jueves, 20 de febrero de 2020

Obabakoak


Hace ya tiempo que tenía entre ceja y ceja, en mi punto de mira, a Bernardo Atxaga: flamante ganador del Premio Nacional de las Letras Españolas de 2019. Y es que hace tiempo que me llama la atención este escritor vasco, y digo vasco con todo el sentido de la palabra y todo su significado, ya que Atxaga no escribe en castellano sino en euskera y es su mujer la que traduce sus libros al castellano. No es casualidad, por tanto, que Atxaga sea el escritor vasco más conocido y el que más vende, cosa que en este caso además se conjuga con una calidad literaria que pocos escritores de este país consiguen: popularidad entre lectores y buenas reseñas entre los críticos (siempre con excepciones, ya que tengo la impresión, por algún que otro comentario leído a raíz de su última novela publicada, que genera cierta envidia entre el gremio). Pero esta lacra en mi biblioteca personal ha terminado y además con la que quizá es su obra más famosa y la que más repercusión ha tenido.

He elegido “Obabakoak” como primera lectura que hago de Atxaga por varias razones. La primera es que es quizá (y podría perfectamente quitar el “quizá”) su libro más completo y más suyo, el más vendido y por el que se le conoce en la mayoría de países a los que su obra se ha traducido. No obstante, al ser un libro de relatos en los que simplemente hay un nexo espacial entre ellos es perfecto para empezar a leerle ya que si en algún momento al lector no le termina de convencer cómo narra y cuenta Atxaga se puede dejar el libro sin tener esa sensación, que creo que todos los lectores hemos tenido alguna vez, de impotencia al pensar en abandonar la lectura de dicho libro.

Obabakoak” es un conjunto de cuentos y relatos que tienen como nexo común el pueblo vasco de Obaba. Quien quiera buscar en Google Maps dicho pueblo tras leer este libro se encontrará con el problema de no poder ubicarlo en ningún mapa, ya que, como la Tierra Media para Tolkien, Región para Benet o Mágina para Muñoz Molina, Obaba es para Atxaga su tierra prometida: allí donde vive su literatura, por donde discurren los ríos de su imaginación y las estrellas de su estilo brillan con luz intensa y única.

La magia de la narración pura, sin artefactos que empañen la claridad a la hora de contar las historias, hacen de “Obabakoak” un libro que se deja querer y que casi se lee solo, ya que el lector termina sumergido en un mundo tan fantástico y a la vez tan netamente real que solo puede disfrutar y dejarse llevar por Atxaga. El lirismo que en cada narración Atxaga consigue impregnar y transmitir al lector pocos autores lo han logra, y mirad que llevo libros y libros leídos. En ciertos momentos me he acordado bastante de García Márquez (salvando las inmensas y obvias distancias entre un escritor y otro). Supongo también que la traducción de su mujer del euskera al castellano ayuda a que no se pierda un solo ápice de la intención de Atxaga a la hora de transmitir los sentimientos y sensaciones que pretende con cada frase y metáfora.

En “Obabakoak” hay relatos de todo tipo y para todo tipo de lectores. Desde la historia de una maestra solitaria de un pueblo, hasta un cuento ambientado en la lejana Persia, pasando por Hamburgo y su frialdad germánica. (Es curioso, por cierto, la fijación de Atxaga con Alemania, especialmente Hamburgo, ya que en varios de los relatos de este libro sale esta ciudad germana mencionada e incluso sirve de ambientación para algún relato). Pero da igual donde se desarrollen el relato o quienes lo protagonicen, todas las narraciones comparten estilo, gusto por contar algo de manera brillante, intensidad y gancho para el lector.

Lo bueno que tienen los libros de relatos, y por tanto “Obabakoak” también, es que te permiten contemplar el universo creador de un escritor en todos sus ámbitos y facetas. Los escritores buenos de verdad son lo que no se limitan a un único género literario y por tanto son capaces de crear historias encuadrables en géneros variados y ambientarlas en muy diversos lugares. Por esto creo que no he podido elegir mejor obra de Atxaga para adentrarme en su mundo y universo literario. Con una belleza inmensa, un estilo narrativo lleno de imágenes oníricas, un realismo no empalagoso ni sucio, unos personajes que dejan una sutil pero firme huella en el lector y un ritmo que atrapa, pero no ahoga; las historias que se narran en este libro pasan por delante de los ojos del lector como si de golondrinas se tratara: esos pájaros que conocemos de siempre, pero de los que solo al contemplarlos con tranquilidad y calma somos capaces de admirar su rotunda belleza.

A medido que he ido investigando sobre Atxaga mientras terminaba “Obabakoak” me he dado cuenta de que es un escritor que levanta ampollas entre sus compañeros de profesión. Y creo que esto es así porque en el fondo la envidia sigue siendo uno de los elementos que más cohesionan a los españoles entre sí (da igual la región). Obviamente Atxaga es un escritor diferente y eso se nota en este libro, nada tiene que ver con otros escritores no ya vascos, sino simplemente contemporáneos de su generación. Los relatos de Obaba son únicos y forman un universo literario tan partículas como común a todos los hombres y mujeres. Odio, envidia, miedo, ciudad, naturaleza, amor, pasiones, muerte, leyendas, mitos, literatura y aventura. Todo cabe en la literatura de Atxaga y éste plasma estos temas con una naturalidad y un realismo que pocos escritores he leído que hagan.

Caronte.

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