La mezcla de
géneros literarios es algo que está en alza en el mundo editorial. Cada vez hay
más libros en los que el componente autobiográfico es predominante, cosa que no
sé si achacar a la falta de imaginación de algunos autores o a su afán de
exhibicionismo debido a egos muy superiores a lo normal. A medida que el siglo
XXI avanza es más complicado encontrar narrativa y ficción de calidad donde la imaginación
del autor esté por encima de cualquier otro aspecto en la narración. Es verdad
que toda novela, todo libro tiene gran parte de su autor plasmado en sus
páginas; de hecho la escritura es eso: plasmar con tus palabras todo aquello
que llevas dentro y que quieres contar a terceras personas desconocidas para
que viajen contigo a otra realidad. Pero últimamente la autoficción está más de
moda que nunca. Hoy me toca hablar de un libro que tiene mucho de su autora,
pero que yo encuadraría más en el género del ensayo novelado en el que las vivencias
personales se pasan por un caleidoscopio para disimularlas.
“De la mano” es un libro escrito
por Christie Watson, una enfermera británica que hace unos años dio el salto
desde las diferentes salas de un hospital al mundo editorial, en el que narra
sus más de 20 años al servicio y cuidado de los enfermos británicos como
enfermera en el sistema Británico de Saludo (NHS por sus siglas en inglés).
Estas experiencias vitales y profesionales, como bien dice la autora al principio
del libro están lo suficientemente maquilladas y quirúrgicamente difuminadas
como para que nada sea real y al mismo tiempo todo lo sea, de tal manera que
nadie pueda verse comprometido.
Christie Watson
empieza “De la mano” como no
podía ser de otra manera: hablando de cómo tomó la decisión de ser enfermera. Y
quizá es por esto por lo que creo que este libro está especialmente indicado a
las personas que quieren empezar el camino de ayuda y apoyo a los demás en un
hospital. En las páginas de este libro, sin embargo, no se dice nada de cómo
ser enfermero en el plano técnico, sino cómo debe ser un enfermero en planos
que realmente son los importantes dentro de las frías y asépticas salas y
habitaciones de un hospital o de una clínica donde la enfermedad y la apatía
reinan.
Con un estilo
sencillo, como si fuera una amiga de toda la vida, del colegio, a quien
reencontramos en una cena, la autora va narrando en “De la mano” cómo fue su paso por las diferentes
especialidades de la enfermería y casos que a ella la marcaron y que, por la
naturalidad y humanidad con la que están contados, emocionan con rapidez al
lector. No son pocos los momentos en los que Christie Watson ha hecho asomar
una lagrimilla en mis ojos o me ha hecho un nudo en la garganta y en el
estómago con los casos que expone en el libro, pero de eso se trata: de que un
libro emociones sea cual sea el medio.
La enfermería es
una de esas profesiones que suele estar a la sombra pero sin la cual no
podríamos vivir, o vivir sería mucho más difícil y duro. En “De la mano” uno se da cuenta de
que el sistema sanitario de cualquier país no se basa en los buenos médicos o
en los grandes investigadores que hacen que la medicina avance, sino en los
buenos profesionales de la enfermería que hacen que el paso de los pacientes
por un hospital, sea cual sea su estado, sea más digno y humano. Sin los
enfermeros los pacientes no se recuperarían tan pronto y los hospitales serían
lugares mucho menos amables de lo que de por sí son.
Cuando he terminado
de leer “De la mano” me he
dado cuenta de la cantidad de emociones que un enfermero debe experimentar,
aguantar, contener y digerir durante su trabajo. Un enfermero ve morir
ancianos, mujeres, hombres y niños. Son esos niños los que sin duda marcan este
libro ya que son ellos, tan indefensos siempre, tan inocentes, tan poco
vividos, tan tiernos, los que nos hacen ver que la vida no es más que una sucesión
de eventos y que está llena de muerte a nuestro alrededor, porque en el fondo
vivir no es más que la principal causa de muerte en el mundo. Por eso ahora
pienso que los enfermeros son personas con un corazón enorme, cuyo sueldo nunca
es suficiente para el bien que suelen hacer (siempre hay excepciones claro).
Sin embargo, hay
algo en “De la mano” que me
sobra y es que habla mucho del sistema de salud británico. Christie Watson no
solo plasma en papel su vida como enfermera sino que ataca duramente a los
diferentes gobiernos británicos, en especial al actual, por su dejadez hacia la
sanidad pública, haciendo que el sistema continuamente se vaya degradando por
falta de medios, personal y mantenimiento. Además hay muchas referencias a que
al lector de fuera del Reino Unido le van a sobrar o al menos a sonar a chino
ya que obviamente no estamos metidos en la cultura británica ni puestos al día
de lo que allí pasa y está de moda o no. Es la única pega que le puedo poner al
libro.
Para acabar solo
me falta decir que sin ser una novela o un ensayo propiamente dicho, “De la mano” es un libro
conmovedor que me ha abierto los ojos con respecto a una profesión generalmente
menospreciada por la sociedad pero sin la cual seríamos menos humanos muchas
veces. Quien quiera estudiar enfermería y dedicarse al cuidado de los demás
debería leer sus páginas, y quien ya ejerce la enfermería es probable que si lo
leer se vea reconocido en muchas situaciones del día a día. Para el resto de
mortales leer este libro implicará mirar con otros ojos a esas personas,
mujeres y hombres, que hacen que la “vida” en un hospital sea mejor.
Caronte.
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