palabra van expresando sus miedos y angustias ante una aventura con incierto devenir, en la que nadie sabe cuál va a ser el siguiente paso a tomar. Estos diálogos vienen también acompasados por reflexiones por parte del narrador sobre la aventura y lo que esta pueda deparar: siempre incertidumbre.

En conjunto “La Esfinge de los hielos” conforma una novela de aventuras completa. De la mano de Jeorgling, es decir Verne, el lector se irá metiendo en una historia glacial donde la épica, la ambición por descubrir y llegar a los confines del mundo donde nadie ha llegado antes llenan cada página; páginas llenas de intensidad y giros inesperados de la trama. Leer esta novela es viajar a lo más profundo de la tradición literaria universal, es embarcarse en una aventura sin rodeos llena de emoción, es forzar la imaginación y probar como de aventureros y atrevidos podemos llegar a ser. Y todo esto de la mano de un autor como Julio Verne que con simpleza y facilidad fue capaz de crear decenas de historias diferentes entre sí, con un único elemento en común: la aventura.


Caronte.

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