Siento haber
tardado tanto en volver a publicar en el blog. Pido disculpas a mis lectores.
Han sido meses en los que no he tenido muchas ganas de escribir absolutamente
nada: ficción porque no he encontrado la inspiración necesaria aun teniendo en
la cabeza varias historias que quiero contar y reseñar de libros simplemente
porque llegado del trabajo no me apetecía ponerme de nuevo delante de un
ordenador a seguir escribiendo. Vuelvo este año nuevo y creo que lo hago por la
puerta grande ya que no sólo he leído un libro de uno de mis escritores
predilectos, Antonio Muñoz Molina, sino que también lo he llevado a la realidad
haciendo el mismo viaje que él hizo a la ciudad que lo inspiró. A pesar de que
no es una obra de ficción, sino que podría incluso ser considerado como un
ensayo histórico, el libro se lee como si de una novela se tratara donde los
personajes no son ficticios sino nombres clave en la historia de este país; una
historia por otra parte un poco olvidada en España. Aquí va mi reseña.
Como su propio
nombre indica “Córdoba de los Omeyas”
es un libro que trata sobre la época más gloriosa de una de las ciudades más
bellas de España: Córdoba. Ciudad que además durante aproximadamente dos siglos
fue el centro cultural y científico de occidente a pesar de que estuvo
gobernada por personas venidas de lo que hoy en día en Oriente Medio, y por
tanto un mundo muy alejado de los valores que se supone que a día de hoy tenemos
en Europa. Y como el propio apellido del libro indica igualmente, Muñoz Molina
se ha basado en la familia Omeya que gobernó la ciudad desde la llegada de
Abderramán I a Al-Ándalus en el año 756 hasta la aniquilación total del esplendor
del emirato primero y después califato de Córdoba alrededor del año 1031. Sin
embargo a pesar de que el libro abarca esos casi tres siglos de historia, Muñoz
Molina se centra principalmente en la época dorada de la ciudad alrededor de
los reinados de Abderramán III, Alhakén II e Hisham II.
A pesar de que “Córdoba de los Omeyas” no es una
novela, se puede perfectamente leer como tal ya que Muñoz Molina hace que la
historia sea amena y fácil de leer. Los personajes históricos bien podrían ser
personajes de ficción ya que todo lo que tiene que ver con Al-Ándalus, sobre
todo en su época de apogeo, siempre tiene ese halo de leyenda, misterio y
pasión que le otorga el poco conocimiento que en España se tiene de esa época que,
no lo olvidemos, conforma más de setecientos años de nuestra propia historia.
Pero es lo que tiene este país: olvidamos nuestra historia desde el minuto uno
y más si tiene que ver con esa dominación musulmana, que no fue tal dominación (así
la denomino porque así lo estudié), pero que así se denomina porque la religión
católica siempre ha sido la encargada de lavar los cerebros y reescribir la
historia para acoplarla a sus intereses.
“Córdoba de los Omeyas” también es
un libro que podría usarse como una muy buena guía de viaje, ya que aunque en
él para nada se habla de la Córdoba actual, sino de una ciudad que por
desgracia ya no existe salvo por algún retazo aislado concentrado sobre todo en
la grandiosa y bellísima Mezquita, sí se citan lugares que una vez fueron la
máxima representación de la Córdoba califal. Lugar preeminente en el libro
tiene la Mezquita, definida por Muñoz Molina como un bosque inmenso; y es que
el viajero que por primera vez entra en la Mezquita (ahora y por desgracia
denominada Mezquita-Catedral) tiene la sensación de encontrarse perdido,
desubicado. Sin embargo pronto uno se da cuenta que está dentro de una
verdadera obra de arte, centro mismo del poder de los emires y califas de
córdoba, allí donde plasmaron su poder y grandeza. Y es que la Mezquita
desprende grandeza y poder.
A través de las
vidas de los diferentes emires primero y después califas de Córdoba, Muñoz
Molina traza la vida, historia y desarrollo de Córdoba de manera magistral.
Cuenta anécdotas verídicas, medias leyendas, hechos contrastables y narra acontecimientos
históricos no como un historiador frío y minucioso, sino como un artista de las
letras como es el ubetense. “Córdoba
de los Omeyas” es un fresco de la historia de España que hemos
olvidado, pero que colocó a Córdoba como la ciudad más esplendorosa del mundo
durante varios siglos, como un ejemplo a seguir, como un centro de riquezas,
cultura, ciencia y política envidia del resto de reinos cristianos o no del
mundo conocido, foco al mismo tiempo de rencillas, conspiraciones, asesinatos y
complots.
Son especialmente
reseñables los retratos que hace Muñoz Molina en “Córdoba de los Omeyas” de grandes figuras históricas tales
como Abderramán I, Abderramán II y Almanzor, así como del médico judío Hasday ibn Shaprutm, ya que no se limita a
tratarlas desde su perspectiva histórica tradicional, sino que narra sus vidas
desde que no son más que personas desconocidas a pesar de que sus nombres hayan
perdurado en la historia y se estudien, aunque someramente, en los institutos.
También es de destacar como se refleja en el libro la evolución de Córdoba y el
ambiente que se vivía durante los diferentes periodos que vivió en esa época:
desde los tímidos despertares de su esplendor, hasta la locura y el desenfreno
destructor que terminó por arruinar la más importante ciudad de occidente.
Pero “Córdoba de los Omeyas” no es
simplemente un libro sobre Córdoba y su historia, sino también sobre un sueño;
el sueño de una ciudad imperial más bella que ninguna otra hasta la época; una
ciudad tan resplandeciente que rivalizaría con Babilonia, Bizancio o la Roma
Imperial. Hablo de Madinat Al-Zahra (Medina Azahara), actualmente el más
importante yacimiento arqueológico islámico de España y de Europa, pero que en
su día fue la ciudad más bella del mundo conocido, según crónicas. A escasos 8
km de Córdoba y a los pies de Sierra Morena, fue la ciudad desde la cual
Abderramán III gobernaba, allí donde vivía y era feliz, allí donde la corte se
trasladó siguiendo a su líder, allí donde terminó en fuego y sangre la historia
del Califato de Córdoba con la guerra civil que lo asoló a partir del año 1009.
Muñoz Molina hace revivir la ciudad de Medina para gusto de los lectores, y hace
que quien visite las ruinas no vea piedra sobre piedra, sino vida tras cada
rincón y columna.
Para terminar solo
me falta recordar que “Córdoba de los
Omeyas” no es una novela, no es ficción, sino el fresco de una época de
la Historia de España bastante desconocida para el gran público, el retrato de
unos personajes que marcaron nuestro pasado y llevaron a Córdoba a ser lo que
fue y lo que es aún a día de hoy ya que a pesar de que no quede mucho de esa época
ya olvidada casi en los confines del tiempo, sí que se muestra en el presente a
través de dos de los monumentos más bellos y hermosos de España y quizá del
mundo, como son la Mezquita de Córdoba y Medina Azahara, testigos mudos del
paso del tiempo, custodios de la historia y ante todo testimonios en piedra de
lo que somos. Por esto que nadie espere encontrar en este libro algo que no sea
conocimiento, aunque en este caso venga contado por la pluma de Antonio Muñoz
Molina y por tanto como siempre sea un placer leerlo.
Caronte.
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