jueves, 12 de febrero de 2015

Lectura crítica: "Plenilunio"

De Antonio Muñoz Molina tengo pendientes por leer varias novelas ya que no fue hasta el año pasado cuando empecé a leer su obra y la verdad es que me gustaron las dos primeras novelas suyas que me leí. Lo que pasa es que como no me gusta leer seguidas obras del mismo autor, al final se me han ido acumulando poco a poco la lectura de varios libros que descansan en las baldas de mi biblioteca. Pero poco a poco les voy dando salida, aunque por desgracia y debido a las tareas de la universidad este año parece que llevo un ritmo menor al del año pasado.

Hace unos días me terminé “Plenilunio”, una de las obras más famosas y celebradas por público y crítica de Muñoz Molina. Y debo decir que he vuelto a quedar admirado con la capacidad de este escritor para atrapar al lector en las páginas de sus novelas desde el principio hasta el final, haciendo que dejar la lectura sea casi imposible. El estilo envolvente que en esta novela despliega Muñoz Molina es increíble y tras un principio en el que es posible que al lector le cueste meterse en la historia y le resulte pesado leer, se nos descubre una historia profunda, llena de detalles y sorpresas que poco a poco el lector va desentrañando hasta completar una novela redonda y ante todo muy recomendable.

Empecé esta novela con algunas reticencias, no porque pensara que no me iba a gustar, sino más bien por el momento adecuado para leerla. Todo lector compulsivo sabe que cada novela tiene un momento para ser leída, o incluso releída, y si dicha novela no se lee en ese momento no se disfruta todo lo que se debería. Por esta razón cuando empecé “Plenilunio” me sentía un poco frío con lo que estaba leyendo. Sin embargo con el paso de las páginas y la profundización en la historia terminé por engancharme a la novela y al final no solo leía compulsivamente sus páginas sino que la historia me envolvió por completo hasta llevarme a Mágina, ese escenario tan real como fantástico, que solo existe en la imaginación de los lectores de Muñoz Molina, pero que a la vez es tan real como un pequeño gran pueblo jienense rodeado de un mar de olivos que tuve la suerte de visitar y vivir durante unos pocos días hace unos cuantos veranos.

La historia que se narra en las páginas y capítulos de “Plenilunio” es la investigación del brutal abuso y asesinato de una menor de edad en el ya mencionado ambiente rural de Mágina. Este acontecimiento sembrará de miedo al pueblo, poco acostumbrado a este tipo de hechos que harán que la habitual alegría y espontaneidad de un pueblo del sur de España mute en taciturnidad y todo se vuelva gris. Los dos protagonistas principales son respectivamente el héroe de la historia, el inspector encargado de investigar el asesinato, y el antihéroe, el asesino. Ambos personajes quedan sin nombre durante toda la novela, por lo que Muñoz Molina hace un trabajo formidable para evitar caer en la tentación de hacer reales a dos personajes que se complementan y a la vez se oponen de manera tan radical a lo largo de la novela. Por un lado el inspector es un policía llegado al sur desde el País Vasco donde había estado destinado con anterioridad y donde había vivido la amenaza constante del terrorismo; esta circunstancia hace que la personalidad del inspector se vea tocada con tonos grises y melancólicos, casi de ausencia de conciencia de quién es. Por otro lado tenemos al asesino, un joven obligado por sus circunstancias personales a trabajar para sacar adelante a sus padres, ya mayores y que vive en una frustración constante y en un rencor hacia la sociedad creados por un trauma durante la mili; además se añade a la personalidad del asesino una obsesión sexual que le lleva a cometer el asesinato de la menor y a dejarla abandonada en un parque.

Al lado del inspector aparecen otros personajes que le complementan y permiten introducir en la historia negra que se narra en “Plenilunio” unos apuntes más personales y reflexivos sobre la búsqueda de la identidad personal. Por un lado tenemos al forense Ferreras que da el contrapunto al tono gris y melancólico del inspector, con un poco de ironía y quizá algo de sentido común. Pero sobre todo a la profesora Susana Grey, que entra en escena cuando es interrogada por el asesinato de la menor ya que es su profesora en el colegio. En seguida entre el inspector y la profesora se crea una relación que destaca por su tensión sexual y sentimental. Para mí la interacción que se produce entre el inspector y la maestra es lo mejor de la novela porque hace que el carácter taciturno y gris del inspector debido a su trabajo, a sentirse como pez fuera del agua y a los problemas de su mujer, cambie por completo y parezca otra persona.

Con este planteamiento de personajes se desarrolla una historia llena de luces y sombras, escriba de manera magistral por Muñoz Molina. “Plenilunio” es, por encajarla en algún género literario común, una novela negra, policíaca, y además de las buenas. Puede ser que quien esté acostumbrado a la novela negra o policíaca anglosajona o nórdica encuentre ésta un poco pesada con demasiada carga descriptiva, no solo de personajes y lugares, sino también de sentimientos y que esté llena de reflexiones sobre la búsqueda de la personalidad humana y de quiénes somos. Y es cierto. Esta novela está llena de descripciones, pero son de tal intensidad, de tal calibre y de tanta calidad que sin ellas la novela no llegaría a envolver al lector como creo que esta obra consigue hacer. Sin embargo la propia historia relacionada con el asesinato de la menor, su búsqueda, la investigación y la tensión que vive el inspector por no encontrar ningún indicio que seguir, y la ansiedad del asesino, turbado por su pasado y sus traumas tanto pasados como presentes, no tienen absolutamente nada que envidiar a las más famosas novelas policíacas que ahora están tan de moda. Podría incluso decir que esta novela es probablemente de los primeros ejemplos profundos de novela negra española.

Quien quiera atreverse con “Plenilunio” debe echarle paciencia porque el comienzo como ya he comentado es un poco duro, sobre todo si no se está acostumbrado a leer libros con mucha carga narrativa ni descriptiva. Esta es una novela para disfrutar no solo de una historia adictiva, negra, desgarradora y profundamente cautivadora, sino también con el lenguaje y el estilo que Muñoz Molina despliega en todas y cada una de sus páginas, un lenguaje que termina por absorbente e introducirte en la historia como un testigo más de los acontecimientos que se van desarrollando. Poco a poco quien pase ese primer muro de respeto y densidad narrativa descubrirá un ritmo asombroso en la narración, aunque pueda parecer lo contrario, y terminará por querer seguir leyendo a pesar de que la madrugada y haya llegado, o porque el metro haya llegado a la parada de destino. Quiero hacer notar al lector que esté atento y no olvide un pequeño pasaje de la novela que creo recordar está en la primera mitad del libro. Un pasaje que parece no tener relación con la historia principal pero que al final, cobra todo el sentido. Un final por cierto que me dejó totalmente descompuesto y con la boca abierta (en sentido metafórico). Hay que estar atento, por tanto porque todo lo que Muñoz Molina incorpora a la historia tiene su sentido.

Caronte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario