La novela que reseño
hoy no está publicada en castellano que yo sepa. Di con ella gracias a un
artículo de El País en el que se hablaba de autores de novelas de espionaje y
thrillers políticos. Me sorprendió dar con el nombre de Charles McCarry y ver
hasta qué punto este escritor americano es a los EE.UU. como Le Carré para el
Reino Unido, salvando las enormes y abismales distancias que creo que existen
entre ambos escritores pese a sus más que notables paralelismos literarios y
también personales. Escogí además esta novela porque es de las pocas que no
tienen como protagonista al personaje principal, y quizá alter ego literario de McCarry. Este tipo de sagas literarias en las
que un escritor encuentra filón me dan mucha pereza de por sí ya que es como si
me “obligaran” a leer más de ellas (no meto como saga literaria las novelas de
Le Carré protagonizadas por Smiley ya que nada tienen que ver con ello).
Intentaré evitar las comparaciones con Le Carré en esta crítica, pero son casi
inevitables para desgracia de McCarry.
“The Shanghai factor” es una
novela de espías del siglo XXI. Su acción se desarrolla entre China y EE.UU.,
entre Shanghai, Washington y Nueva York. A nadie se le escapa que estas tres
localizaciones son a día de hoy los mayores centros de poder del mundo, donde
se toman decisiones que nos afectan a todos, y generalmente sin que nos demos
cuenta, a espaldas de todo y de todos, incluidos también gobiernos y
gobernantes. Los servicios secretos de los países lejos de buscar lo mejor para
sus naciones buscan lo mejor para una serie de intereses y personajes
abstractos que no tienen ni voz, ni presencia física, ni rostro, pero que
manejan absolutamente todo a escala global.
La novela está
dividida en 4 partes y aunque por el título el lector podría pensar que “The Shanghai factor” se
desarrolla primordialmente en China, con todo lo exótico que eso puede tener
para un lector occidental, no es así. Son escenarios americanos los que mayor
protagonismo tienen en la novela, aunque los personajes chinos, con sus nombres
muchas veces confundibles por su similitud, tienen una presencia constante
tanto en Shanghai como en Nueva York. El punto inicial es un encuentro “¿casual?”
entre el protagonista de la historia y una joven muchacha china llamada Mei. A
partir de entonces los acontecimientos se van enlazando de manera bastante inverosímil
a veces desde mi punto de vista.
Pese a que “The Shanghai factor” tiene sobre
el papel todos los elementos que una buena novela de espías debe tener,
probablemente si no fuera yo un lector que tiene a Greene y Le Carré como dos
maestros indiscutibles de este género hubiera terminado esta novela encantado.
Pero no ha sido así. Constantemente he ido buscando y esperando encontrar
sensaciones, imágenes, emociones que suelo encontrar en las páginas de las
novelas de los dos ingleses que acabo de nombrar. No las he encontrado en
ningún lado.
Puede que suene
bastante subjetivo y en cierto modo sugestionado por lecturas anteriores, pero
McCarry y “The Shanghai factor”
me han resultado una decepción total y absoluta. Para mi gusto la novela tira
mucho de dobles sentidos, de falsas apariencias, de clichés muy usados ya y muy vistos. El ritmo de la novela tampoco
me termina de gustar, va todo muy a trompicones, muy a salto de mata, muy
previsible a veces. Los personajes salvo el protagonista y narrador de la
historia, son bastante planos para mi gusto, y en general en cierto sentido
hasta absurdos forrados de nuevo de prototipos largamente usados en las novelas
de espías que ya no sorprenden a nadie. Puede que suene duro, pero es la
realidad, tengo la impresión de que McCarry siempre ha vivido a la sombra
literaria de Le Carré. Esta novela parece más un intento de querer decir que él
es buen escritor, capaz de generar historias originales que toquen al lector y
le hagan ver los hilos ocultos que mueven el mundo.
Como no me gusta
hacer leña del árbol caído y creo que es más útil hacer una crítica de un libro
que haya gustado que de uno que no, no voy a añadir más sobre “The Shanghai factor”. Creo que ha
quedado claro que he quedado decepcionado con esta novela, que no me ha
emocionado, ni hecho pensar, ni removido por dentro. No creo que vuelva a dar
una oportunidad a Charles McCarry, prefiero quedarme con quien para mí es
indiscutiblemente el mejor escritor de novelas de espías de la historia (aunque
añadiría que es el mejor escritor vivo en lengua inglesa) como es John Le Carré.
O dicho de manera más cruda, prefiero el original a la copia americana, siempre
tan llena de prejuicios, envidiosa y carente de originalidad.
Caronte.
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