jueves, 24 de enero de 2019

Lectura crítica: “Eva”


Lo he dicho ya alguna vez: no soy de sagas literarias (salvo la excepción de Harry Potter sin la cual no sería el lector que soy ahora). Hecha esta aclaración he de decir que cuando en un sorteo en Internet me tocó el primer libro de la que se ha convertido en una de las sagas revelación de los últimos años, “Falcó”, sentí curiosidad y algo de pereza por pensar que si la saga se alargaba mucho tendría que ir leyendo libros cada equis años para ir sabiendo de los personajes. Sin embargo, Pérez-Reverte, su autor, sabe manejar estos asuntos como buen profesional de la literatura que es y ha escrito lo que ha querido en tres volúmenes que ha publicado casi de manera sucesiva asombrando a propios y extraños. El libro que reseño hoy es el segundo ejemplar de esa trilogía y fue un regalo “sorpresa” de Reyes. Grata sorpresa tanto por el regalo en sí, como por la propia lectura, que como me pasó con el primero de los libros me ha encantado y me ha parecido increíble.

Eva” es la continuación inmediata de “Falcó” tanto en personajes como en trama. Si el primer ejemplar de esta trilogía se desarrolló en territorio Español, esta continuación se vuelve internacional y exótica, tirando de un escenario clásico de las novelas de espías como es Tánger. Los personajes son los mismos, Lorenzo Falcó, el Almirante, Paquito Araña y, cómo no, Eva quien da nombre a este segundo volumen de la saga y que los que leímos el primero pensábamos que estaba amortizado como personaje. Pero en alguien como Pérez-Reverte es mejor no dar nada por sentado.

En esta segunda entrega de la saga la trama gira en torno a un buque carguero republicano anclado en Tánger y cargado con unas cuantas toneladas de oro español. En “Eva” el Almirante, jefe de los servicios secretos ‘nacionales’ encarga Lorenzo Falcó ir a Tánger para recuperar, ese oro, el barco o conseguir que su capitán lo entregue. Los medios para conseguirlo son típicamente Falcó. No faltan traiciones, muertes, golpes, sexo, alcohol, cafiaspirinas y sobre todo ironía, mucha ironía.

Pero dejemos a un lado la trama de “Eva”, porque con esta segunda entrega Pérez-Reverte se ha revelado como un maestro de la novela negra o de espionaje (no sé muy bien cómo calificarla) y yo creo que sin quererlo, se ha situado a la altura de los grandes clásicos de este género. No exagero diciendo que es uno de los libros que más he disfrutado recientemente: la trama, los personajes, el escenario y la manera en que está escrita esta novela, hacen que todo forme una unidad compacta perfectamente engrasada que hace que el lector, en este caso yo mismo, no pueda dejar de leer y quiera continuar un poco más cada vez que coge el libro para saber qué pasa a continuación.

No es solo que “Eva” sea una novela de espías y aventura redonda, es que es perfecta en su concepción. A nadie se le escapa que Pérez-Reverte es un artesano de la novela y la escritura. Organiza, estructura y prepara sus libros al milímetro para que nada se le escape; todos los detalles, por muy nimios que parezcan ayudan a que el lector viaje al Tánger de los años 30 y se adentre en la trama de mano de Falcó y los demás personajes. Y son estos personajes, conocidos y nuevos, los que hacen de las obras de Pérez-Reverte obras literarias muy entretenidas.

Quiero hacer mención por encima de otras cuestiones a los personajes que aparecen en “Eva”. Pero no voy a hablar de Falcó (que sigue tan mujeriego, bribón y oscuro como siempre), el Almirante (cuyas conversaciones con Falcó son de las más divertidas que he leído) y Paquito Araña (un homosexual de armas tomar que se sale de cualquier típico tópico). Voy a hablar de para mí los personajes que dan a esta novela otro nivel. Por un lado están los capitanes del Mount Castle, capitán Quirós, y el destructor ‘nacional’, capitán Navia; ambos hombres fieles a sus oficios de marinos con una misión, lejos de ideologías y partes, cuyas conversaciones en la novela son de un honor y una rectitud infinitos. Por otro lado tengo que hablar de Moira Nikolaos un personaje femenino que no sé por qué me da a mí que viene inspirado por alguna periodista reportera de guerra de los tiempos de Bosnia de Reverte, cuya importancia en la novela es primordial, no solo para la trama sino para conocer un poco más a Falcó y su pasado. Y por último he de volver al personaje que da nombre a la novela, Eva, Eva Neretva, quien vuelve a ser fundamental en la trama para volver a poner a Falcó en un brete dejándole de nuevo bastante tocado.

Pérez-Reverte ha conseguido con “Eva” llevarme a una época en la que quizá nunca me hubiera visto viviendo, pero que tras esta entrega de la trilogía de Lorenzo Falcó (aunque según el propio autor probablemente vuelva a haber alguna otra aventura más) me atrae más que nunca. La literatura está para eso: para transportarnos a épocas que no nos han tocado vivir y que solo podemos imaginar, y para conocer personajes y personalidades con las que nunca mezclaríamos nuestra vida. Fantasear a fin de cuentas puede ser el objetivo fundamental de la literatura, y cada vez tengo más claro que Pérez-Reverte es uno de esos grandes escritores que lo consiguen.

Eva” tiene absolutamente todos los ingredientes de la novela clásica de espía: calles empedradas, niebla, mujeres hermosas, hombres despiadados, celos, envidias, traiciones, destellos de puñales en la noche, gritos, sangre y muerte, alcohol, grandes conversaciones, humo de tabaco, sombreros y gabardinas… Lo digo sinceramente, esta novela ha colmado todas mis expectativas, me ha divertido, intrigado, animado a seguir leyendo y a viajar a Tánger y sobre todo me ha entretenido con una literatura de muy alta calidad no apta obviamente ni para lectores de folletines, ni para lectores de superventas de ochocientas páginas. En las páginas de “Eva” el lector encontrará al Arturo Pérez-Reverte más mordaz, irónico y feliz, ya que se nota que estos libros los ha escrito divirtiéndose con cada palabra plasmada en papel y eso es siempre de agradecer.

Caronte.

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