jueves, 14 de junio de 2018

Lectura crítica: "Soñar bajo el agua"

Ya no me corto, ahora cualquier libro que tenga la posibilidad de leer que esté escrito por una mujer y que me pueda llamar mínimamente la atención lo compro y lo leo. Esto me ha pasado con el libro que hoy reseño y del que obviamente no tenía conocimiento ninguno. Gracias a la editorial he podido leerlo. Además de escrito por una jovencísima escritora que hace aparición en escena con esta primera novela, el libro me ha llamado la atención por desarrollarse en Londres, probablemente mi ciudad preferida de todo el mundo (sin contar Madrid claro). Este punto fue determinante a la hora de decidirme a leer la novela ya que todo lo que tiene que ver con la capital inglesa me llama mucho la atención y me atrae sobre manera; y en especial las novelas o libros que tienen Londres no solo como un escenario en el que se desarrolla la acción sino casi como un protagonista vivo más de la historia que en sus páginas se cuenta o se narra, ya que el Londres novelesco poco o nada tiene que ver con el real.

Soñar bajo el agua” es la primera novela de Libby Page, una jovencísima periodista del Guardian, con la que irrumpe en la escena literaria, como suele decirse, a lo grande ya que este libro ha sido todo un éxito en Reino Unido y sus derechos se han vendido a más de una veintena de países. Sin desentrañar mucho el argumento diré que esta novela versa alrededor de una piscina pública londinense al aire libre en un barrio a las afueras. Más en concreto, habría que decir que esta novela es la historia de dicha piscina a través de dos mujeres: una, Rosemary, de 87 años que lleva toda la vida bañándose en dicha piscina; y otra, Kate, joven periodista del periódico local que tiene que escribir una serie de artículos relacionados con el futuro cierre de la piscina para pasar a mano privadas.

Pese a la simpleza a primera vista del argumento de “Soñar bajo el agua”, esta novela va mucho más allá y narra también cómo dos mujeres solitarias, separadas por varias generaciones pasan a ser amigas, y a dejar a un lado su soledad. Aquí es donde Londres juega un papel importante ya que la metrópoli inglesa es un océano de personas en el que si no sabes nadar puedes hundirte rápidamente sin posibilidad de subir a la superficie y por tanto ahogarte. Londres no es para todas las personalidades y aunque está llena de gente, podría decirse que incluso abarrotada, la soledad es uno de sus mayores males. En esta novela es Kate quien vive eso, quien pese a haber siempre deseado ir a Londres a trabajar se siente fuera de lugar, ahogada en el océano de calles y casas que es Londres.

Soñar bajo el agua” también es la historia de una piscina y de un barrio: la piscina municipal de Brixton o The Lido por su nombre en inglés que además es el título original en inglés de la novela. Para quien no conozca Londres hay que decir que es una mega ciudad compuesta por muchos barrios que son tan diferentes entre ellos como un huevo y una castaña. Brixton es uno de esos barrios y como Kate y Rosemary en este caso también es un personaje más de la novela, en este caso a través de su piscina al aire libre (de las pocas que quedan en Londres), un oasis en mitad de un parque en mitad de la jungla de asfalto que es la ciudad. Y esto es uno de los grandes puntos a favor de esta novela ya que me ha permitido descubrir un Londres que imaginé que no existiría: un Londres rural pero urbano, amigable pero solitario, humilde pero sofisticado. Tras la lectura de este libro no es raro que en alguna de mis visitas a Londres decida ir en verano y pasarme por esa piscina ya que nunca imaginé que existiera algo así en la capital inglesa.

La lectura de “Soñar bajo el agua” gracias a su estructura de pequeños capítulos y su estilo sencillo y simple ha sido muy agradable y en apenas tres días me he leído la novela yendo y viniendo del trabajo en el metro. La trama tampoco es compleja ni complicada de seguir ya que a pesar de algunos flasbacks en la vida Rosemary todo ocurre en Londres, más bien en Brixton, y en algunos casos es hasta previsible la trama y lo que va a pasar, hay bastantes similitudes al final de la novela y pocos sobresaltos, cosa que quizá haga un poco plana la historia. Sin embargo, lo interesante de esta novela está en ver cómo pese a ser Londres una ciudad fría y distante hay lugares donde se hace barrio, donde hay fruterías de la esquina, mercadillos diarios, cafeterías de siempre, librerías de viejo donde poder charlar con sus amables dueños, donde existe la amistad bien entendida aunque parezca increíble que pueda existir entre tanto hormigón, ladrillo, asfalto y estrés laboral.

Pese a las evidentes carencias de “Soñar bajo el agua”, carencias que obviamente derivan de que Libby Page es una escritora novel que se ha lanzado a la piscina (nunca mejor dicho) con este libro, el lector que se anime a bucear entre sus páginas (estoy pesado con los símiles acuáticos) se va a encontrar una historia muy bonita, bien contada y bien estructurada que hará que su lectura se cómoda, divertida y sobre todo enternecedora. Hay momentos también para el lucimiento estilístico metiendo dos episodios surrealistas sobre un zorro que se pasea por el barrio como uno más.

Soñar bajo el agua” es además una novela actual, podríamos que decir millenial, ya que en ella son constantes los guiños a las nuevas tecnologías y a su poder de convocatoria y persuasión y de expandir una noticia más allá de unas simples fronteras físicas (en este caso las del barrio de Brixton). Sin embargo, y anteponiéndose a este poder moderno y cibernético de Facebook y Twitter, y demostrando un cooperativismo digno de la profesión, Libby Page no deja pasar la oportunidad de hacer valer el peso que ha tenido (¿y sigue teniendo?) el periodismo, ya que también esta historia va de cómo la presión ciudadana puede hacer que las cosas cambien y que no siempre gane el poder económico por encima de todo. Que nadie se asuste que la novela no tiene ningún tinte reivindicativo ni político ni sociológico ni ideológico.

Para acabar, solo me falta decir que pese a que como con cualquier libro nuevo que empiezo si es de un escritor que no conozco (y más a un novel) tuve mis dudas con respecto a “Soñar bajo el agua”, pero tras su amena lectura he de decir que Libby Page hace un debut bastante aceptable, entretenido, emotivo y profundo (ya que adivino que detrás del personaje de Kate hay mucho de la propia autora). El lector que quiera leer una aceptable novela, muy bien ambientada en Londres, en el Londres real y no en el de las postales típicas, con personajes entrañables y lugares pintorescos, con una historia de valores, sentimientos y amistad va a encontrar en esta novela un gran libro.

Caronte.

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