Leer a un nobel
siempre es misión compleja y arriesgada por el propio peso del premio y por la
predisposición a la que éste te hace estar. Un Nobel siempre es un reto además,
ya que por norma general los premiados suelen ser escritores bastante
desconocidos antes de que se les conceda, al menos fuera de las fronteras de
sus respectivos países, y vuelven a serlo una vez pasa la euforia de la
concesión y la entrega del mismo; pocos son los autores a los que un Nobel les
sitúa para siempre en la esfera de la fama mundial de la literatura. A Cela el
Nobel le llegó en su plenitud, siendo muy conocido ya en España, no solo por
sus libros sino por su fortísima personalidad y quizá también por su pasado
como censor del régimen. Premiado además con el Príncipe de Asturias y el
Cervantes, y académico durante más de cuatro décadas, Camilo José Cela es uno
de los grandes escritores del siglo XX en España guste o no ya que como todo en
la vida para gustos están los colores.
Pese a que Cela es
una de las figuras referente de las letras españolas, es un autor al que he
tenido bastante abandonado. Hace un par de años leí “La familia de Pascual Duarte” y desde entonces he estado
buscando la oportunidad de seguir leyendo su obra. Esto ha sido así hasta el pasado
Día del Libro cuando mis padres me regalaron “La colmena”, quizá su obra más famosa y probablemente la más
leída de Cela. De por sí esto no hace que esta novela sea la mejor de su autor,
aunque probablemente con tanto consenso sea así, cosa que aún no puedo afirmar
con rotundidad ya que solo he leído dos novelas del escritor gallego.
Puede quedar
pretencioso que un pipiolo lector como soy yo se ponga a criticar y reseñar “La colmena” siendo todo un
clásico de las letras patrias como es, pero en su día me propuse hablar de
todos los libros que pudiera fuera cual fuera su autor, su año de publicación o
su temática. También que poco de lo que diga podrá añadir nada a todo lo dicho
ya sobre esta novela, y por tanto la originalidad de mis comentarios quedará en
segundo plano.
De “La colmena” ya se ha dicho todo o
casi todo pero para mí esta novela es uno de los grandes frescos sobre Madrid
que hay en la literatura. Hay quien la tacha de novela social costumbrista en
la que impera la descripción de las clases populares de la posguerra española,
sin embargo yo prefiero verla como un retrato, quizá el más fiel, de ese Madrid
que por suerte o por desgracia se perdió hace tiempo casi por completo pero que
de vez en cuando, y sobre todo en algunos rincones del centro sigue resonando
como un eco en una cueva. Esta novela es una novela de cafés, de calles, de
plazas, de paseos; es una novela de la calle, de barrio, de ciudad; por eso
dije al principio que este libro es un libro de Madrid, de sus calles, sus
barrios y sobre todo, y por encima de todo también, de sus gentes.
No se puede hablar
de “La colmena” sin decir que
es una novela coral en la que no hay un protagonista ya que el protagonista
principal es la gente, sus vidas, sus desventuras, sus devaneos, su
intrahistoria como diría Unamuno. No puedo destacar ninguno porque todos me
parecen reseñables. Sí es verdad también que hay varios personajes que aparecen
durante toda la novela, Doña Rosa la dueña del café donde van a tomar algo
muchos de los personajes del libro y que por tanto es uno de los escenarios
principales, Julita y su familia y su novio, las diferentes mujeres de
compañía… A pesar de esta multitud de personajes y nombres e historias el
lector al final va poco a poco haciéndose una composición de lugar bastante
clara y al final va recordando nombre que al acabar de leer le resultan familiares,
como conocidos de toda la vida.
Aunque pueda
parecer lo contrario “La colmena”
es una novela de una profundidad muy relevante, tanto en el carácter y
definición de los diferentes personajes, ya sea que aparezcan una única vez en
la narración o acompañen al lector hasta el final, como en los temas que Cela
quiso reflejar en el libro. No hay que olvidar que la novela no pudo ser
publicada originalmente en España debido a la censura franquista, cosa que
desde una perspectiva temporal actual resulta chocante ya que en la novela no
encuentro nada que pueda resultar de mal gusto, ni que atente contra ninguna
moral de manera grave. Es cierto que uno de los principales temas que Cela
trata en el libro es el adulterio, la infidelidad y los devaneos y escarceos sexuales,
cosa que probablemente haya pasado, pase y pasará toda la vida.
Otro de los temas
principales de “La colmena” es
la prostitución y la existencia de “queridas” y así muchos de los personajes
más entrañables, y a la vez protagonistas de las escenas más duras, del libro
son prostitutas y queridas de señores casados y con familias asentadas y
trabajos más o menos respetables. Quizá estos temas fueran los que en su día
sirvieron a la censura para prohibir que la novela fuera publicada en España,
cosa que también dice muy poco del nivel cultural e intelectual que había por
aquella época, primera época del Franquismo, en este país.
Pero como dije al
principio de la reseña “La colmena”
es una novela de Madrid sobre Madrid. Cela hace de Madrid un protagonista
esencial de la novela y su trama, es la colmena del título del libro, ese lugar
en el que viven, malviven y sobreviven las decenas de protagonistas que pasan
por las páginas de esta novela. Cafés ya desaparecidos, casas de comida,
imprentas, casas de citas, lecherías, pero ante todo calles y plazas y
estaciones de metro. Los barrios de Ventas, Chamberí y Malasaña, calles de la
Latina y el barrio de las Letras, esquinas del barrio de Salamanca. Cela
compone casi un mapa viviente del Madrid de la posguerra con sus gentes
humildes todas ellas, de trabajos manuales y rutinarios; tertulias de cafés,
conversaciones puntuales por la calle entre conocidos y vecinos, confidencias a
la luz de la luna y las farolas de gas, secretos guardados por los tabiques de
habitaciones de pensiones de la calle Montera. Todo Madrid está concentrado en
esta novela y el Nobel gallego supo hacer de la capital de España esa colmena
pequeña pero abigarrada de gente y vida.
No voy a añadir
más y simplemente quiero concluir diciendo que la lectura de “La colmena” debería ser una
obligación para todo lector y amante de la literatura, española al menos. Es
una novela que podrá gustar más o menos, resultar más o menos original teniendo
siempre en cuenta la época en la que fue escrita, o que resultará más o menos
entretenida, pero creo que debe ser leída y posteriormente reposada. Además no
hay excusa para leerla ya que el estilo y el lenguaje que Cela usó para este
libro son coloquiales y nada elevado y por ello su lectura es sencilla y rápida.
Luego lo dicho, quien no haya leído esta novela debería hacerlo ya que siempre
será uno de los referentes de la novela española del siglo XX, y además es
nuestro Nobel más reciente, cosa que de por sí ya merecería nuestro respeto.
Caronte.
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