La verdad es que no
he sido, ni soy, lector de novelas cuya trama o hilo conductor estén en pleno
presente. Siempre me tirado más por historias ambientadas en tiempos pasados o
simplemente atemporales cuyo desarrollo podría ser a principios de los sesenta
o a mediados de los dos mil. Es algo que sin decidirlo de manera expresa he
terminado haciendo más o menos sin pensar. Razones quizá haya varias, o quizá
ninguna y sea todo casualidad. Y menos aún leo novelas cuyo tema principal sea
la política, los políticos y las consecuencias de ambos. Hay thrillers
políticos fantásticos y autores que hacen de este género toda una gran fuente
de ingresos escribiendo novelas como un churrero hace churros un 5 de enero
durante la cabalgata de reyes. Este tipo de novelas, este género literario,
mejor dicho, suele producirme mucha pereza porque en el fondo ya sea en India o
en Badajoz los fajos fondos de la política son los mismos y por tanto las
historias para contar terminan siendo repetitivas.
Pero voy a lo que me
atañe hoy que es la novela “Cal viva”.
De nombre bastante llamativo y proveniente de la famosa frase que un líder
político de izquierdas español pronunció en el Congreso de los Diputados
atacando a otro líder progresista del principal partido gobernante en España a
quien en su momento quería superar como líder de la oposición al gobierno
conservador de aquel entonces, esta novela recorre prácticamente 40 años de la
historia política de España, principalmente de los años del gobierno de Felipe
González.
No quiero dar muchas
pistas sobre el argumento de “Cal viva”,
pero todo gira en torno a la relación (inexistente) entre un padre que en su
día fue un alto cargo y diputado de los gobiernos socialistas y su hijo,
periodista frustrado que vaga por Madrid abrumado por recuerdos e ideales un
tanto falsificados por una política miserable. Ambos, padre e hijo, metidos en
una bruma pasada de la que solo las exigencias irrenunciables que la vida acaba
imponiendo terminan de nuevo por reunir, narran en capítulos alternos (con
algún interludio más literario que político) sus recuerdos del pasado político,
glorioso para el padre falaz para el hijo, de España.
Por las páginas de “Cal viva” aparecen nombrado
directamente o simplemente insinuados de tal manera que todos sabemos de quien
se habla, políticos de todo signo político y condición. La leyenda (negra, gris
o blanda) de los años en los que España pasó de ser un país que casi recae en
una dictadura militar con el Golpe de Estado del ‘81 a ser el gran país referente
en trenes de Alta Velocidad y organización de eventos mundiales (JJOO y Expo
del ’92). Se tratan asuntos delicados de los que todos hemos oído hablar, y más
que nunca recientemente.
La política
presente, pasada y futura inundan todo el libro. “Cal viva” es una especie análisis exhaustivo de lo que la
‘nueva política’ está trayendo a España, de los pecados que parece estamos
volviendo a cometer, de la política de voces y oídos tapados en la que se grita
creyendo que se tiene razón y no se escucha ni a propios ni a extraños por si
las palabras ajenas nos hacen replantearnos nuestras ideas y darnos cuenta de
lo erróneas que hayan podido ser.
“Cal viva” es un libro que no
aburre y que tiene un ritmo lo suficientemente activo como para que el lector
quiera seguir leyendo más y más. La pesadumbre que padre e hijo tienen por sus
respectivos pasado y presente enganchan al lector haciéndole incluso que tome
partido por una de las visiones, prácticamente contrapuestas, que ambos
protagonistas de esta historia plantean. Viendo la política actual, pesada,
repetitiva, vil, miserable, hipócrita, y leyendo este libro uno se da cuenta de
qué poco han variado las cosas en España y de cuánto deberíamos cambiar para
dignificar la vida pública en este país.
Aviso de una cosa
importante: quien tenga una visión muy partidista de la política es mejor que
no se acerque demasiado cerca de “Cal
viva” y menos aún si la ideología tira más hacia la izquierda. A una
novela devastadora con ideales como esta es mejor acercarse sin ningún tipo de
prejuicio previo para dejar que la parte de realidad que toda ficción contiene
nos sorprenda. Otro aviso importante: no hay que dejar de tener presente
siempre, en cada página, que estamos ante una obra de ficción que si bien se
basa en hechos ocurridos en este país en los últimos 40 años no deja de haber
salido de la imaginación de su autor.
“Cal viva” ha sido una grata
sorpresa ya que no esperaba encontrarme en una historia política algo que me
enganchara y me entretuviera como lo ha hecho este libro. He disfrutado y he
comprobado que la imagen miserable que tengo de la vida política es así porque
siempre ha sido así, para desgracia de todos. Bien escrita, con buen ritmo, con
personajes interesantes que transmiten emociones muy diversas y con una
historia de fondo llena de actualidad; esta novela tiene prácticamente todo lo
que se le puede exigir a un libro para entretener, y esto lo hace a la
perfección.
Caronte.
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