jueves, 24 de octubre de 2019

Lectura crítica: "Smiley's People"


Ni es la primera vez, ni será la última que vaya a hablar de una novela de John Le Carré. Los que ya os habéis metido alguna vez en el blog conocéis mi debilidad por este escritor inglés: para mí el mejor escritor inglés de la segunda mitad del siglo XX y de parte de lo que llevamos de siglo XXI. De hecho, añadiría que es el mejor escritor inglés vivo a día de hoy. Es innegable que desde que hace 10 años descubrí a Le Carré de mano de mi profesora de historia del instituto no he dejado de leerle y seguirle. Este mismo mes de octubre a sus 87 años de edad publica su vigésimo quinta novela; novela que compraré en el momento en que vuelva a Londres (que espero que no sea a muy tardar). Pocos autores consiguen con un libro que mi alma viaje tan lejos, se camufle entre las páginas y participe de primera mano de lo que se narra en ellas. Siempre volveré a leer a Le Carré y espero que me queden muchas hojas aún para hacerlo.

No solo leer a le Carré para mí es un verdadero placer, sino que además leerle en una novela que cierra la que probablemente es su obra literaria más importante, es aún más intenso. “Smiley’s People” es la novela que cierra la saga del agente George Smiley y que culmina con la caza a su contraparte soviético, Karla. Londres (cómo no) y el Circus, París, Suiza, Hamburgo y Berlín (con una última escena muy cinematográfica que me ha recordado a Spielberg y su “Puente de los espías”) son los escenarios por los que Smiley y su gente tejen una telaraña de información encaminada a cazar al gran enemigo y rival del MI6.

Smiley’s People” es una novela que bien podría dividirse en dos partes bien diferenciadas. La primera, que empieza con dos capítulos escénicos en los que se nos plantean dos vidas y dos actos en Paris y Hamburgo es la que fija la trama, la que pone en contexto al lector e hila todo con libros pasados y personajes ya familiares para los que hemos seguido a Le Carré. La segunda parte es en la que la red empieza a estrecharse, cuando las piezas situadas sobre el tablero en la primera mitad del libro empiezan a moverse y la partida se acelera hasta llegar a ese final tan Le Carré: sutil, sencillo, profundo, íntimo.

Por norma general a John Le Carré se le considera un mero escritor de entretenimiento (como si esto fuera algo malo) cuyas novelas son todas de género (en este caso novela de espionajes y thrillers políticos algunos también). No voy a negar estas acusaciones, pero quien haya leído a Le Carré sabe perfectamente que sus libros no son meros best sellers, que lo son, sino novelas de una calidad literaria que ninguno de los escritores de pacotilla que van a dos novelas al año serán capaces nunca de escribir. “Smiley’s People” es una novela de una complejidad muy grande, tanto por su trama (tan bien hilada que el lector solo al final termina por tener una imagen completa del tapiz tejido durante todas sus páginas) como por sus personajes.

Smiley’s People” es una novela en la que la maestría narrativa de Le Carré vuelve a un punto muy alto. Las descripciones del ambiente y las acciones son tan exactas que el lector (y a mí me ha pasado) se transporta a los lugares donde se desarrolla la acción: calles de París, el Londres más clásico, Hamburgo y su ambiente portuario, Suiza y su frío ambiente (fantástica es el seguimiento a uno de los personajes por Berna) y para culminar Berlín y su muro. Pero no solo las descripciones son extraordinarias; los diálogos entre Smiley y su gente son de lo mejor que he leído: ese ritmo, esa profundidad, ese doble sentido siempre, esa doble moral, esa incapacidad para saber qué es verdad, qué mentira y qué medio verdad o mentira.

Las novelas de Le Carré son todas laberínticas. En ocasiones uno no sabe en qué momento temporal de la narración está. “Smiley’s People” no es diferente, aunque a diferencia de otras tiene una acción bastante lineal en cuanto a desarrollo temporal se refiere. Apenas hay flashbacks, recurso que Le Carré usa mucho para mostrar las partes ocultas de sus tramas, esas que terminan de embrollar al lector haciéndole que esté pendiente al cien por cien de la trama para no perderse ni agobiarse intentando recuperar el hilo argumental y avanzar en la tela de araña que suelen tejer las novelas de Le Carré. Pero esto es lo que me tiene adicto a este escritor: esa manera de retorcer todo y enganchar a un lector en una trama de espionaje que toca todos los sentimientos humanos y que plasma como nadie nuestras bajezas morales ante dilemas de difícil solución.

Como ya he dicho con “Smiley’s People” se cierra una saga de novelas protagonizadas por George Smiley, para mí uno de los personajes literarios más importantes de la literatura anglosajona de todos los tiempos. Y siento pena por haberme terminado este libro. Pena porque sé que ya no hay más novelas en las que Smiley tenga voy y cuerpo. Pena por no volver a leer sus preguntas siempre incisivas y directas al grano, sus argucias, sus planteamientos, ni a volver a ver sus fantasmas del presente y del pasado. No puedo recomendar leer esta novela sin que antes al menos se hayan leído las dos novelas precedentes que pueden conformar la trilogía (llamada así por simplificar) de Smiley-Karla. Pero siempre recomendaré leer cualquiera de las novelas de Le Carré porque todas aportan algo, todas mueven algo en la conciencia del lector.

Caronte.

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